La visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Rabat y su encuentro con el rey Mohamed VI trajo consigo el inicio de una nueva etapa en la relación bilateral de la que quizá el aspecto más novedoso era la reapertura de la aduana en Melilla y la creación de una nueva en Ceuta. Cinco meses después, el compromiso no se ha materializado.
El presidente y el monarca alauí sellaron una declaración conjunta que debía servir de hoja de ruta en el arranque de esta nueva etapa, una vez superada la crisis previa aceptación del plan de autonomía marroquí para el Sáhara, y que ha de culminar en la celebración de la postergada Reunión de Alto Nivel antes de que concluya este año.
En dicha declaración, ambos gobiernos anunciaban que «la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías» se restablecería «de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo».
Este punto tuvo una concreción bastante inmediata, con la reapertura el 15 de mayo de las fronteras terrestres con Marruecos, aunque solo a ciudadanos de la Unión Europa y con permiso para circulación en territorio Schengen, tras dos años y dos meses de cierre de los pasos fronterizos de El Tarajal, en Ceuta, y de Beni Enzar, en Melilla, como resultado de la pandemia.
A partir del 31 de mayo, arrancó una segunda fase que permitió el acceso a «los trabajadores transfronterizos legalmente reconocidos». Pero aún no se ha resuelto la situación para el resto de marroquíes. Hasta antes de la pandemia, los residentes en las provincias de Nador y Tetuán, fronterizas con las dos ciudades autónomas, estaban exentos de visado, pero dicha exención no se ha recuperado.
ADUANAS EN MELILLA Y CEUTA
Pero al margen de la reanudación del tráfico de personas –que también se retomó por vía marítima– entre los dos países, estaba el de mercancías. En este sentido, durante la rueda de prensa que ofreció en Rabat, Sánchez indicó que se iba a reabrir la aduana de Melilla, que Marruecos cerró de forma unilateral en 2018, y se iba a proceder a la apertura de una instalación de este tipo en Ceuta, donde nunca existió.
El Gobierno marroquí nunca ha confirmado hasta ahora este extremo, pero desde el Ejecutivo español se ha seguido manteniendo esa tesis. Así lo reiteró el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, tras reunirse a mediados de mayo con su homólogo marroquí, Naser Burita, para cerrar el acuerdo de reapertura de fronteras.
Albares defendió que «está muy claro» lo que dice la declaración conjunta. «Se habla de control de personas y mercancías», subrayó, recordando que el propio ministro marroquí dijo en una comparecencia conjunta con él que Marruecos está comprometido con «cumplir todos los puntos» de la misma.
Así las cosas, el 7 de junio tuvo lugar en Madrid una reunión de representantes marroquíes y españoles para abordar el asunto y que se saldó sin acuerdo. En ella participaron representantes de los Ministerios de Asuntos Exteriores, Interior y Hacienda y sus homólogos marroquíes y se habló «sobre todos los aspectos del próximo régimen aduanero en Ceuta y Melilla» en el marco de «normalización, gradualidad y buena vecindad» acordada.
Desde entonces, no ha habido noticias de nuevos encuentros de este tipo ni de avances en la negociación. Tanto el Ministerio de Asuntos Exteriores como el Ministerio del Interior guardan silencio y apelan a la discreción en todo lo relativo a Marruecos y las gestiones que se hacen con el país vecino en lo que tiene que ver con esta cuestión.
BENEFICIOS DE LA NUEVA RELACIÓN
Por contra, tanto Albares como el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, han puesto en valor en los últimos meses los beneficios que la nueva relación con Marruecos está brindando, sobre todo en lo que se refiere a la reducción de las llegadas de inmigrantes tanto a Canarias como a la península.
Según los datos de Interior hasta el 31 de agosto, la llegadas de migrantes ha descendido un 10% con respecto al año pasado, con una caída del 34% por las vías marítimas, principalmente a la Península y Baleares. Las entradas por Canarias, no obstante, siguen aumentando (+14,9%), si bien el crecimiento no es tan acusado como en meses anteriores.
También se han felicitado del éxito con el que ha transcurrido la Operación Paso del Estrecho (OPE), que arrancó el pasado 15 de junio después de dos años de parón motivados por la pandemia, y que se completará oficialmente en los próximos días. La fase de salida se cerró el 15 de agosto con un descenso del 13,3% de los pasajeros y del 9,7% en el de vehículos con respecto a 2019, el último año antes de la pandemia de Covid-19 en la que se llevó a cabo el dispositivo.
La declaración conjunta preveía también la reactivación de grupos de trabajo sectoriales y la reactivación de otros antiguos, incluido el relativo a inmigración, que se reunió a principios de mayo en Rabat, y el encargado de la delimitación de espacios marítimos en la fachada
atlántica con Canarias, que se produjo en algún momento del mes de junio sin que trascendiera información.
SIN FECHA PARA LA RAN
En el documento, se establecía también que los grupos de trabajo y demás reuniones que se produzcan entre las dos partes deberán presentar informes durante la cumbre bilateral. Esta debía celebrarse en diciembre de 2020, pero fue aplazada días antes, en principio como consecuencia de la COVID-19.
El estallido de la crisis bilateral con el argumento de la acogida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, y la negativa de España a reconocer la marroquinidad del Sáhara como hizo el 10 de diciembre de 2020 Donald Trump, aplazó sine die el encuentro, que tendrá lugar en Marruecos cuando finalmente se celebre.