La mujer acusada de ‘pelar’ a un sexagenario a través de la llamada ‘estafa romántica’, Cristina G.M, ha sostenido que ambos mantenían una relación «muy íntima» en la que a modo de juego erótico ella fingía padecer un cáncer casi en fase terminal que la mantenía aislada en un hospital madrileño.
Es la versión exculpatoria que ha dado ante la Audiencia de Valladolid para tratar de rebatir las tesis de las acusaciones pública y particular, según las cuales la acusada aprovechó la vulnerabilidad de la víctima, Isaac G.V, un sexagenario separado que vivía solo y cada vez más aislado debido al lupus que padecía, para lograr que le hiciera numerosas trasferencias bancarias por importe superior a los 28.000 euros con destino a un supuesto tratamiento para curar el cáncer.
En su declaración, tan solo prestada a preguntas de su letrado, Cristina G.M. ha explicado que conoció a Isaac en 2010 cuando él ocupaba el puesto de jefe de taller de una importante constructora de Valladolid y ella acudía periódicamente como agente comercial de una empresa de suministros.
Ha asegurado que a partir de ese roce laboral se inició una «relación sentimental, de adultos, amorosa, íntima, muy íntima» en la que, como así ha insistido, ella fingía encontrarse «muy malita» con un grave cáncer y aislada en un hospital en Madrid, sin posibilidad de ser visitada, en el marco de lo que ha calificado como un «juego erótico» en el que Isaac gozaba por su afán protector, y todo ello con vídeos en los que él aparecía masturbándose en el taller del trabajo a los que ella correspondía con otros de semejante tenor.
HALLADO MUERTO EN SU DOMICILIO
No se ha podido conocer la versión de su supuesto novio, fallecido el 10 de abril de 2020 y cuyo cadáver fue hallado a raíz de una llamada al Servicio de Emergencias 112 después de que sus familiares, entre ellos uno de sus hijos, no pudieran contactar con él vía telefónica.
Su hijo Roberto sí ha comparecido para, en declaraciones recogidas por Europa Press, apuntar a la ocupante del banquillo como la persona que se aprovechó de su padre para dejarle en una situación de penuria económica, como atestiguan los poco más de 400 euros que aparecieron en su cuenta bancaria.
El testigo ha recordado que de la relación de su padre con la acusada no tuvo conocimiento hasta que en 2019, durante el Puente de la Constitución, Isaac le visitó en Madrid donde trabajaba y entonces le contó que había conocido a una mujer pero que no podía verla porque padecía cáncer y estaba postrada y aislada en la cama de un hospital en dicha capital, donde era sometida a numerosas operaciones y recibía tratamiento de quimioterapia.
Fue a raíz de la muerte del padre cuando Roberto, tal y como ha indicado, tuvo conocimiento del «acoso» al que Cristina sometía al fallecido. «Al revisar su teléfono móvil vimos que tenía unas cincuenta llamadas perdidas al día realizadas por ella e infinidad de mensajes de texto en los que contaba el tratamiento recibido», ha declarado Roberto, quien, en algún momento sin poder reprimir las lágrimas, también ha referido las trasferencias bancarias por importe de más de 28.000 euros realizadas por su padre a una cuenta de la acusada en Bankinter.
El declarante ha denunciado que incluso su padre destinó el importe de varios créditos a la cuenta de la acusada y que también realizó otros pagos en metálico en sobres que recogía un tal Javier, supuestamente un hijo de ella, aunque ha reconocido no poder acreditar el dinero a mayores estafado por esta segunda vía.
EL SEGURO DE VIDA PARA PAGAR LAS DEUDAS
«Acepté la herencia a inventario porque mi padre tenía un seguro de vida que tuve que utilizar para saldar las deudas que había contraído», ha lamentado Roberto, quien también ha reprochado a la acusada que ni siquiera se dignara a expresar sus condolencias a la familia por teléfono cuando fue informada del fallecimiento de su presunto amante. «Le mandé un mensaje y se limitó a responder también con un mensaje diciendo que había sido muy bueno y que se había portado muy bien con ella», ha apuntado el testigo.
Roberto también ha relatado que a través de Instagram pudieron comprobar que mientras la supuesta estafadora afirmaba estar en el hospital, en realidad se encontraba viajando por lugares paradisíacos, vacaciones supuestamente sufragadas por la víctima.
Ante ello, el fiscal del caso, que inicialmente solicitaba dos años de cárcel para la acusada, ha elevado la petición a cuatro años como autora de un delito continuado de estafa de especial gravedad, mientras que la acusación particular ha mantenido su solicitud de seis años y la defensa ha invocado un fallo absolutorio.
En el caso de las acusaciones pública y particular, la primera, en concepto de responsabilidad civil, interesan también que la acusada indemnice a Roberto en la cantidad de 28.000 y 29.000 euros, aunque el segundo de los acusadores deja abierta la puerta a otras cantidades a mayores que pudieran acreditarse.