¿Quién nos iba a decir que estamos asistiendo a lo que estamos asistiendo en el clan Pantoja?… De la misma manera, y salvando las distancias, que nadie nos podría decir hace un año que viviríamos una pandemia mundial y que un virus nos metería en casa, pues nadie nos podría haber aventurado que Kiko Rivera, ‘mi niño del alma’ como decía Isabel Pantoja en aquel concierto en el que subió a su hijo, empezara a abrir la caja de Pandora. Bueno la de Pandora y la de los Truenos.
Al parecer, Isabel Pantoja, está tranquila, pero seguro que lo qué ha sucedido no le hace gracia.
Y es que es sorprendente ver todo lo que se ha hablado de la pequeña de la casa, Isa Pantoja. Que si se había quedado embarazada siendo muy joven, que si nada más cumplir los 18 años debutó siendo imagen de una famosa marca y allí habló largo y tendido, que si sus salidas y entradas y un largo etcétera que no tiene sinigual.
Entre todas sus intervenciones y exclusivas, Isa Pantoja dejaba ver las diferencias que tenía con su familia, algo que su hermano Kiko Rivera, le criticó, le juzgó tanto en redes como en entrevistas bajo un ¡clin, clin, caja! Pero es que, no además, no olvidemos que le retiró la palabra, sí le retiró la palabra y habló de lo mal que se lo hacía pasar a su madre, de lo mucho que le hacía sufrir a su madre Isabel Pantoja.
Madre e hijo se mostraban a la sociedad como uña y carne. Era su sostén. Kiko Rivera estaba ahí para defender a su madre siempre y para recriminar la actitud de ‘la niña’. E Isabel Pantoja, igual. Ahí estaba para defender a su ‘pequeño del alma’. Pero en menos de 48 horas, Kiko Rivera soltaba lo más grande por su boca, y quizá lo que más le pueda doler a su madre: Hablar y revelar detalles de lo que confiere a la herencia de Francisco Rivera, ‘Paquirri’ y de los famosos trajes robados en su día y que jamás pudo entregar a los hijos del torero que tanto pidieron: Francisco y Cayetano Rivera.
Por cierto, nadie se ha preguntado o nadie preguntó ¿qué pasó con aquellos trajes, porque seguro que si fue un robo, tendrían seguro y nadie reclamó ese dinero que podría haber indemnizado el seguro? ¿No lo cubría el seguro? De haber existido y de haberlo cubierto, ¿se cobraría el seguro? ¿Se haría repartición?
El caso es que Kiko Rivera el que se suponía el hijo amado, el hijo perfecto con su madre desde entonces, no ha parado. ¿Hasta dónde va a llegar? ¿Qué nos falta por ver? Tú, ¿qué crees?