Aquella mañana del 10 de julio de 1997, amaneció como un día más de verano, con la mitad de españoles de vacaciones. El mes había empezado muy bien para la sociedad española, la liberación por parte de la Guardia Civil del funcionario de prisiones de José Ortega Lara, fue un duro golpe para los asesinos de Eta. El funcionario estuvo secuestrado en un zulo de 3 metros de largo por 2,5m de ancho y 1,8m de altura, durante 532 dos días. En la intervención se detuvo a los cuatro secuestradores. La banda de terroristas había exigido el acercamiento de los presos de ETA para liberar a Ortega Lara, pero no lo consiguieron.
Pero aquel 10 de julio, cuando la mayoría estábamos comiendo y viendo los telediarios, Miguel Ángel Blanco de 29 años y concejal de Ermua por el Partido Popular, bajaba a las 15.30 horas del tren en Éibar para dirigirse a una reunión con un cliente, pero nunca llega a ella. Según bajaba del tren una mujer (la etarra “Irantzu Gallastegui, alias Nora) se abalanzo contra él y lo obligo a punta de pistola a introducirse en el maletero de un coche.
Miguel Ángel Blanco, nació en Junquera de Espadeño (Orense) Se licenció en Ciencias Económicas por la ascUniversidad del País Vasco en Sarriko, Vizcaya. La carrera de empresariales le apasionó en grado sumo. Leía mucho. Apasionado de la trilogía El Señor de los Anillos de Tolkien, la leyó en varias ocasiones.
Durante un tiempo trabajó como albañil con su padre, hasta que encontró otro trabajo más acorde con sus estudios como economista en la consultoría Eman Consulting de la localidad de Éibar, a donde se trasladaba diariamente en ferrocarril, rutina que facilitó su secuestro por los terroristas.
En 1995 se afilió a Nuevas Generaciones del Partido Popular País Vasco, dirigidas en aquella fecha por su amigo Iñaki Ortega Cachón. Este lo convenció y logró que se integrara en el comité ejecutivo provincial; posteriormente fue elegido número tres en las listas del PP en las elecciones municipales de mayo en 1995, en las que su partido cuadruplicó sus anteriores resultados en Ermua, logrando su acta de concejal.
A las cuatro de la tarde del aquel 10 de julio, sonó el teléfono en el gabinete telegráfico del Ministerio de Interior. Alguien quiere hablar con el ministro Jaime Mayor Oreja y el funcionario le pasa la llamada a su secretaria. «Hijos de puta, lo de Ortega Lara lo vais a pagar. ¡Gora Euskadi Askatasuna!» (Fuente ABC)
A las cuatro y treinta y cinco ETA, en un comunicado mandado al diario Egin, reconoce su autoría y exige, una vez más, el acercamiento de los presos. El secuestro era la respuesta de los asesinos de ETA a la liberación de José Ortega Lara.
El comunicado
Pero aquel comunicado iba mucho más de allá de los que habían sido habituales a largo de los años, era comunicado que pondría a todo un país en estado de shock. Eta exigía el acercamiento de todos los presos de la banda asesina al País Vasco antes de las 16 horas del 12 de julio, o matarían a Miguel Ángel Blanco. El macabro reloj se había puesto en marcha. El gobierno, los partidos políticos vascos y las fuerzas de seguridad tenían un plazo de cuarenta y ocho horas para evitar un asesinato a sangre fría.
Fuentes: ABC y las propias vivencias.
Próximo capítulo : Cuarenta y ocho horas, el sufrimiento de todo un País.