La ópera ‘Hadrian’, del cantautor y compositor canadiense Rufus Wainwright, se ha ganado la ovación del público que ha acudido este miércoles al Teatro Real a presenciar un relato que da voz al amor homosexual y que supone el cierre de la temporada 2021-2022 en el coliseo madrileño.
Al final de la obra, el público ha vitoreado y aplaudido durante más de cinco minutos al elenco, encabezado por Thomas Hampson (Hadrian) y Santiago Ballerini (Antinous) pero, especialmente, a una grandiosa Vanessa Goikoetxea, en el papel de Sabina, por su magnífica actuación durante el segundo acto, acompañada del Coro Titular del Teatro Real, quien ha recibido emocionada el cariño de los espectadores.
‘Hadrian’, interpretada por un sublime Thomas Hampson, recrea la historia del último día del emperador romano que gobernó entre los años 117 y 138 d.C. En esta ocasión, Rufus Wainwright se ha centrado en la parte más desconocida del emperador romano, quien vivió abiertamente su homosexualidad y su profundo e inquebrantable amor por otro hombre, Antinous, dejando de lado otros aspectos más conocidos de su legado como la construcción en Britania del muro que lleva su nombre o su conflicto con Judea contra el auge del monoteísmo.
El director de cine, Pedro Almodóvar no ha querido perderse esta ópera en versión de concierto semiescenificada en cuatro actos, a la que también ha acudido la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño; la delegada de Cultura y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy; o los Duques de Huéscar, entre otros rostros conocidos.
Con libreto de Daniel MacIvor y la colaboración especial de la Mapplethorpe Foundation, la obra fue estrenada en la Canadian Opera Company de Toronto el 13 de octubre de 2018. En su representación en Madrid, la ópera se apoya en las impactantes imágenes del fotógrafo Robert Mapplethorpe, cerca de 300, que ayudan a adaptar mejor la historia y lograr una mejor inmersión en el universo de ‘Hadrian’ que transcurre, durante más de dos horas y media, en un escenario minimalista de tonos neutros.
Inicialmente estaba prevista la actuación de la soprano Ainhoa Arteta y el bajo Rubén Amoretti. Sin embargo, ambos han cancelado su participación en la ópera por motivos de salud y han sido sustituidos por Alexandra Urquiola (Plotina) y Christian Federici (Turbo), respectivamente.
Las relaciones homoeróticas eran aceptables entre la nobleza romana de la época, pero solo se veían con buenos ojos entre adultos y esclavos. En este caso, Antinous, además de ser un hombre libre, era demasiado mayor y era tratado como un compañero de plena igualdad. Ambos se conocieron en Grecia mientras el emperador recorría el Imperio y pasaron los siguientes seis años juntos continuando ese recorrido.
Casi al final de sus viajes, contemplando la perspectiva feliz de una vida juntos en la villa del emperador a las afueras de Roma, Antinous murió en circunstancias sospechosas ahogado en el Nilo. Este es el punto de partida de ‘Hadrian’: una explicación a esta muerte y a la política de Adriano, que transporta a una de las mayores historias de amor de todos los tiempos.
«ÉL AMÓ»
Así, el primer acto se desarrolla en Tibur, la villa de Adriano, en las afueras de Roma, con la muerte de Antinous, mientras que el segundo se sitúa en el pasado y en Grecia. En este punto de la obra, la pareja de amantes, vestidos de color blanco y negro, han hecho gala de su romántica relación.
De emoción singular ha sido el tercer acto, que transcurre en un lugar fuera del tiempo donde se da la oportunidad a los espectadores de ser testigos del amor entre Adriano y Antinous, que ha madurado hasta convertirse en la pasión cómplice de las almas gemelas.
Finalmente, en el cuarto acto, Adriano queda desolado por el conocimiento de la verdad, pero luego se levanta y actúa, adoptando una venganza que será la perdición tanto del Imperio como de los deseos de Plotina (la emperatriz que condujo a Adriano hasta su trono) de ser recordada eternamente, ya que firma el edicto para enviar tropas a Judea.
Finalmente, Adriano obliga a confesar el asesinato de Antinous a Turbo, que alega que todo fue por el emperador y su legado, a lo que él responde que su herencia no será la guerra, sino que amó. «De una manera yo era sincero. Una manera de ser recordado. Este último aliento, mi legado: Él amó», concluye ‘Hadrian’, tras llevar al espectador a un recorrido entre el frágil consuelo de la memoria y la inapelable realidad de la pérdida.