Una investigación dirigida por científicos del Jonsson Comprehensive Cancer Center de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) ha aportado nuevos conocimientos sobre la «diafonía» molecular en las células del cáncer de páncreas, identificando vulnerabilidades que podrían constituir una diana para fármacos que ya se están estudiando en varios tipos de cáncer.
«Se prevé que el adenocarcinoma ductal de páncreas, muy resistente a las terapias actuales, se convierta en la segunda causa más común de muertes relacionadas con el cáncer en los Estados Unidos dentro de esta década. Los resultados de este estudio aumentan nuestra comprensión del microambiente inflamatorio dentro de estos tumores y sugieren estrategias farmacológicas dirigidas que podrían emplearse para aprovechar esta característica distintiva del cáncer de páncreas mediante los tratamientos actuales», explica el autor principal, el doctor Caius Radu.
En esta investigación preclínica, publicada en la revista ‘Cell Reports’, se utilizaron células tumorales de pacientes y tumores de xenoinjerto derivados de líneas celulares.
Se centra en el interferón de tipo I impulsado por STING, una molécula de señalización del sistema inmunitario que impide la proliferación de las células cancerosas en los estudios de laboratorio, pero que suele tener el efecto contrario en la práctica clínica, donde las células tumorales se adaptan a ellas y a menudo se vuelven resistentes al tratamiento con radiación, quimioterapia y bloqueo de puntos de control inmunitarios. Los interferones se producen en las células inmunitarias y de otro tipo, incluidos algunos tipos de células cancerosas.
«Determinamos que un subgrupo de tumores de PDAC presenta una respuesta intrínseca al interferón que no ha sido modelada por las condiciones estándar de cultivo celular. Utilizando varias técnicas avanzadas, descubrimos que la señalización del interferón hace que las células tumorales dependan de una vía de señalización específica para sobrevivir. Sin embargo, si inhibimos una proteína llamada ATR, que desempeña un papel importante en esta vía de señalización, podemos causar un daño catastrófico en el ADN de las células cancerosas e inducir la muerte celular programada», argumenta otro de los autores, Evan Abt.
Los resultados sugieren que los nuevos fármacos de moléculas pequeñas que inhiben el ATR y que se están estudiando para el tratamiento de varios tipos de cáncer, incluido el PDAC, podrían utilizarse en combinación con la «amplificación» del interferón para frustrar la capacidad de escape de las células tumorales.
Los investigadores definieron una serie de interacciones moleculares que conducen a una cascada de acontecimientos intracelulares. A través de su influencia en varios genes, el interferón altera los procesos metabólicos que sustentan la base del ADN de las células cancerosas, reduciendo el suministro de bloques de construcción bioquímicos necesarios para que el ADN sobreviva.
Para compensar, las células cancerosas recurren a una vía de señalización (la vía de señalización de la respuesta al estrés de la replicación) que puede permitir que el ADN amenazado sobreviva, en gran parte gracias a la influencia del ATR.