Debido a que permiten proporcionar la protección ideal a los sofás sin que perjudique la decoración de la habitación, las fundas de sofá acolchadas son un accesorio indispensable en los hogares.
Esta prenda es sumamente práctica, capaz de adaptarse a cualquier tipo de sofá sin muchos problemas.
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Un accesorio indispensable en el hogar
Las fundas para sofás cumplen la función de proteger y decorar el mueble de cualquier suciedad y polvo, garantizando la preservación de la integridad del sofá. Estas fundas están fabricadas con microfibra con tacto de piel melocotón, lo que les permite esa suavidad y comodidad al tacto que las caracteriza. Asimismo, su diseño universal las hace capaces de adaptarse a cualquier sofá, garantizando así un perfecto ajuste.
También aseguran una mayor protección contra derrames y manchas, lo que las convierte en un accesorio indispensable para los hogares con mascotas o niños pequeños. Adicional a ello, las fundas acolchadas son una alternativa multifuncional para decorar la habitación, ya que permiten cambiar el aspecto del mueble en tan solo minutos, solo con cambiar la funda. De esta manera, al utilizar una funda de sofá, también se prolonga su vida útil gracias al cuidado adicional que le brinda, lo que también se traduce en un ahorro a largo plazo, debido a que no habrá necesidad de reemplazar pronto el sofá.
¿Cómo mantener la funda en perfecto estado?
Si bien este accesorio pretende cuidar la integridad del mueble, también se debe velar por la integridad de la funda de sofá para garantizar que siga cumpliendo sus funciones. A la hora del lavado, si bien las fundas suelen conservar su aspecto original por más de 100 ciclos, se recomienda configurar el modo delicado en la lavadora y establecer la temperatura en un máximo de 30 grados, con el centrifugado apagado.
Se debe evitar el uso de detergentes en polvo y, en su lugar, optar por detergentes líquidos o en cápsulas. Una vez finalizado el proceso de lavado, evitar los calentadores, secadores de pelo y planchas para secar la funda, en cambio, se aconseja dejar que la funda de sofá se seque de manera natural. Y, al estar completamente seca, puede colocarse sobre el sofá, como se instaló la primera vez.
Con el paso del tiempo, la tela de los muebles va perdiendo su frescura, suavidad y color por el uso y desgaste diario. Por esta razón, las fundas de sofá acolchadas se han convertido en una gran aliada cuando se trata de la protección de los sofás.