Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad California Northstate en Elk Grove, en Estados Unidos, han llegado a la conclusión, tras una revisión de investigación ya publicadas, que escuchar música puede acelerar la recuperación de una cirugía.
La investigación, presentada en el Congreso Clínico del Colegio Estadounidense de Cirujanos (ACS) de 2024 en San Francisco, analizó estudios existentes sobre la música y su papel en la recuperación de las personas tras una intervención quirúrgica, y redujeron una lista de 3.736 estudios a 35 artículos de investigación.
Todos los estudios incluían datos sobre los resultados de los pacientes, como el dolor y la ansiedad, así como medidas de la frecuencia cardíaca y el uso de opioides. En su análisis, los investigadores descubrieron que el simple acto de escuchar música después de una intervención quirúrgica, ya sea con auriculares o a través de un altavoz, tenía efectos notables en los pacientes durante su período de recuperación.
En primer lugar se lograron los niveles de dolor más bajos. Así, los pacientes que escucharon música tuvieron una reducción estadísticamente significativa del dolor el día después de la cirugía. El dolor se midió utilizando dos medidas validadas que pedían a los pacientes que informaran por sí mismos sus niveles de dolor: la Escala de Calificación Numérica (reducción de alrededor del 19 %) y la Escala Visual Analógica (reducción de alrededor del 7 %).
También observaron niveles de ansiedad reducidos. De esta forma, en todos los estudios analizados, los niveles de ansiedad informados por los propios pacientes se redujeron en aproximadamente 2,5 puntos, o 3%, según la evaluación del Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo, una encuesta respondida por los pacientes que evalúa la ansiedad en una escala de 80. Todo ello, derivó en un menor uso de opioides. Los pacientes que escucharon música utilizaron menos de la mitad de la cantidad de morfina en comparación con los que no escucharon música el primer día después de la cirugía (un promedio de 0,758 mg en comparación con 1,654 mg de los que no escucharon música).
Finalmete, se identificaron datos de frecuencia cardíaca más baja: los pacientes que escucharon música experimentaron una frecuencia cardíaca reducida (alrededor de 4,5 pulsaciones menos por minuto) en comparación con los pacientes que no escucharon música, lo que, según señalaron los autores, es significativo porque mantener la frecuencia cardíaca del paciente dentro de un rango saludable ayuda a mejorar la recuperación al permitir una circulación eficaz de oxígeno y nutrientes por todo el cuerpo, especialmente en las zonas operadas. Además, la taquicardia, o una frecuencia cardíaca superior a 100, puede provocar ritmos cardíacos anormales, como la fibrilación auricular, que puede poner en peligro la vida.
«Cuando los pacientes se despiertan después de una cirugía, a veces sienten mucho miedo y no saben dónde están. La música puede ayudar a facilitar la transición desde la etapa de despertar hasta la vuelta a la normalidad y puede ayudar a reducir el estrés en torno a esa transición», relata Eldo Frezza, autor principal del estudio y profesor de cirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad Northstate de California.
Frezza y sus coautores observaron que, a diferencia de algunas terapias más activas, como la meditación o pilates, que requieren considerable concentración o movimiento, escuchar música es una experiencia más pasiva y los pacientes pueden incorporarla sin mucho costo o esfuerzo casi inmediatamente después de la cirugía. «Aunque no podemos decir específicamente que sienten menos dolor, los estudios revelaron que los pacientes perciben que sienten menos dolor, y creemos que eso es igualmente importante. Al escuchar música, puedes disociarte y relajarte. De esa manera, no hay mucho que hacer o en lo que concentrarte, y puedes calmarte», incide Shehzaib Raees, primer autor del estudio y estudiante de tercer año de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad Northstate de California. Los autores del estudio observaron que una reducción en los niveles de cortisol al escuchar música puede desempeñar un papel en facilitar la recuperación de los pacientes después de una cirugía. Algunas variables, como el tiempo que los pacientes escucharon música, no pudieron controlarse en el análisis. Las investigaciones futuras analizarán un programa piloto para evaluar el uso de la música en el entorno quirúrgico, así como en la unidad de cuidados intensivos.