El Real Jardín Botánico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha inaugurado su exposición ‘Calabazas’, que organiza cada por octavo otoño consecutivo su unidad de Jardinería y Arbolado y que se podrá visitar durante lo que queda de octubre y en el mes de noviembre.
La muestra incluye una selección de especies y sus diversos cultivares de las calabazas que se cultivan en el huerto del RJB-CSIC (géneros Cucurbita L. y Lagenaria Ser.), elegidas por el técnico de Jardinería y responsable del huerto, Eustaquio Bote, que intensifican el color del otoño que ya se disfruta en el Jardín.
El objetivo de esta propuesta educativo-divulgativa, que se organiza por octavo año consecutivo y el segundo que la muestra se coloca a la entrada del invernadero de exhibición Santiago Castroviejo, es dar a conocer aproximadamente 30 cultivares distintos de la infinidad que tienen estos géneros, más allá de su relación con la fiesta de Halloween que se celebrará en unos días.
El jardinero Eustaquio Bote ha señalado que para la muestra se han seleccionado más de 300 calabazas de todas las formas, tamaños y colores que juntas superan los 2.000 kilos de este voluminoso fruto, pero, al mismo tiempo, otras muchas calabazas siguen estando en el huerto para que el visitante aprecie cómo y dónde se cultivan.
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La calabaza es un fruto originario de América (Cucurbita) y de África (Lagenaria), aunque su cultivo está muy extendido por otras zonas del mundo. Se trata de una herbácea rastrera, de la familia de las cucurbitáceas. Generalmente esférico, de corteza gruesa y carne pulposa con multitud de semillas, tiene un 90% de agua, muy pocas grasas y azúcares.
Entre las especies y sus diversos cultivares existen calabazas prácticamente de todos los colores: rojo, verde, amarillo, negro, gris, blanco o naranja y de distintas formas: de botella, alargada, redonda, lisa o rugosa.
Los visitantes podrán disfrutar de cultivares tan curiosos y singulares como ‘bip max’, ‘maza de Hércules’, ‘cabello de ángel’, la clásica ‘calabaza de Halloween’ o la tradicional y querida ‘calabaza del peregrino’, toda una institución dentro de la variedad de ejemplares por la historia que encierra y que los más pequeños, cuando la contemplan, bautizan cariñosamente como «cantimplora» o «pera gigante».
También repetirán presencia ejemplares de dos géneros y especies diferentes, calabaza luffa, conocida como ‘esponja’, y de Telfairia occidentalis (calabaza costillada o acanalada), que en años anteriores no llegaron a fructificar en el Jardín.
Bote celebra que «por fin» ha conseguido saber por qué a uno de los cultivares conocido como ‘Peter Pan’ se le da este nombre. «Al ser una calabaza plana, no tiene sombra, como el famoso personaje creado por el escritor escocés James Matthew Barrie que tanta fama le dio después Walt Disney», comenta.
Las calabazas se clasifican, según su uso, en comestibles (para humanos y ganado) y ornamentales. Las plantas cuyo fruto es comestible son anuales. Normalmente se emplean en cremas, guisos, potajes o guarnición. La variedad, de color blanco con dibujos verdes y forma esférica más o menos alargada, se la conoce como «Confitera de Cidra». Y con su pulpa se prepara el famoso elemento culinario cabello de ángel.
La muestra de calabazas estará visible en el Real Jardín Botánico durante las próximas semanas hasta que los ejemplares seleccionados ya no estén en condiciones de ser expuestos. Además, estas mismas variedades pueden apreciarse en la huerta del Jardín.
La muestra se podrá visitar en el exterior junto a la entrada al invernadero ‘Santiago Catroviejo’ durante los meses de octubre y noviembre desde las 10.00 horas hasta el cierre del jardín.