El Museo Thyssen acogerá desde este próximo martes 29 de noviembre un total de 69 obras de arte de vanguardia ucraniano con autores como Sonia Delauney, Aleksandra Ekster, Wladimir Baranoff-Rossiné o Víktor Palmov, entre otros, que ha permitido la salida de pinturas amenazadas por el conflicto con Rusia.
«Es importante tener este tipo de apoyo porque Rusia siempre ha tratado de robar la identidad ucraniana también en sentido cultural. Se puede decir que es un genocidio cultural, que no mata, pero roba identidad y por eso es importante identificar y reivindicar artistas ucranianos», ha señalado el embajador de Ucrania en España, Serhii Pohoreltsev.
El director artístico del Thyssen, Guillermo Solana, ha explicado que la idea de esta exposición nació a finales de febrero, con la invasión rusa a Ucrania. La iniciativa partió de la presidenta de la Fundación Thyssen-Bornemisza Art Contemporary (TBA21), Francesca Thyssen, quien ha recordado la idea de su padre, el barón Thyssen, de «contribuir con el arte a la paz mundial».
La salida la semana pasada de las obras de Ucrania –albergadas en el Museo Nacional de Arte y el Museo de Teatro, Música y Cine ucranianos– pasó por varios momentos complicados, ya que se produjo durante el impacto de un misil en Polonia. El convoy que trasladaba desde Kiev los cuadros estuvo detenido durante al menos doce horas en la zona fronteriza con Polonia, en momentos «de gran tensión».
«La cultura y el arte se convierte en objetivo en estas situaciones. Putin no solo quiere controlar el territorio, sino también la narrativa, y ya en el pasado de Rusia hubo destrucción de cultura y Stalin mandó a artistas ucranianos al gulag a morir», ha apuntado Francesca Thyssen.
Uno de los comisarios de la muestra, Konstantin Akinsha, ha hecho alusión precisamente a un posible expolio de obras propiedad de museos e instituciones ucranianas por parte de Rusia. «Desde la II Guerra Mundial no hay nada comparable y estamos ante una contundente violación de todas las leyes internacionales que las instituciones deberían abordarlo», ha lamentado.
En el acto de presentación de esta muestra se ha emitido un mensaje grabado del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, quien ha asegurado que «hoy, al igual que hace 100 años, la cultura debe ganar». «Hoy más que nunca tenemos que dejar al lenguaje artístico hablar y esta exposición mostrará más que nunca lo conectada que está Ucrania a Europa: gracias España por vuestro apoyo», ha afirmado.
El desarrollo de la vanguardia en Ucrania tuvo lugar en un complejo contexto sociopolítico en el que colapsaron imperios, estalló la primera guerra mundial y las revoluciones de 1917, a las que siguió la guerra de independencia de Ucrania (1917-1921) y la posterior creación de la Ucrania soviética.
La represión estalinista contra la intelectualidad ucraniana llevó a la ejecución de docenas de escritores, directores de teatro y artistas, mientras que el ‘Holodomor’, la hambruna provocada por el hombre en 1932 y 1933, mató a millones de ucranianos.
LOS ENEMIGOS DEL PUEBLO
A pesar de este contexto histórico, el arte ucraniano vivió en esos años un renacimiento y un periodo de experimentación artística. ‘En el ojo del huracán’ recupera este capítulo, reuniendo 69 obras entre las que se encuentran pinturas, dibujos, collages o diseños teatrales.
«Durante mucho tiempo la comunidad internacional no conoció a estos artistas como ucranianos porque Rusia se los había apropiado. Pero esta vanguardia ucraniana fue independiente y se encuentran auotres considerados como enemigos del pueblo y nacionalistas, a los que se trató de quitar el valor artístico», ha indicado Maryna Dobrotiuk, conservadora jefe del Museo Nacional de Arte de Ucrania.
La exposición se organiza cronológicamente y por temáticas, con un abanico de estilos e identidades que van desde las pinturas neobizantinas de los seguidores de Mykhailo Boichuk a las piezas de Kazymyr Malevych y El Lissitzky, quienes trabajaron en Ucrania.