La Asociación Soy de la Cuesta ha organizado este miércoles a las 19.00 horas el encuentro ‘De Umbral a Gistau: escritores en Moyano’ para homenajear a los escritores, David Gistau y Francisco Umbral, que han estado relacionados con la historia de la Cuesta de Moyano y la vida literaria madrileña. También será retransmitida en Youtube para aquellos que no puedan asistir.
En un comunicado, el Consistorio ha explicado que el encuentro tendrá lugar en la caseta 22 de la Cuesta de Moyano, con la participación de Antonio Lucas, Ángel Antonio Herrera, Juan Soto Ivars y Manuel Jabois, moderado por la directora de Soy de la Cuesta, Lara Sánchez.
El evento surge del plan de dinamización que la asociación ciudadana lleva a cabo con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid, donde se realizará una serie de acciones para atraer a «nuevos y viejos públicos» a la cuesta y como anticipo al centenario de su emplazamiento en la calle Claudio Moyano en 2025.
Asimismo, esta iniciativa nace para contribuir en la reactivación de su actividad comercial y cultural tras la crisis sanitaria. Por ello, la asociación ha contado con el respaldo del Área de Economía, Innovación y Empleo, que ha suscrito un convenio de colaboración para la difusión de las actividades en el marco del proyecto ‘Madrid Capital de Moda’.
La delegada de Cultura, Turismo y Deporte, Andrea Levy, ha animado a los madrileños a participar en los actos culturales en la Cuesta de Moyano para rendir «un cariñoso» homenaje a David Gistau y a Francisco Umbral en un entorno que «a ellos les fascinaba».
Por otro lado, el Consistorio ha explicado que ambos escritores son «prolíficos e inolvidables» narradores del siglo XX y comienzos del XXI español. En el caso de Paco Umbral, ha señalado que describió la «versatilidad» a lo largo de casi cinco décadas y distintos ambientes, Además, tituló a la Cuesta de Moyano como la calle «más leída de Madrid».
En este sentido, el Ayuntamiento ha destacado de la vida de David Gistau que supo desde niño «esta vida pasada» a través de las rutas madrileñas, como desde el campo del Bernabéu a la Ciudad de los Periodistas, donde en las librerías madrileñas «saciaba su fascinación lectora e intentaba contagiarla a sus hijos».