«Franco ha muerto. Franco ha muerto. Franco ha muerto». Eran las 4:58 horas del 20 de noviembre de 1975 cuando el teletipista José Luis Blanco Mascañeras apretó el botón. «¡Dalo ya, es orden del director!», le acababa de espetar el periodista Marcelino Martín Arrosagaray, redactor del flash de las 9 palabras. A partir de ese instante la noticia fue difundida en todo el mundo por las agencias internacionales, que citaban como fuente informativa a Europa Press.
En la redacción de la agencia, situada, como hoy en día, casi al final del Paseo de la Castellana, se hizo un silencio enorme. No era muy difícil, pues en la oficina sólo se encontraba, junto con Martín y Blanco, el telefonista Clemente Sanz Fernández. Había nervios: «¿Y si nos hemos equivocado?», pensaba Martín Arrosagaray. Pero no se habían equivocado, era cierto, Franco había muerto esa madrugada y Europa Press dio la primicia mundial, con lo que esta agencia de noticias española consolidó definitivamente su prestigio.
¿Cómo llegó esta agencia de noticias privada, ajena al aparato oficial, a adelantarse a todos a la hora de informar de la muerte del dictador? La historia detallada la recoge, con testimonios de sus protagonistas, Jesús Frías (que fue redactor de Tribunales y redactor jefe de la agencia) en su libro ‘De Europa a Europa’, que repasa los 32 primeros años de vida de Europa Press (1953-1985).
SE INFORMÓ SOBRE LA ENFERMEDAD DE FRANCO
Franco arrastraba crecientes problemas de salud desde el verano de 1974. El 12 de octubre de 1975, tras asistir a los actos de la Fiesta de la Hispanidad, el Jefe del Estado sufrió un enfriamiento y tuvo que guardar cama. Europa Press se hizo eco, desde el primer momento, del estado de salud del dictador, del que fue informando rigurosamente a sus abonados. Así, en la primera página del Resumen Económico (boletín de actualidad política y económica que se enviaba por correo) del 18 de octubre, se publicó que la reunión del pleno de Gobierno había sido breve porque Franco se hallaba indispuesto, con síntomas de gripe.
Al día siguiente la información se titulaba ‘La salud del Jefe del Estado, centro del interés nacional’ y ya se comunicaba que se habían adoptado diversas medidas debido a la avanzada edad de Franco (82 años), porque las consecuencias de la gripe podrían afectar a otros órganos, entre ellos el corazón. Durante todo este mes, hasta el 20-N, de enfermedad y agonía Europa Press informó puntualmente del estado de salud del general: el 21 de octubre se transmitía que había sufrido una insuficiencia coronaria.
Días más tarde, el 24, el Gobierno facilitó un parte médico reconociendo un retroceso en la enfermedad y Europa Press se atrevió a informar de la organización de las actividades a desarrollar tras el fallecimiento: comunicó que el ministro de Información y Turismo, León Herrera Esteban, daría la noticia a través de la radio y la televisión, y que el presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, se dirigiría entonces a los españoles mediante un mensaje televisado.
La agencia también informó de que se constituiría el Consejo de Regencia (que asumiría las funciones de la Jefatura del Estado), que la capilla ardiente se instalaría en el Palacio de Oriente, que el Rey sería proclamado a continuación y que Franco sería inhumado en el Valle de los Caídos en un entierro presidido por el nuevo monarca Juan Carlos I.
PRESIONES DEL MINISTERIO DE INFORMACIÓN Y TURISMO
Europa Press se arriesgaba al difundir este tipo de informaciones porque en el régimen, aunque en sus estertores, la prensa estaba sometida a la acción de la censura, a través del Ministerio de Información y Turismo, y a las posibles represalias por parte de este. Durante este periodo hubo tensiones entre la agencia y los responsables del ministerio.
El 3 de noviembre la información acerca de una operación a vida o muerte era contestada con una llamada de la Dirección General de Prensa al director de la agencia, Antonio Herrero Losada: «Te vas a tragar el teletipo», le decían para presionarle. Otro serio incidente entre agencia y ministerio se produjo cuando se difundió una noticia que describía con amplitud, gracias a una fuente interna, cómo era la habitación del palacio de El Pardo donde se encontraba Franco.
A una semana del fallecimiento las informaciones que recibía Europa Press apuntaban a una situación irreversible y a un final próximo. Así llegó la noche del 19 de noviembre, cuando el director de la agencia pidió que casi todos los trabajadores se fueran a dormir para estar frescos al día siguiente. El periodista Mariano González fue a cubrir la información al hospital La Paz (donde se encontraba Franco), sustituyendo a su compañero Juan Miguel Pérez, que hacía el turno diurno.
«UN VEHÍCULO GRANDE CON UNAS LUCES MUY POTENTES»
Una de las claves de la primicia, según testimonio del propio Mariano González recogido en el libro de Frías, estuvo en «un vehículo grande con unas luces muy potentes» que el periodista vio llegar hacia las 4 de la madrugada. Comprobó que era el del jefe de la Casa Civil del Jefe del Estado. Quince o veinte minutos después llegó otro vehículo similar. Comprobó que era el del teniente general jefe de la Casa Militar de Franco. Era la primera vez que estos vehículos regresaban al hospital de madrugada, así que llamó a la redacción para informar de este hecho.
Europa Press había preparado la actuación para cuando llegara ese momento. Disponía de diversas fuentes clave que se habían comprometido, si no a informar de la muerte de Franco, al menos a no mentir si les preguntaban acerca del tema. Entre estas fuentes destacaban: un militar del Servicio de Información de Presidencia del Gobierno, amigo de Herrero; Nicolás Franco y Pasqual de Pobil, sobrino del dictador y amigo del presidente de la agencia, José Mario Armero; y un miembro del equipo médico que atendía a Franco. Preguntando a estas fuentes se llegó a la conclusión de que Franco había muerto y por tanto se podía publicar la noticia.
El texto del teletipo también estaba pensado de antemano: «Franco ha muerto», repetido hasta tres veces para que no cupiera lugar a dudas, dada la trascendencia del hecho que se estaba anunciando al mundo, seguramente la noticia más importante del año 1975 en España y una de las más importantes del siglo. El éxito informativo fue tal que le valió a la agencia de noticias el reconocimiento unánime del sector y el Premio Nacional de Periodismo, llamado precisamente Francisco Franco, otorgado el 8 de marzo de 1976 por toda la labor desarrollada el año anterior, especialmente por la forma en que había informado de la enfermedad y muerte del Jefe del Estado. Es la historia de una primicia mundial que hoy cumple 42 años.