Íñigo Onieva se queda sin trabajo a menos de dos meses de su boda con Tamara Falcó

Redacción

Nuevo contratiempo para Tamara Falcó e Íñigo Onieva. A mes y medio de su boda la pareja -o en este caso el novio- ha sufrido un inesperado varapalo que no ha hecho sino reforzar las teorías de los que cada vez están convencidos de que su enlace está ‘gafado’.

Tras anunciar su compromiso en septiembre de 2022, salía a la luz una infidelidad del empresario que daba al traste con su relación. Tres meses después la marquesa apostaba por el amor y decidía darle una segunda oportunidad al hombre de su vida que, sin tiempo que perder, volvía a pedirle matrimonio. Aunque en un principio anunciaban a bombo y platillo que se darían el ‘sí quiero’ el 17 de junio, días después decidían posponer su enlace por «motivos técnicos» que no llegaron a especificar, aunque el hecho de que Isabelle Junot -íntima amiga de Tamara y mujer de su primo Álvaro Falcó- saliese de cuentas a mediados de junio habría tenido mucho que ver.

Tras unas paradisíacas vacaciones en Bali para celebrar su ‘prehoney moon’, la marquesa contraía una fuerte gastrointeritis que la obligó incluso a desplazarse por el aeropuerto en silla de ruedas; no era la única desgracia que golpearía a la hija de Isabel Preysler, ya que poco después sufría un esguince tras caerse en ‘El Hormiguero’, y hace tan solo una semana -a 54 días de su boda- se quedaba sin vestido de novia.

Y ahora, como si estuviesen metidos en una espiral de mala suerte -las malas lenguas dicen que es la ‘divina providencia’- Íñigo se ha quedado sin trabajo y, por tanto, sin su principal fuente de ingresos. Tal y como ha revelado este martes Belén Esteban en ‘Sálvame’, el joven ha sido despedido como relaciones públicas de los restaurantes madrileños ‘Tatel’ y ‘Totó’, del grupo Mabel Hospitality, propiedad entre otros de Rafa Nadal, Pau Gasol y el hermano de Tamara, Enrique Iglesias: «No sé qué habrá pasado, pero le han dicho que no vuelva» ha asegurado la colaboradora.

Al parecer, la empresa ha cambiado de CEO y éste habría hecho una reestructuración en la que no tendría cabida Íñigo. A pesar de que podría seguir llevando ciertos aspectos administrativos de la discoteca ‘Lula’ -cuya gestión nocturna dejó tras su reconciliación con la marquesa- el futuro inmediato del ingeniero industrial pasaría por incoporarse a la empresa familiar, CEMEVISA, dedicada principalmente a la distribución de electrodomésticos.

Un inesperado contratiempo sobre el que por el momento no se han pronunciado ni Tamara ni el afectado, que tiene que reinventarse laboralmente a menos de dos meses de su boda.

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