Grupo SPAG habla acerca de la polémica con los cañones antigranizo

Remitido

La gran mayoría de agricultores que conocen los sistemas de protección antigranizo por ondas de choque reconocen su eficacia y gran rentabilidad frente a otras alternativas como las mallas antigranizo o los seguros agrarios. Es por ello que cada vez más agricultores instalan un sistema antigranizo para proteger sus cultivos.

No obstante, hay una minoría que piensa que los sistemas son el origen de sus problemas. En los últimos meses, ha proliferado, principalmente en la zona del Altiplano de Yecla-Jumilla, en la región de Murcia, una polémica acerca del funcionamiento real de los llamados cañones antigranizo.

Este ruido social no es nuevo, de hecho resurge cada año por la misma época (abril-septiembre), ya que es cuando llega la temporada de tormentas y granizo. En medios de comunicación, tales como informativos de TV regional y nacional, prensa y radio, se han hecho eco de manifestaciones realizadas ante las puertas de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) por agricultores en contra.

Pero, ¿por qué hay agricultores en contra cuando precisamente son sistemas dirigidos a su sector?

Manifiestan que son sistemas “anti lluvia” que abren las nubes, las “rompen” y las desplazan a otras zonas, afectando directamente a los agricultores y productoras del Antiplano que solo tienen como recurso los pozos y, por tanto, las lluvias. Hay agricultores que incluso los responsabiliza de la sequía que hemos vivido este año.

Afirman que son ilegales, ya que vulneran el Artículo 3 de la Ley de Aguas y su uso no cuenta con la autorización administrativa de la Confederación Hidrográfica, que es el organismo encargado de hacerlo.

No obstante la realidad es completamente distinta, ya que los sistemas de Grupo SPAG no afectan en ningún momento al ciclo hidrológico de la nube.

De hecho, AEMET afirma que no existe ninguna evidencia científica de que estos sistemas afecten al régimen de precipitaciones.

Hay que destacar que la piedra de granizo se forma en la nube a un tamaño considerablemente mayor a como llega a la superficie. Es así porque en su camino se va descongelando por la fricción del aire.

Lo que hacen estos sistemas es aumentar en mayor medida la resistencia del aire mediante la emisión de ondas de choque, que se generan mediante una mezcla de gas acetileno (inocuo e inofensivo para el medio ambiente) y oxígeno. Con ello, se acelera aún más el proceso de descongelación de la piedra de granizo en su caída hacia la superficie. Como resultado, se consigue que el tamaño del granizo se reduzca considerablemente a como lo haría sin la aplicación del sistema, llegando a la superficie en estado desestructurado, aguanieve o agua.

De esa manera, se protege del granizo los cultivos de los agricultores, aunque también tiene aplicación en el sector de la automoción, aeronáutica y energético.

Al no producirse ninguna modificación artificial del ciclo hidrológico, los sistemas no incumplen la Ley vigente y, por tanto, no requieren de ninguna autorización por parte de la Confederación Hidrográfica. Es decir, los sistemas antigranizo son plenamente legales.

Respecto a si son la causa de la sequía que hemos vivido este año, hay que destacar que en España se producen ciclos periódicos de sequía cada 8 o 10 años.

Esto es así porque está ubicada en una zona templada del planeta y bajo la influencia de dos corrientes de aire: una fría y húmeda que proviene del Océano Atlántico y otra masa de aire cálido y seco que procede del continente Africano. Los periodos de escasez son cada vez peores y se debe a una falta de lluvias y principalmente al cambio climático.

Si se analiza el monitor de sequía meteorológica en España de AEMET, se observa que en abril-mayo la sequía afectó duramente a distintas zonas del norte, Cataluña, Castilla La Mancha y región de Murcia.

De acuerdo al avance climatológico mensual publicado por AEMET, en abril de 2023 en la Región de Murcia la precipitación media fue de 4,9 litros por metro cuadrado, siendo el cuarto mes más seco de los últimos 63 años de registros en la región (tan solo por detrás de 1985, 1987 y 2008) y el segundo más seco del siglo XXI.

Una situación terrible para los campos y que contrasta completamente con el avance climatológico mensual de abril del año pasado, que dictaba que la precipitación diaria en la Región de Murcia fue de 76 litros por metro cuadrado, lo que otorgaba al mes un carácter muy húmedo y el tercer abril más húmedo del siglo XXI.

Por suerte, en el mes de junio de 2023, la situación ha cambiado radicalmente en la zona de Murcia, teniendo lugar un mes húmedo.

Los primeros sistemas antigranizo en la zona de Jumilla-Yecla en la Región de Murcia se implementaron en el año 2015. Analizando los datos proporcionados por la AEMET sobre el comportamiento de la sequía comparando este año y el pasado, se determina que los sistemas antigranizo no son los culpables de la sequía producida y tampoco los causantes de evitar la lluvia.

Se entiende la frustración que viven los agricultores cuando se producen pérdidas económicas en los cultivos a falta de lluvia. Cuando sube la emoción es cuando más baja la razón y nos volvemos más vulnerables. Pero es en este momento cuando más hay que aplicar la lógica.

Si fuera un sistema capaz de evitar las lluvias, seguramente potenciarían esa capacidad para evitar inundaciones y su producto alcanzaría un valor y coste mucho mayor.

Si fuera un sistema que produce sequía, coincidiría que habría puntos de sequía en cada zona donde se implementa un sistema y, desde luego, no existirían años húmedos y secos, sería una constante de años muy secos.

Si fuera un sistema ilegal, no podría haber más de 800 sistemas distribuidos por todo el mundo, no tendrían más de 50 años de recorrido y desde luego los organismos competentes ya los tendrían cesados.

Realmente, es irónico culpabilizar a una empresa por las pérdidas sufridas cuando su propósito es justamente evitarlas.

Por ello, es importante informarse y conocer todos los hechos antes de llevar a cabo cualquier tipo de acción que pueda ponerse en contra.

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