El mundo del modelaje contiene la respiración. Elle Macpherson, supermodelo australiana cuyo trabajo en una infinidad de eventos, pasarelas y campañas la catapultaron hace décadas a lo más alto de la industria —desde entonces se ha mantenido—, cumplió el pasado mes de marzo 60 años y, en concordancia con la efeméride, ha decidido que este sea el momento para publicar sus memorias. Y en este contexto se ha dado un anuncio que nadie esperaba: fue diagnosticada con un cáncer de mama hace siete años.
Ocurrió que Macpherson lo ocultó y evitó por todos los medios que trascendiera a la prensa. “Fue un shock”, dice en uno de sus adelantos, agregando que “este libro de corazón abierto revela las experiencias de la vida real que empoderaron a Elle para superar desafíos, enfermedades y conflictos internos”.
Ella misma desvela en el capítulo Don’t sweat the small stuff (’No te preocupes por las cosas pequeñas’) que únicamente su entorno más cercano sabía acerca de la enfermedad. “Fue inesperado, fue confuso, fue desalentador en muchos sentidos y realmente me dio la oportunidad de profundizar en mi sentido interior para encontrar una solución que funcionara para mí”, expresa en el citado apartado de su obra biográfica.
Una de las confesiones más duras del capítulo es la relativa a la quimioterapia: la modelo asegura que visitó a 32 especialistas, coincidiendo la opinión médica con la recomendación de que se sometiera al citado procedimiento; pero Elle rechazó los tratamientos convencionales y apostó su mejoría al devenir de su alma: “Me decanté por un enfoque intuitivo, holístico y guiado por el corazón”.
La postura de la modelo no ha sorprendido a sus seguidores más acérrimos. Su posición antivacunas es sobradamente conocida, así como los retiros espirituales a los que se encomienda y las excursiones a la playa de Miami para rezar y meditar. “Elegí un enfoque holístico. Decirle no a las soluciones médicas estándar fue lo más difícil que he hecho en mi vida. Pero decirle no a mi propio sentido interior habría sido aún más difícil”, resuelve.
Su decisión no fue bien acogida por muchos de sus familiares, pero aún así continuó hacia adelante. Más allá de su núcleo cercano, halló un gran apoyo en Olivia Newton-John, quien falleció hace cuatro años por esta misma enfermedad. “Hablamos un par de veces cuando me diagnosticaron y durante nuestro proceso de curación. Hicimos las cosas de manera diferente, pero compartimos cómo nos sentíamos”, dijo de ella.
A día de hoy, según ha confesado a Women’s Weekly, se halla en “remisión clínica” y, en cuanto al cáncer, asegura encontrarse “bien”. Su corazón ha hablado y el mundo del modelaje, tras suspirar, sonríe aliviado.