El Real Madrid venció al Deportivo Alavés (3-0) gracias a los goles de Marco Asensio, Vinicius Junior y Karim Benzema -todos ellos en la segunda parte- en un partido que cose la herida abierta por el Paris Saint-Germain y abre claros en el futuro liguero pese a las dudas que han hecho titubear a los blancos en el último mes.
La noche no fue redonda, ni mucho menos, y el Madrid ganó maquillando el envite en su tramo final. El Alavés puso cemento en el Santiago Bernabéu y los blancos fueron picando poco a poco hasta encontrar la piedra preciosa. Asensio fue quien encontró primero el tesoro, a media hora para el final, después de una primera parte aburrida.
Los mismos vicios de este último mes -calcados a los de la primera etapa de Ancelotti- han obligado al Real Madrid a reinventarse, o eso al menos debería interpretar su técnico, que no movió el banquillo hasta el minuto 80 porque da la sensación de que solo confía en 12-13 jugadores. Las rotaciones vuelven a ser el gran problema del italiano.
Este guión que bien se conoce la parroquia de Chamartón: un inicio fulgurante y un final decepcionante, sin el gas y las burbujas que se le presuponen al Real Madrid, empieza a atisbarse desde hace semanas y este sábado, tras la pobre derrota en París, tocaba noche de reconciliación para enviar un mensaje al Sevilla sobre el liderato.
Pero, lejos de las expectativas, el Real Madrid jugó una mala primera parte, sin la agresividad necesario y prolongando el conformismo exhibido en el Parque de los Príncipes. Jason tuvo para el Alavés la ocasión más clara de la primera parte. Los de José Luis Mendilibar fueron atrevidos dentro de sus circunstancias y no renunciaron al ataque.
En la segunda mitad, con el esfuerzo en las piernas, el Alavés comenzó a sufrir las reacciones de su rival pero también golpeaba cuando podía. Benzema obligó a Lejeune a sacar bajo palos un disparo raso y Pere Pons -precipitado en el recorte- desperdició un mano a mano ante Courtois que fue la mejor oportunidad del encuentro.
Un minuto después llegó el gol de Marco Asensio, un zurdazo a la escuadra que hizo estallar al Bernabéu. El balear se quejó por los pitos de la grada y se reivindicó en la celebración. El gol aplacó a los vascos, que acabaron el choque metidos en su área fruto de la confianza adquirida por los blancos. Benzema estrelló el cuero en la base del poste en ese tramo.
Y poco más tarde apareció el 2-0 en bota de Vinicius, que culminó una obra maestra de Asensio y Benzema con dos taconazos dentro del área. Una jugada de muchos quilates que sentenció del todo el partido. Como guinda para los locales, el árbitro pitó penalti de Lejeune sobre Rodrygo ya en el tiempo añadido. Benzema saboreó nuevamente el gol y cerró un partido que deja mejor resultado que sensaciones para el líder de la Liga.