La selección española de baloncesto ha conseguido el cuarto Eurobasket de toda su historia, un título muy especial por la manera en la que se ha conseguido, contra todo pronóstico, en una final en la que Francia era gran favorito y a la que ha secado en un partido completísimo en el que España ha estado por delante en el marcador más de 38 minutos de los 40 de juego, y que ha terminado con el marcador de 88-76.
Juancho Hernangómez se destapó en su mejor partido de largo en toda la competición, anotando 27 puntos y capturando 5 rebotes, siendo el jugador que rompió la final con un segundo cuarto excepcional en el que anotó seis triples y desarboló por completo a Francia. El madrileño fue elegido el ‘MVP’ de la final y anotó nueve lanzamientos en once intentos desde más allá de la línea de tres, una actuación histórica contra la que nada pudo hacer Francia.
El otro gran nombre fue Lorenzo Brown, elegido entre los mejores cinco de la competición, igual que Willy Hernangómez, y que terminó la final con un ‘doble-doble’ de 14 puntos y 11 asistencias que supone además, en el apartado pasador, un récord en una final del Eurobasket. En dobles dígitos de anotación estuvieron también el pívot, 14 puntos, y Jaime Fernández, con 13, que aprovechó el marcaje férreo que Francia intentó sobre Brown para destapar su faceta anotadora.
España dominó el partido de principio a fin, tomando el control del marcador en el minuto 1:25 y no soltándolo hasta que terminó el campeonato. Los de Sergio Scariolo estuvieron en todo momento muy concentrados en el partido y no se amedrentaron con los momentos de inspiración de Francia, que por momentos realizó un baloncesto espectacular, propio de la gran plantilla que presentaba en este campeonato.
Una de las grandes claves fue la intensidad defensiva, pues las pérdidas de balón condenaron a Francia. Los galos perdieron 19 balones, por los nueve de España. De esas jugadas, el equipo español sacó 35 puntos, mientras que su rival solo siete, una diferencia que fue insalvable. De hecho, España robó 12 balones en todo el encuentro, cuatro de ellos Jaime Fernández, mientras que Francia apenas lo hizo en tres ocasiones.
Una vez más la defensa exterior de Alberto Díaz, Rudy Fernández y Lorenzo Brown, con la ayuda de Jaime Fernández, fue decisiva y por dentro entre los hermanos Hernangómez, Usman Garuba y Xabi López-Arostegui cerraron el aro para no permitir apenas rebotes ofensivos a Francia, que solo capturó cinco en 40 minutos de juego.
No fue un camino de rosas para España, que a pesar de llegar a cosechar una ventaja de 21 puntos en el segundo cuarto en el momento de más inspiración de Juancho Hernangómez, se marchó al descanso solo diez arriba. Francia comenzó ahí un parcial de 16-0 que se extendió al tercer periodo, con el madridista Guerschon Yabusele a la cabeza que amenazó al combinado nacional y que llevó a poner el partido en tres puntos (49-46).
Ahí paró el partido Sergio Scariolo, que volvió a cambiar el ritmo y a ampliar la ventaja de España, que entró en el último cuarto con una ventaja de nueve puntos. Evan Fournier, con muchos problemas de faltas, y Thomas Heurtel, lideraron la resistencia gala, pero se encontraron muy solos y no tuvieron la regularidad necesaria para llegar a acercarse realmente en el cuarto.
En los últimos minutos, España lejos de sufrir leyó el partido a la perfección y desesperó a Francia, con Lorenzo Brown manejando el ritmo del partido a su antojo y Willy Hernangómez dominando en la pintura a Rudy Gobert, que no llegó a ser determinante en ningún momento ni en defensa ni en ataque.
Sergio Scariolo dio incluso en el último minuto entrada a Joel Parra y Sebas Saiz para que los hermanos Hernangómez se llevaran una ovación y que los doce jugadores que había llevado primero a Georgia y después a Alemania estuvieran en algún momento sobre la pista en el histórico día.
Ambas selecciones renunciaron a jugar los últimos segundos y se desató la locura en el Arena de Berlín, donde España hizo historia al volver a proclamarse campeón de Europa, título que suma al de campeón del mundo que también ostenta, en el que era uno de los Eurobasket más complicados de la historia y al que los de Sergio Scariolo llegaban en plena reconstrucción, sin apenas experiencia y cargados de monedas al aire que terminaron cayendo todas de cara.