El índice de precios de consumo (IPC) de Estados Unidos se situó en el 2,9% interanual en el mes de julio, lo que implica una desaceleración de una décima respecto al dato previo y su menor cifra desde marzo de 2021, según ha informado este miércoles la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo del país.
De su lado, el índice subyacente, que excluye de su cálculo los precios de los alimentos y la energía por su mayor volatilidad, cerró el séptimo mes de 2024 con un incremento del 3,2%, una décima menos y menor marca desde abril de 2021.
Por su parte, los alimentos se encarecieron un 2,2% interanual, mientras que la energía fue en julio un 1,1% más cara que doce meses antes.
El dato de julio podría contribuir a la normalización de la política monetaria por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), ya que apunta a una contención de la inflación, si bien la variable preferida por la Fed para monitorizar el coste de la vida es el índice de precios de gasto de consumo personal (PCE).
En lectura mensual, la tasa general del índice subió un 0,2% frente al retroceso del 0,1% de junio, al tiempo que la subyacente repuntó una décima y avanzó un 0,2%.
POLÍTICA MONETARIA
El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de la Fed decidió a finales de julio mantener los tipos de interés en el rango objetivo de entre el 5,25% y el 5,5%, en máximos desde enero de 2001.
En su comunicado, la entidad subrayó que al considerar cualquier ajuste para la tasa de fondos federales, el Comité evaluaría cuidadosamente los datos entrantes, la evolución de las perspectivas y el equilibrio de riesgos.
«El Comité no espera que sea apropiado reducir el rango objetivo hasta que haya ganado mayor confianza en que la inflación se está moviendo de manera sostenida hacia el 2%», anunció.
No obstante, el banco central estadounidense destacó que la inflación había disminuido en el último año y reconoció «avances» durante los últimos meses, pero, también, que la inflación seguía siendo «algo elevada».
El FOMC indicó que los riesgos para lograr sus objetivos de empleo e inflación habían avanzado hacia un mejor equilibrio, si bien advirtió de que las perspectivas económicas eran «inciertas» y que seguía muy atento a los riesgos tanto de inflación como de empleo.