La croqueta de gambas, el secreto de los belgas

Redacción

Hay muchos motivos extraños por los que alguien puede acabar en Bruselas. Julio Cortázar fue allí a nacer, Karl Marx a escribir su Manifiesto del Partido Comunista y Ursula von der Leyen a presidir la Comisión Europea. Pero quizá la razón más insospechada para aparecer la capital belga sea para comer croquetas de gambas.

La tradición cervecera de Bélgica no requiere presentación. Y sus mejillones, patatas fritas y bombones son también conocidos en el mundo entero. Nadie le disputa a los belgas la patente sobre los gofres. Y sus galletas de espéculos dan nombre nada menos que a un proyecto científico para buscar exoplanetas habitables.

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