El inicio del verano astronómico en España se producirá oficialmente este martes 21 de junio a las 11.14 horas (en la península y Baleares), según cálculos del Observatorio Astronómico Nacional. La estación estival durará 93 días y 16 horas, y terminará el próximo 23 de septiembre, cuando llegará el otoño.
El comienzo del verano en el hemisferio norte está definido por el instante en que la Tierra pasa por el punto de su órbita desde el cual el Sol presenta su máxima declinación norte. El día en que esto sucede, el astro rey alcanza su mayor elevación sobre el horizonte al mediodía y describe en el cielo el arco más largo. Como resultado, se trata del día más soleado del año.
Además, durante varios días la altura máxima del Sol al mediodía parece no cambiar. Debido a ello, al comienzo del verano también se le llama solsticio de verano (del latín ‘solstitium’, esto es, ‘Sol quieto’). En ese instante, en el hemisferio sur se inicia el invierno.
El Observatorio Astronómico Nacional señala en un informe sobre la estación estival, recogido por Servimedia, que el comienzo del verano puede darse, a lo sumo, en tres fechas distintas del calendario (20, 21 o 22 de junio), aunque durante el siglo XXI sólo se producirá el 20 o el 21 de junio. El inicio más tempranero sucederá en 2096 y el más tardío ocurrió en 2003.
Las variaciones de un año a otro son debidas al modo en que encaja la secuencia de años según el calendario (unos bisiestos, otros no) con la duración de cada órbita de la Tierra alrededor del Sol (conocida como año trópico).
El 4 de julio se producirá el momento de máximo alejamiento anual entre la Tierra y el Sol, denominado afelio. Cuando eso suceda, nuestra distancia al Sol será de algo más de 152 millones de kilómetros, es decir, unos 5 millones de kilómetros más que en el momento de menor distancia (perihelio), que sucedió el 4 de enero.
HORAS DE SOL
Por otro lado, el verano en el hemisferio norte es la estación más larga del año, debido a que la órbita de la Tierra alrededor del Sol no es circular sino elíptica y el periodo estival coincide con la época del año en la que la Tierra se encuentra más lejos del Sol.
Cuando esto sucede, la Tierra se mueve más despacio en su órbita (según la conocida como segunda ley de Kepler) y, por tanto, necesita más tiempo para llegar al punto donde comienza la siguiente estación, que es el otoño.
Aunque el día del solsticio de verano corresponde al de mayor número de horas de Sol, la diferencia de horas entre el día y la noche depende de la latitud del lugar. Para la de Madrid, el día del solsticio de verano tendrá 15 horas y 3 minutos de Sol, por las 9 horas y 17 minutos de Sol que tuvo el día más corto (solsticio de invierno). La diferencia entre la jornada más larga y la más corta es, por tanto, de casi seis horas de Sol. Esa diferencia disminuye cuanto más cerca del ecuador, mientras que la diferencia es máxima en los polos terrestres.
PLANETAS Y ESTRELLAS
Las noches del verano, aunque cortas, suelen ser las más cálidas del año. Por ello, representan una buena ocasión para explorar el cielo. Además, en la época estival es frecuente viajar a lugares como el campo y la playa, que, al tener un cielo oscuro, permiten ver mejor el firmamento.
Pues bien, durante este verano no se producirá ningún eclipse de Sol ni de Luna. El cielo tras la puesta de Sol a comienzos del estío no tendrá ningún planeta visible y habrá que esperar hasta mediados de agosto para poder ver Saturno salir por el este al anochecer. Al terminar la estación, Júpiter hará su aparición por el este tras la puesta del Sol.
El cielo antes de la salida del Sol, por el contrario, empezará la estación con cinco planetas visibles: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. A medida que pasen los meses, los planetas se irán desplazando en el cielo y al final de la estación solo quedarán Venus, Júpiter y Marte brillando al amanecer.
Además de los planetas, es fácil distinguir en el cielo grupos de estrellas brillantes. El más característico del verano es el triángulo formado por Altair, en la constelación del Águila, Deneb, en la constelación del Cisne, y Vega, en la constelación de la Lira. Es el llamado triángulo del verano y se trata propiamente un asterismo, pues combina estrellas de diferentes constelaciones. Hacia el sur, son típicas del verano las constelaciones de Escorpio, con la brillante y rojiza estrella Antares, y Sagitario, cuya posición indica aproximadamente el centro de la Vía Láctea. Esta banda blanca, que representa el brillo combinado de los millones de estrellas que componen la galaxia, se puede ver en verano en todo su esplendor cruzando el cielo de sur a norte, aunque para distinguirla bien hace falta un cielo oscuro.
Otros fenómenos de interés astronómico durante este verano serán las lluvias de meteoros de las delta acuáridas, cuyo máximo se espera hacia el 30 de julio, y las populares perseidas, con máximo hacia el 12 de agosto. Las lunas llenas de la estación tendrán lugar el 13 de julio, el 12 de agosto y el 10 de septiembre. La coincidencia de la Luna llena con el máximo de las perseidas hará que este año sea más difícil disfrutar de las estrellas fugaces.