El ‘Orlando’ de Virginia Woolg aterriza en la Sala Roja de los Teatros del Canal los días 14 y 15 de abril en una versión de la directora inglesa Katie Mitchell y el Schaubühne de Berlín en el que el protagonista contrae matrimonio con un hombre en la época victoriana.
Tal y como han informado los propios Teatros, la obra se representa en la Sala Roja en su idioma original alemán con sobretítulos en español. En la obra se exhibe en una gran pantalla de cine una película que va rodándose en el escenario e inserta otras ya filmadas.
Mientras tanto, los intérpretes, rodeados de cámaras, personal de vestuario y maquilladores, se desempeñan en ese escenario con el texto escrito por Alice Birch, conservando su tono satírico, a partir de la novela de Woolf, publicada en 1928.
El ‘Orlando’ se comprime en un montaje de menos de dos horas, en el que sobre el texto original esparce el lenguaje de hoy, con exabruptos, música tecno, consumo de sustancias y abundantes referencias sexuales. De esta manera los límites entre las épocas se desdibujan.
Si bien, continúa el orden cronológico del relato escrito por la novelista británica con un recorrido por cuatro siglos de historia humana en Gran Bretaña y Europa. En ellos, el personaje de Orlando vive en la corte de Isabel I; se enamora de una princesa rusa durante el reinado de Jacobo I; escribe, se convierte en embajador de Carlos II en Constantinopla.
Vuelve a Gran Bretaña siendo mujer, sigue escribiendo, organiza fiestas en el ilustrado siglo XVIII, ama a hombres y mujeres, tanto prostitutas como nobles y, en la conservadora época victoriana, se casa con un hombre.
A lo largo de este periplo, el personaje de Orlando es testigo del constante cambio que experimentan las personas, la naturaleza, los sistemas y los reinados. Asiste a la modificación de costumbres, hábitos e ideas sobre el comportamiento de hombres y mujeres, de la moral, de lo que debe escribir un artista y lo que se le permite pensar a una mujer. Experimenta cómo cambia el tiempo y el clima político, cómo se desarrollan el deseo y los roles de género.