El FC Barcelona perdió este martes contra el Paris Saint-Germain (1-4) en el Estadi Olímpic Lluís Companys y quedó fuera de la Liga de Campeones en los cuartos de final, pese al 2-3 de la ida y al gol inicial de Raphinha, en un duelo marcada por la temprada expulsión de Ronald Araujo que dio alas al PSG para buscar la remontada ante un Barça descolocado y cada vez más cansado.
Estaba cerca volver a semifinales cinco años después pero, tras esa roja directa a Araujo por cortar una contra de Bradley Barcola, fue el punto de inflexión. El Barça pasó de sonreír y de dominar la eliminatoria –aunque no el partido– a sufrir, a correr, a desquiciarse con el colegiado y despedirse de la ‘Champions’ por la puerta de atrás.
Desde el 29′, desde jugar con uno menos, el Barça no fue el Barça de los últimos meses, el que no perdía y el que disfrutaba. El que apenas encajaba goles. Se convirtió en un Barça que era como un pollo sin cabeza, corriendo tras el balón y tras los jugadores del PSG, quedándose sin fondo físico. Y, aún así, al final del choque y con 1-3, tuvo dos grandes ocasiones para forzar la prórroga. Pero no era la noche. La magia olímpica de Montjuïc, la de Barcelona ’92, está ya pensando en París 2024.
Un palo de Gündogan y una mano salvadora de Gianluigi Donnarumma a tiro con la zurda –la menos buena– de Robert Lewandowski evitaron el posible 2-3 y, con el Barça ya fundido, la estrella parisina Kylian Mbappé anotó el 1-4 definitivo en una jugada que resumió el partido: dos rechaces malos del Barça y, al tercer disparo visitante, el gol de la sentencia. El segundo de Mbappé, que marcó el 1-3 de penalti.
Empezó el partido similar al del Parc des Princes, con el PSG amo del balón y, pese a no tener ocasiones claras de gol, obligando al Barça a acularse y a intentar buscarse la vida a la contra. Y así Raphinha abrió la lata y golpeó moralmente al PSG. Tercer tanto en la ‘Champions’ del brasileño, que remató como pudo, casi con la rodilla derecha, el gran centro de Lamine Yamal –el jugador más joven en llegar a diez partidos en la ‘Champions’– tras dejar atrás a Nuno Mendes.
Una jugada que nació de un pase inicial de Ronald Araujo, que corrió como loco a abrazarse a Xavi Hernández. Y es que Luis Enrique Martínez optó, esta vez, por un marcaje individual a la salida de balón del Barça, tapando a Pau Cubarsí, a Frenkie de Jong e incluso a Pedri, cuando bajó a ayudar, y flotó al central uruguayo. Creyó que el ‘uruguasho’ regalaría balones, pero regaló media asistencia de gol.
Primera ocasión del Barça, primer gol y primer gran paso dado hacia las semifinales. Y, poco después del gol, Robert Lewandowski tuvo el 2-0 en sus botas. El polaco, que hizo un partidazo en la ida pese a no marcar, volvió a tener una marca férrea pero, en el 20′, logró hacerse un hueco para disparar un trallazo que salió por encima del larguero defendido por Gianluigi Donnarumma.
A la media hora cambió todo. Primero porque, en el 28′, Marc-André ter Stegen salvó el empate a tiro centrado de Kylian Mbappé. Y, acto seguido, fue Jules Koundé quien, de cabeza y cerca de la línia de gol, desvió el peligro y el fantasma del gol parisino. Estaba enrarecido el partido cuando, tras una pérdida de Araujo, el PSG armó una contra y el uruguayo tiró a Barcola cuando este encaraba a Ter Stegen.
Falta fuera del área, no penalti, pero el escenario fue peor: expulsión con roja directa de Ronald Araujo. El Barça perdía, con 60 minutos mínimo por jugar, a su mejor marcador. En caliente el uruguayo, que puso su manos sobre el hombro del joven extremo galo, optó por intentar evitar el gol. Lo que vino fue peor.
En el 40′, desde el segundo palo y de primeras con la derecha, Ousmane Dembélé respondió a los abucheos continuados con un gol que empataba el partido. Su segundo gol en esta ‘Champions’, el segundo ante su exequipo. Y tan solo el tercer tanto en toda la temporada, con un único ‘but’ previo a su doblete contra el Barça anotado frente al Mónaco, en la Ligue 1.
Y, al borde del descanso, con los blaugranas desbordados, el ‘Mosquito’ tuvo el 1-2 en sus botas pero su disparo, de nuevo de primeras, salió lamiendo, casi literal, el palo derecho de un Marc-André ter Stegen que suspiró al ver salir el balón. También respiró el alemán cuando adley Barcola por la zurda, se fue de Koundé bien y su volea se marchó desviado. El Barça necesitaba urgentemente el descanso para coger aire, reordenarse e intentar cambiar el rumbo de un partido que pintaba, desde la expulsión de Araujo, a remontada parisina.
Pero no funcionó la charla en el descanso. Nada más salir, la tuvo el español Fabián Ruiz con un tiro cruzado con su pierna izquierda que rozó el palo. Similar a la que cerró la primera parte en botas de Dembélé. El PSG salió a empatar la eliminatoria y el Barça, en los primeros minutos de la reanudación, estuvo ‘out’, sin idea de cómo revertir la situación. Había que hacer algo más y los de Xavi no podían hacerlo.
En el 55′ se cumplieron los peores pronósticos y Vitinha, que ya marcó en la ida, golpeó de lejos. El luso, de tiro cruzado, marcó ese gol que se veía a venir. Justo después del gol de Vitinha, el Barça tuvo una ocasión para volver a romper el partido, pero esta vez a Ilkay Gündogan le faltó algo más de puntería. Una pizca, sólo. Porque su tiro dio en el palo, con Donnarumma batido.
El balón no quiso entrar y el Barça, además de sin Araujo y sin empate, se quedó también sin entrenador por ver la roja directa Xavi Hernández, que pateó una protección de la cámara cercana a la línea de centro del campo. También fue expulsado el entrenador de porteros, José Ramón de la Fuente.
¿Algo podía salir peor? Sí. Que João Cancelo cometiera un penalti innecesario a Ousmane Dembélé, cuando este salía del área. Y gol de Kylian Mbappé para dar ventaja, por primera vez, al PSG de Luis Enrique. Ventaja decisiva, porque Marc-André ter Stegen terminó siendo el mejor del Barça y evitó más goles, y adiós a un Barça que mejoró respecto al pasado pero que se topó con un PSG que aprovechó el momento clave de la eliminatoria; una mano de Araujo en un hombro rival.