Este miércoles, 30 de junio, finaliza el plazo para presentar la declaración de la Renta correspondiente a 2020, en el marco de una campaña que ha estado marcada por las peculiaridades relativas al cobro durante el pasado año de prestaciones como los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y el Ingreso Mínimo Vital (IMV).
La previsión realizada por la Agencia Tributaria al iniciarse la campaña de IRPF era de un total de 21.570.000 declaraciones, un 2,1% más que el año anterior, de las que 14.330.000 darían derecho a devolución, dos tercios del total y un 1% menos que el año anterior, por un importe de 10.857 millones de euros. A su vez, estimaba 5.960.000 declaraciones a ingresar, un 5,7% más, por importe de 12.976 millones.
Los últimos datos facilitados por la Agencia Tributaria sobre la evolución de la campaña, del 2 de junio, tras algo menos de dos meses de campaña, indicaban que se habían devuelto 4.912 millones de euros a 7.427.000 contribuyentes, de forma que el 79,8% de las devoluciones solicitadas y el 72,4% de los importes correspondientes a devolver habían sido ya abonados. Por su parte, el número de devoluciones pagadas mejoraba entonces en un 2,7% las realizadas en los dos primeros meses de la campaña de 2019, mientras que el importe pagado crecía en un 3,8%.
En total, en los dos primeros meses de campaña de la Renta habían presentado ya su declaración 12.825.000 contribuyentes, lo que suponía 433.000 más que el pasado año, pese a que la campaña actual comenzó seis días más tarde, y 1.079.000 más que hace dos años.
La Ley del IRPF establece que están exentos de presentar la declaración de la Renta aquellos contribuyentes que hayan percibido rentas por debajo de los 22.000 euros. Sin embargo, para aquellos que hayan tenido más de un pagador, como es el caso de quienes hayan cobrado prestación por desempleo o un ERTE, la obligación de presentar la declaración es a partir de los 14.000 euros anuales, salvo que el total de retribuciones recibido del segundo y sucesivos pagadores no supere los 1.500 euros.
Por tanto, los asalariados que hayan cobrado entre 14.000 y 22.000 euros en 2020 tienen obligación de declarar IRPF si lo percibido del SEPE el pasado año a través de prestación por desempleo o ERTE supera los 1.500 euros anuales.
En concreto, la Agencia Tributaria estima que, de los 3,5 millones de trabajadores que se vieron afectados por un ERTE en 2020, 327.000 de ellos no presentaron declaración el año pasado y están obligados a hacerlo en esta campaña.
En cuanto al Ingreso Mínimo Vital, sus beneficiarios deben presentar declaración por IRPF, con independencia de la cuantía de sus ingresos, pero, al tratarse de una renta exenta, la gran mayoría de los beneficiarios no tendrán que incluirlo en su declaración.