El periodista mexicano Alberto Amaro, acogido al Programa de Protección de Defensores de los Derechos Humanos de Amnistía Internacional (AI) en España, ha advertido de los riesgos de ejercer el periodismo en el país azteca donde, «por informar de la verdad, nuestra vida corre riesgo», y hace que muchos profesionales hagan «autocensura» por su seguridad y la de sus familias.
«La mayor autoherida que se puede hacer un periodista es la autocensura y en México en muchas ocasiones lo hemos tenido que hacer», ha afirmado Amaro este miércoles en una rueda de prensa junto al coordinador de AI en Cantabria, Juan Herrera.
Amaro se encuentra esta semana en la comunidad autónoma, donde está impartiendo charlas en centros educativos y este jueves, 13 de marzo, a las 19.00 horas, en el Casyc de Santander, protagonizará el encuentro ‘Desde México, de periodista a refugiado’ junto a la presidenta del Colegio de Periodistas de Cantabria, Olga Agüero.
Ha relatado su experiencia desde que fundó en 2018 el periódico digital ‘La Prensa de Tlaxcala’, desde el que denuncia casos de corrupción y trata de personas por los que comenzó a sufrir amenazas y agresiones. En 2019, el Gobierno federal mexicano le integró en un programa de protección del que posteriormente le sacaron pese a estar su vida en riesgo.
Ha denunciado que «lamentablemente México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo fuera de una zona de guerra» y así lo evidencian los datos de agresiones a profesionales, con 170 periodistas asesinados desde el año 2000 y 31 desaparecidos.
Además, ha advertido que «hay una impunidad del 95%, tanto de agresiones como en asesinatos» contra periodistas y que principalmente son perpetrados por «la delincuencia organizada o grupos delictivos», aunque ha alertado de que hay informes que apuntan que al menos un 45% de las agresiones «provienen de un gobierno, ya sea federal, estatal o municipal».
Esta situación hace que «en México el escribir, el decir la verdad, es complicado, es difícil y en muchas ocasiones te trae riesgos no solo a ti, sino a la gente que más quieres» y es lo que le ha sucedido a él tras crear el periódico digital independiente.
«Al ser críticos, al denunciar actos de corrupción y al anunciar actuaciones de la delincuencia de grupos delictivos que estaban relacionados con cuerpos policíacos, empezamos a recibir amenazas desde 2019», ha relatado.
A partir de aquel año, el Gobierno mexicano le integró en el mecanismo de protección para los defensores de derechos humanos y periodistas, que depende de la Secretaria de Gobierno, pero que es una «oficina que no debería de existir» y que, además, en muchas ocasiones no sirve de nada ya que aproximadamente ocho compañeros que estaban incorporados fueron asesinados», ha lamentado.
«DEFICIENCIAS» DEL SISTEMA DE PROTECCIÓN
Precisamente, sobre ese mecanismo del Gobierno de México, Amnistía Internacional realizó en 2024 un informe centrado en los casos del propio Amaro y otros dos periodistas asesinados que advierte de las «deficiencias» de ese sistema.
«Este informe fue muy importante para mí porque se dio a conocer, no sólo en México sino a nivel internacional, la problemática que se está viviendo en mi país sobre esta noble labor del periodismo, en la que nuestro único trabajo es informar la verdad pero por la que nuestra vida corre riesgo», ha señalado.
Además, los asesinados y agresiones a periodistas «duermen el sueño de los justos» debido a la «impunidad» de quienes los cometen al no hacerse investigaciones ni detener a los culpables. «No hay castigo para quien lo hizo y los delincuentes se dieron cuenta que agredir a un periodista es símbolo de impunidad», ha añadido.
En este punto, ha recordado a su compatriota y compañero de profesión Moisés Sánchez, de Veracruz, que el próximo enero hará 10 años que fue asesinado «y no hay detenidos».
En su caso, el riesgo comenzó en 2019 y accedió al mecanismo de protección del Gobierno mexicano por las amenazas de un cártel, pero se incrementó cuando le sacaron del mismo con la justificación de que «el integrante del cártel que me había buscado había sido detenido y, por tanto, el riesgo había desaparecido».
Una situación que ha cuestionado, más cuando el propio informe emitido por el Gobierno para no mantenerle en el mecanismo de protección indicaba que el cártel «cuenta con recursos económicos y con personal para poder ejercer daño en cualquier lugar», ha detallado.
Al salir del mecanismo y ante el ofrecimiento de Amnistía Internacional, Amaro se trasladó con su familia a España donde permanecerá un año, tras el que aún no sabe si se quedará aquí o regresará a México, una decisión que ha dejado en manos de sus hijos.
Y es que, ha manifestado, sus familiares son «los principales perjudicados» de su actividad. «Si ellos deciden que nos quedamos, a emprender, y si ellos deciden que nos regresamos, a tratar de cuidarnos mejor», ha apuntado al tiempo que ha dicho que, hasta el momento, sus hijos quieren volver a México porque extrañan a sus «perros, sus abuelos y sus amigos».
«Ellos salieron de su país por el trabajo de su papá, porque también su papá no quiso callarse y quiso seguir escribiendo», ha continuado y, por ello, ha considerado justo que sean ellos quienes tomen la decisión de regresar o no.
Sobre su estancia en España gracias a Amnistía Internacional, ha detallado que le dieron la opción de ser una persona anónima o participar en acciones públicas y «tomé la decisión de ser público» por todos sus compañeros periodistas mexicanos «asesinados y que ya no pueden decir nada».