El PSC, con el exministro de Sanidad Salvador Illa a la cabeza, ha logrado rentabilizar el llamado ‘efecto Illa’ y convertirse en la fuerza más votada en las elecciones catalanas de este domingo. No obstante, con el 90% de los votos escrutados, los socialistas catalanes se han quedado empatados a escaños con ERC, con 33 asientos en un Parlament en el que las fuerzas independentistas vuelven a sumar mayoría absoluta, y la formación de un nuevo gobierno catalán se presenta complicada por los vetos cruzados.
El PSC ha cosechado en las elecciones de este domingo 14 de febrero más del 23% de los apoyos, cumpliéndose así las predicciones de la mayoría de las encuestas y también sus expectativas. De hecho, contaban con la posibilidad de que volviera a repetirse la situación que ya vivieron en 1999 y 2003, cuando fueron primeros en votos pero no en escaños, por los efectos del sistema electoral, que proporcionalmente reparte más asientos en Girona, Lleida y Tarragona.
La decisión del PSC de cambiar de cabeza de cartel a un mes y medio de las elecciones, tras la decisión del líder de la formación y ahora ministro, Miquel Iceta, de dar un paso atrás en favor de Illa, supuso un revulsivo en la campaña electoral. Sin embargo, finalmente no ha sido lo suficientemente fuerte para dar un vuelco al tablero político que facilite un Gobierno encabezado por los socialistas, ante la resistencia que han demostrado tener las fuerzas independentistas.
FIN A LA DEBACLE DEL PSC QUE EMPEZÓ EN 2012
Eso sí, los socialistas catalanes han logrando un gran resultado, al doblar sus apoyos respecto a las elecciones de 2017, cuando obtuvieron su segundo peor resultado histórico con 17 escaños, la cuarta posición y el 13,8% de los votos; una debacle que comenzó en 2012 coincidiendo con el auge del independentismo, y que les hizo tocar fondo en 2015, con 16 escaños y el 12,7% de los apoyos.
Pero a pesar de ser la fuerza más votada, con el 91% del voto escrutado no han visto reflejada esa ventaja en escaños, al empatar con ERC a 33 y solo superar en uno a Junts, que ha logrado 32, con el mencionado porcentaje de voto escrutado. De este modo, finalmente se ha impuesto el empate técnico en escaños que señalaban varios estudios demoscópicos, y que hace imposible la suma del PSC y los comunes, con 8 escaños, para formar un Gobierno de coalición sin necesidad de otros apoyos.
El PSC aspiraba a dar un vuelco al panorama político catalán al situar al exministro de Sanidad como candidato a la Generalitat. Fue el propio líder de los socialistas catalanes y ahora ministro de Política Territorial quien decidió en noviembre dar un paso atrás y ceder su puesto a Illa, al constatar en sus encuestas internas las buenas expectativas que éste generaba.
Tras salir del Gobierno ‘in extremis’ y desembarcar en la campaña a cuatro días de que arrancara, el PSC ha centrado la contienda en el perfil «presidenciable» de Illa, usando el «todos contra Illa» a su favor, al situarle como el candidato a batir por todos y centrando el protagonismo.
Sin embargo, a pesar de que el PSC ha logrado un gran resultado, pasando de esa cuarta posición de 2017 a ser primera fuerza en votos, el bloque independentista de ERC, Junts y la CUP ha vuelto a lograr mayoría. Además, los republicanos le han empatado en escaños a pesar de sacar menos votos.