Francisco Nicolás Goméz Iglesias, más conocido como ‘El Pequeño Nicolás’, ha declarado este martes, en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Madrid por el viaje que efectuó en 2014 a Ribadeo, en el que se habría hecho pasar por un enlace entre Casa Real y Gobierno, que su objetivo era aparentar que era «una persona importante» pero no una autoridad oficial. «Quería tirarme el pisto», ha dicho.
Gómez Iglesias, que se enfrenta a siete años de cárcel y a una multa de unos 81.000 euros por presuntos delitos de usurpación de funciones públicas, falsedad en documento oficial y cohecho activo, ha explicado que su intención era únicamente impresionar al presidente de ALSA, Jorge Cosmen, con quien había programado una reunión que tuvo lugar el 13 de agosto de 2014 en el Club Náutico de Ribadeo.
«Lo que yo quería era tirarme el pisto con el empresario y hacer un viaje pomposo porque, con la edad que yo tenía entonces, con esa inmadurez, lo que quería era asemejarme a los mayores, tener más poder, por así decirlo, creerme poderoso», ha justificado.
No obstante, ha incidido en que «nunca» pretendió fingir que era una autoridad, aclarando incluso al fiscal que le interrogaba que el cargo que le imputa haber usado, el de enlace entre Casa Real y Gobierno, no existía. Y lo sabe, ha explicado, porque en esta época «estaba más al corriente de la política y del organigrama del Estado».
En la misma línea, ha negado que usara unas acreditaciones falsas del Ministerio de Interior, que según la Fiscalía habría elaborado él mismo, para la comitiva de coches con la que se desplazó a Ribadeo, incluidos cuatro vehículos alquilados por el propio Gómez Iglesias.
Según ha descrito, eran un mero «folio plastificado donde ponía ‘coche uno’ y abajo la matrícula en grande». «Era lo único que ponía, no ponía nada más porque quería parecer una comitiva como las que hace la UEFA porque son así, no pone ningún distintivo», ha expuesto.
AYUDADO POR DOS POLICÍAS
Para este viaje, Gómez Iglesias pidió a un policía municipal de Madrid al que conocía de antes, Jorge González, que le proporcionara los medios policiales para «aparentar el carácter oficial», como rotativos luminosos, aparatos de transmisión y ‘pinganillos’. Este agente a su vez contactó a un policía municipal de Torrijos (Toledo), Carlos Pérez. El primero recibió del ‘Pequeño Nicolás’ un pago de 2.000 euros y dio a su compañero 400 euros, de acuerdo con el escrito del Ministerio Público.
Al llegar a Ribadeo, fueron recibidos por un coche y dos motos de la Policía Municipal, una escolta que ‘El Pequeño Nicolás’ había solicitado días antes por teléfono, identificándose como el enlace entre Vicepresidencia del Gobierno y Casa Real. También reservó mesas y plazas de aparcamiento en el Club Náutico, indicando igualmente que iría «una alta personalidad de la Casa Real».
Ya en el restaurante, Gómez Iglesias fue recibido por el alcalde de Ribadeo, al que se presentó como dicho enlace y con quien «departió brevemente», antes de comer con el empresario. El agente González interrumpió la comida para avisar al ‘Pequeño Nicolás’ de que tenía una llamada de la entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, lo cual era falso. Tras la comida, regresaron con la misma «comitiva» a Madrid.
Los dos policías también están acusados de presuntos delitos de usurpación de funciones públicas y cohecho pasivo. El Ministerio Público solicita para ellos cinco años y medio de cárcel, la inhabilitación mencionada durante año y medio, y una multa de quince meses con una cuota diaria de 10 euros.