España, Francia, Grecia, Rumanía y República Checa han hecho piña para demandar un “enfoque común a nivel europeo” para atajar la escalada del precio de la luz con motivo de la celebración del Eurogrupo en Luxemburgo, donde su evolución y el impacto en términos de inflación para las economías ha estado en el centro del debate.
La demanda la formulan en un comunicado conjunto firmado por la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, y los ministros de Francia, Bruno Le Maire; República Checa, Alena Schillerová; Grecia, Christos Staikouras, y de República Checa, Dan Vîlceanu.
Los titulares económicos apuntan que el drástico aumento de los últimos meses supone una “carga considerable y creciente para los hogares y nuestras empresas, con un impacto especialmente intenso en los más vulnerables y nuestras pymes”, abogando por que se despliegue un abanico de medidas y se investigue además el mercado del gas para averiguar por qué sus contratos han resultado “insuficientes”.
La actuación que demandan se articularía a través de un “enfoque común” europeo a fin de coordinar las respuestas nacionales para reaccionar “de inmediato” al encarecimiento, estando entre ellas el diseño de “directrices comunes sobre el almacenamiento de gas” con el fin de “mitigar y suavizar” los aumentos de precios. Además, apuestan por “coordinar mejor” las compras de gas para “aumentar nuestro poder de negociación”.
Entre las medidas que juzgan necesarias reclaman a una reforma del mercado eléctrico mayorista para establecer un “mejor” vínculo entre el precio soportado por los consumidores y el coste promedio de producción de electricidad con el mix nacional, sobre todo cuando se quiere descarbonizar las economías con su electrificación.
Los ministros piden además buscar una autonomía mayor en materia de suministro para no depender de las volatilidades de los mercados internacionales. “Debemos centrarnos en lograr la independencia energética invirtiendo en diversificar nuestro suministro de energía y reducir la dependencia europea de los países exportadores de gas lo más rápido posible”, demandan, convencidos de que las energías bajas en carbono como son la biomasa, eólica y solar “jugarán un papel clave en la diversificación”.
En materia de derechos de emisión, cuyo encarecimiento está también en gran parte detrás de la fuerte subida de los precios mayoristas de la energía, consideran que es una herramienta “fundamental” para dar un precio explícito al carbono y activar la transición energética.
Sin embargo, reparan en que se necesita “garantizar un precio del carbono más predecible y evitar una volatilidad excesiva”, brindando a los actores públicos y privados “la oportunidad de planificar con anticipación y trasladar sus inversiones a actividades bajas en carbono”.