El candidato del PSC a la Presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, dependerá del presidente del Parlament catalán para poder defender su investidura en la Cámara, ya que es el encargado de proponer el candidato.
El Parlament tendrá hasta el viernes 12 de marzo para constituirse tras las elecciones catalanas del 14 de febrero, en las que el PSC logró la victoria en votos, pero empató en 33 escaños con ERC, seguidos por Junts, que obtuvo 32.
Los plazos están recogidos en la Ley de Presidencia de la Generalitat y el Govern, que da al presidente de la Generalitat 20 días hábiles desde la fecha de las elecciones para convocar la sesión constitutiva de la Cámara.
La norma da la potestad al presidente del Govern de constituir la Cámara, pero, con la inhabilitación del expresidente Quim Torra, esta competencia la tendrá el vicepresidente en funciones de presidente, Pere Aragonès.
Tras la sesión constitutiva del Parlament, en la que se elige el presidente del Parlament y los miembros de la Mesa, se abre un plazo de 10 días hábiles para que el presidente de la Cámara proponga la investidura de un candidato a la Presidencia de la Generalitat.
Esto situaría el plazo máximo hasta el lunes 26 de marzo: entonces se sometería a una primera votación y, si no lograra la mayoría absoluta de los votos, dos días más tarde se celebraría una segunda votación, en la que al candidato le valdría la mayoría simple para ser investido.
Si tampoco lo lograra entonces, se abriría un plazo máximo de dos meses para encontrar un candidato –lo que llevaría a finales de mayo– y, si no fuera posible, se volverían a convocar elecciones automáticamente, como ocurrió tras la inhabilitación de Torra y provocó que los comicios cayeran el 14 de febrero.
Dos de los candidatos, el socialista Salvador Illa y el republicano Pere Aragonès ya han manifestado su intención de someterse a la investidura: el presidenciable del PSC lo tiene difícil porque sus opciones pasan solo por sumar con ERC y comuns, algo que los republicanos han rechazado, mientras que Aragonès propone un pacto con Junts, CUP y comuns, que también se antoja difícil porque cuenta con vetos cruzados.