España escala tres puestos en el ranking de competitividad digital y vuelve al nivel de 2022

Redacción

España ha ganado tres posiciones en el ‘Ranking de Competitividad Digital’ elaborado anualmente por la escuela de negocios IMD (Institute for Management Development) y que analiza el grado de adopción y preparación digital de 64 economías, pasando a ocupar el puesto 28 que ya le correspondió en 2022, al tiempo que Singapur figura en primer lugar de la clasificación tras desbancar a Estados Unidos, que baja al cuarto puesto.

Aunque España se mantiene estable en las tres grandes categorías que conforman el estudio Conocimiento (26º), Tecnología (31º) y Preparación para el Futuro (29º), la subida obedece a las mejoras obtenidas en algunos subfactores analizados tales como la formación y educación (31º); el marco regulatorio (34º) y, especialmente, la agilidad empresarial (33º), factor en el que España mejora 10 posiciones.

En este sentido, los responsables del estudio señalan que el ascenso de España en la clasificación de este año se debe especialmente a los avances en digitalización en el ámbito corporativo, mientras que la gestión del talento digital continúa siendo una de las principales debilidades, así como la legislación para la investigación científica donde España ocupa los últimos puestos del ranking mundial.

«Uno de los aspectos más destacables en la evolución que ha experimentado España se debe a cómo el sector empresarial se está alineando cada vez más con los retos de la digitalización», apunta el economista jefe del Centro de Competitividad Mundial del IMD, Christos Cabolis, en referencia a la mayor agilidad de las empresas (pasando de la posición 43º a la 33º), en gran parte al aprovechar de manera más efectiva el uso de Big Data y Analytics, y la mejor preparación para aprovechar las oportunidades y abordar las amenazas de la digitalización.

Otros puntos fuertes del país en lo que toca a la competitividad digital son el índice de educación en informática, robots en educación e I+D y la velocidad de ancho de banda de Internet, todos ellos en la posición 7º y por tanto dentro del Top 10 mundial.

Por su parte, y en lo referente a las debilidades, los autores apuntan que la principal debilidad para la competitividad digital de España está en la atracción y gestión del talento digital, factor que obtiene la caída más notable en la edición de este año bajando siete posiciones (del 27º al 34º) obteniendo la peor clasificación desde hace años.

La caída se debe principalmente a los peores resultados obtenidos por España en su capacidad para atraer directivos con experiencia internacional (caída de 17 posiciones) y la reducción de las habilidades tecnológicas y digitales de los equipos (caída de 6 posiciones), mientras que también destaca negativamente la legislación para la investigación científica, ámbito en el que España ocupa el puesto 59º, estando por tanto a la cola de las 67 economías analizadas.

SINGAPUR LIDERA LA CLASIFICACIÓN.

La última edición del ‘Ranking de Competitividad Digital’ cuenta con Singapur en la primera posición, por delante de Suiza y Dinamarca, mientras que Estados Unidos, que ocupó la primera posición el año pasado, desciende tres puestos hasta el cuarto lugar.

«Es probable que las economías que equilibran una gobernanza sólida, avances tecnológicos y adaptabilidad a las tendencias emergentes lideren la competitividad digital en los próximos años», afirma Christos Cabolis, para quien las tensiones geopolíticas se han convertido cada vez más en un factor determinante para la competitividad digital de los países.

«Las rivalidades geopolíticas, especialmente entre grandes potencias como EE.UU. y China, están fragmentando en cierta medida el panorama digital, influyendo no sólo en la forma en que otros países desarrollan y utilizan las tecnologías digitales, sino también en su capacidad para competir a nivel mundial», afirma José Caballero, economista senior del Centro de Competitividad Mundial».

De tal modo, la capacidad de una economía para competir a nivel mundial se ve amenazada por la guerra comercial entre China (que ha subido cinco puestos hasta el 14º) y Estados Unidos (4º) y es probable que cualquier nuevo arancel incluya elementos relacionados con la seguridad nacional.

En otras palabras, los responsables del estudio avisan de que las tensiones en torno a la tecnología y la seguridad podrían intensificarse, lo que llevaría a EE.UU. a restringir aún más el acceso de China a la tecnología avanzada.

Por otro lado, otro de los retos más significativos para la competitividad digital en 2025 sería la gran disparidad entre los países en el desarrollo de infraestructuras digitales, ya que muchas economías, especialmente en las regiones en desarrollo, carecen de acceso a banda ancha de alta velocidad, electricidad fiable y redes de telecomunicaciones modernas, lo que limita su participación en la economía digital mundial.

TECNOLOGÍAS EMERGENTES Y DESIGUALDAD DIGITAL.

Si bien las tecnologías emergentes como la inteligencia artificial (IA), el blockchain y la computación cuántica están impulsando la innovación y remodelando las industrias, las economías y las sociedades, también pueden aumentar la desigualdad digital, resalta el estudio.

De tal manera, es probable que los países que aprovechen eficazmente el poder de estas tecnologías aumenten su ventaja competitiva digital, lo que conducirá a un crecimiento económico sostenido, una mayor productividad y una mayor influencia global.

«El avance inicial de una economía puede ser el resultado de un enfoque específico en uno de los aspectos digitales que mide la clasificación: por ejemplo, la convergencia de esfuerzos para mejorar los resultados educativos. Sin embargo, para mantenerse en los primeros puestos de la clasificación, las economías deben consolidar sus resultados en varios factores. Tanto el sector público como el privado tienen un papel crucial que desempeñar», afirma José Caballero.

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