El Teatro Real ofrecerá, entre el 30 de mayo y el 2 de junio, cinco funciones de ‘La bayadera’, interpretado por el Ballet de la Ópera de Múnich / Bayerisches Staatsballett, que dirige Laurent Hilaire.
Según ha informado el Teatro Real, fue estrenada en 1998 y no ha dejado de representarse desde entonces. Cuenta con coreografía de Patrice Bart sobre el original de Marius Petipa.
De este modo, el Ballet de la Ópera de Múnich / Bayerisches Staatsballett vuelve al Real 23 años después y tras cancelar su viaje a Madrid en 2020 con ‘La bayadere’, debido a la pandemia. La compañía inauguró la temporada 1999/2000 con un programa que incluía ‘Giselle’, en las primeras representaciones, y ‘Onegin’, en las últimas.
El Teatro Real ha indicado que, para sacar adelante este proyecto, Bart realizó una «meticulosa» investigación, «cargada de dificultades» para acceder a las fuentes originales, que le permitió reconstruir el acto final y completar las partes que faltaban en la música y la coreografía. «El resultado es una narración en la que predomina el carácter de cuento de hadas de la trama original y la fascinación por las narraciones exóticas del siglo XIX, estructurada en dos actos y seis escenas», ha añadido.
En cuanto a la escenografía y el vestuario, ha señalado que son obra del diseñador japonés Tomio Mohri, que «despliega su talento con elementos muy visuales» y muestra su predilección por los gráficos del arte japonés en varias escenas, como en el famoso ‘Acto de sombras’ o en el desfile de la fiesta de compromiso, resaltado por la delicada iluminación de Maurizio Montobbio.
Sobre historia, ha detallado que está inspirada en los dramas ‘Sakúntalâ’ y ‘La carretilla de arcilla’, del poeta hindú Kalidasa, y se desarrolla en una India imaginaria, cuya identidad geográfica no está definida con precisión. «Presenta un drama que gira en torno a la bailarina del templo, Nikiya; su rival, Gamzati, hija del Rajá, y Solor, noble guerrero que es amado por ambas mujeres», ha agregado.
En este sentido, el Teatro Real ha puesto de relieve que «con frecuencia, sobre todo en la actualidad, ha sido acusada de ser una representación tópica de la India con sus idealizadas prácticas religiosas y culturales, sustentada en esquemas colonialistas y en el esteriotipo de las bailarinas orientales».
Por ejemplo, ha apuntado, «en la antigua India no había bailarinas de templo como danza decorativa o de entretenimiento, sino que eran mujeres que practicaban el arte de devadasi: realizaban prácticas rituales y sus danzas se ofrecían para venerar a la deidad». «De la misma forma, su vínculo con el dios era matrimonial, lo que las impedía casarse con un mortal, como hacían el resto de las mujeres», ha remarcado.
«A pesar de todo, La bayadera, coreografía estrenada en San Petesburgo por el Ballet Imperial en 1877, es un hito en la historia del ballet, con una elevada dificultad técnica para los intérpretes – especialmente para la solista que encarna a Nikiya, cuyo personaje ofrece una marcada evolución a lo largo de la historia- y con la necesidad de un cuerpo de baile bien conformado y numeroso, que resuelva con solvencia las escenas corales», ha remarcado.
El Real ha adelantando que se alternarán en la interpretación de los papeles protagonistas Madison Young (30 de mayo y 1 de junio a las 17.00 horas), Lauretta Summerscales (31 de mayo y 2 de junio) y Ksenia Shevtsova (1 de junio a las 21.30 horas) como Nikiya; Osiel Gouneo (30 de mayo y 1 de junio a las 17.00 horas), Jinhao Zhang (31 de mayo y 2 de junio) y Julian MacKay (1 de junio a las 21.30 horas) en el papel del guerrero Solor, y Maria Baranova (30 de mayo y 1 junio a las 17.00 horas), Bianca Teixeira (31 de mayo y 2 de junio) y Carollina Bastos (1 de junio a las 21.30 horas) encarnando a Gamzatti.
El rol de Ídolo dorado recaerá en António Casalinho (30 de mayo y 1 de junio a las 21.30 horas), Shale Wagman (31 de mayo y 2 de junio) y Ariel Merkuri (1 de junio a las 17.00 horas).
Finalmente, las funciones en el Teatro Real contarán con la participación de la Orquesta Titular del Teatro Real, bajo la dirección de Kevin Rhodes, para interpretar la partitura de Ludwig Minkus compositor de conocidos ballets como Paquita o Don Quijote, entre otros.