La Universidad de Córdoba (UCO) participa en el proyecto ‘Algared+’, un consorcio internacional que investiga el potencial de más de un centenar de especies de alga que habitan las costas de Cádiz, Huelva y el Algarve portugués.
Así lo ha indicado la institución universitaria en una nota en la que ha detallado que existen millones de algas en el mundo con un «gran potencial ecológico y muy desconocido». De hecho, casi el 60 por ciento del oxígeno que respiran los humanos lo producen estos seres vivos. A pesar de la importancia de estos organismos, su diversidad y aplicaciones en el campo de la biotecnología aún está por descubrir.
En este sentido, el proyecto ‘Algared+’, en el que participa la Universidad de Córdoba, está explorando las propiedades que tienen algunas de estas especies. Concretamente, más de 100 algas de las costas de Cádiz, Huelva y el Algarve portugués han sido caracterizadas en esta investigación financiada con fondos europeos y que se ha centrado en estudiar compuestos de valor añadido de estos géneros.
Se trata de un consorcio transfronterizo en el que participan tres universidades, dos compañías biotecnológicas y cuatro institutos de investigación, y en el que la UCO se ha centrado en mejorar la compresión de las algas, según ha explicado el catedrático Emilio Fernández, director del grupo BIO128 de la UCO que junto a la catedrática Aurora Galván participan en el proyecto.
«Ahora se está descubriendo que las algas son muy ricas en proteínas y aminoácidos, en muchos casos, incluso en mayor cantidad que las plantas», ha señalado Galván. Por eso, se consideran óptimas para el consumo humano o para su empleo en otras áreas. Concretamente, la UCO se ha centrado en estudiar las ‘Chlamydomonas’, un género de algas verdes unicelulares flageladas, que han empleado como un organismo modelo para «domesticarlo» en el laboratorio, ya que resulta fácil aprender de él.
«Las empleamos para identificar genes y rutas metabólicas para obtener la información cuando necesiten ser usadas en determinadas prácticas», ha explicado Galván. De hecho, de este organismo, fácilmente cultivable en el laboratorio, se conoce su genoma, tiene un ciclo de vida bien estudiado y dispone de una amplia colección de mutantes con genes etiquetados, entre otras cuestiones.
Entre otras aplicaciones, en el marco del proyecto se ha podido comprobar que las algas pueden ser utilizadas para depurar las aguas contaminadas, sustituyendo así a los químicos. Además, al descontaminar las aguas también se genera biomasa. Precisamente, otro de los objetivos del consorcio es valorizar esta biomasa para desarrollar productos innovadores.