La compra de una bicicleta eléctrica en una tienda de Barcelona mediante dos billetes de 500 euros y el hallazgo por parte de un vecino de una mochila con 4,3 millones han permitido desarticular la organización criminal detrás del mayor laboratorio de falsificación de este tipo de billetes de gran calidad, casi indetectables, que estaba activa en Europa en la última década.
Los investigadores consideran que el laboratorio habría producido algo más de ocho millones de euros falsos en tres meses que tuvieron el laboratorio funcionando, según la operación desarrollada por los Mossos d’Esquadra y la Policía Nacional que ha permitido detener de nuevo a Tomás, un español de unos cincuenta años al frente de la impresión de los billetes en papel que ya estuvo en prisión por hechos similares.
En total se ha detenido a doce personas, entre las que se encuentran los principales distribuidores de una organización que se servía de la financiación de narcotraficantes para producir los billetes falsos que luego adquirían para la distribución de drogas.
Se han realizado nueve entradas y registros en naves industriales y caravanas en las provincias de Alicante, Barcelona, Málaga, Teruel y Valencia en colaboración con Europol.
EL CABECILLA, DETENIDO EN 2009
Las investigaciones policiales comenzaron a mediados del año 2021, al detectarse la circulación de billetes falsos de 500 euros de una gran calidad, cuya incidencia afectaba a gran parte del territorio nacional, según han explicado este jueves en la sede del Banco de España -donde han mostrado los billetes y la maquinaria procedente de China– los responsables de la operación, Jorge Ruiz Pérez, de la Policía Nacional, y Sergi Sánchez, de los Mossos d’Esquadra.
Los agentes vieron similitud con la operativa de falsificación de Tomás, el impresor de billetes con «alto conocimiento en artes gráficas» que ya fue detenido en 2009 por hechos similares. Su paso por la cárcel de Picassent (Alicante) le permitió contactar con el resto del grupo, cuyo núcleo duro estaba integrado por seis personas, todas ellas detenidas y que han ingresado de nuevo en prisión.
En el tiempo que estuvo en libertad, Tomás consiguió montar de nuevo un taller de impresión en una nave en la provincia de Valencia, aunque su operativa de compra de material en China se vio afectada por la pandemia de Covid-19. Llevaba una vida con comodidades junto a su mujer y la hija pequeña de ésta.
En la nave hizo acopio de material proveniente de China como papel de gran calidad y tinta profesional para la falsificación de billetes de 500 euros, con una revalorización del 5% previo acuerdo con organizaciones criminales, entre ellas redes de narcotráfico de países de Europa del Este.
HALLAZGO DE LA MOCHILA
La Unidad Central de Falsificación de Moneda de los Mossos, por su parte, gestionó el aviso de un vecino que encontró en una localidad cercana a Barcelona una bolsa que contenía en su interior algo más de cuatro millones de euros en billetes falsos de 500. Este vecino alertó a la policía tras percatarse de que al dinero le faltaba en característico sello holográfico.
En paralelo, los Mossos habían interrogado en una comisaría a una persona que había pagado con dos billetes de 500 euros para comprar una bicicleta eléctrica en una tienda de Barcelona. La alarma saltó cuando el propietario del comercio quiso ingresar el dinero en el banco. Ocurrió dos días antes del hallazgo de la mochila en un paraje junto a una vivienda: un miembro cómplice de la organización criminal había escondido el dinero al enterarse del arresto de su compañero al comprar la bicicleta usando billetes falsos.
Una de las primeras gestiones realizadas fue remitir los billetes hallados en Barcelona a los especialistas de Policía Científica, con la finalidad de identificar a las personas que pudieron tener acceso a los mismos. Esto permitió la identificación del impresor y de cinco personas más, muchos de ellos del entorno más cercano al impresor.
Este grupo criminal buscaba de nuevo financiación con la idea de trasladar el laboratorio a otro lugar e iniciar el proceso de producción de billetes de 500 euros falsos. Inicialmente pensaron en Brasil, pero finalmente se decantaron por Francia.
FASE DE EXPLOTACIÓN
Con toda la información recopilada y con la nave del material de impresión localizada, se decidió la explotación operativa de la investigación llevando a cabo las detenciones de manera simultánea en las provincias de Valencia, Alicante, Barcelona y Málaga, donde se registraron seis domicilios, dos naves industriales además de una caravana en Teruel.
La investigación ha sido tutelada por el Juzgado de Instrucción número 4 de Sant Feliu de Llobregat (Barcelona) y se han practicado entradas y registros en Xirivella, Sagunto, Altea, La Nucía, Terriente, Sant Cugat del Valles y Cervelló. La Audiencia Nacional tiene ahora que decidir si asume la causa o no.
Los detenidos pasaron a disposición judicial imputados por los delitos de la falsificación de moneda y pertenencia a grupo criminal, ingresando en prisión los principales investigados, incluido el impresor y el líder del grupo. Seis han ingresado en prisión.