Los habitantes de Grindavik, en Islandia, pudieron volver unos minutos a sus casas este lunes para recuperar sus pertenencias y constatar los daños provocados por la intensa actividad sísmica que podría ser preludio de una erupción volcánica.
El movimiento de magma bajo la corteza terrestre provocó grietas en carreteras y edificios de esta ciudad de 4.000 habitantes, situada a 40 km al suroeste de Reikiavik y evacuada el sábado. El desplazamiento del magma causó cientos de sismos en los últimos días, lo que podría ser una señal de una futura erupción volcánica.
Tras varias horas esperando en su auto, los vecinos de Grindavik pudieron entrar en sus casas durante unos minutos para recoger muebles, objetos decorativos y animales de compañía, en presencia de numerosos policías y personal de protección civil.
En Islandia hay 33 sistemas volcánicos activos. El gobierno declaró el estado de emergencia y ordenó la evacuación obligatoria de Grindavik el sábado por la mañana y se habilitaron refugios de emergencia y centros de ayuda en varias localidades vecinas.
El responsable de protección civil y de gestión de situaciones de emergencia en Islandia, Vidir Reynisson, dijo el sábado que la fisura medía «unos 15 km», a lo largo de los cuales se podía producir una erupción «en cualquier lugar».
«Estamos un poco desesperados, aturdidos y tristes, de hecho. Cuando pensamos en el tiempo y la energía que dedicamos a construir nuestra casa, es triste», declaró Hans Wierer, un vecino de la ciudad, el domingo, cuando acudió a recuperar algunos efectos personales a su domicilio.
Tres erupciones ocurrieron cerca de Fagradalsfjall, en la península de Reykjanes, en marzo de 2021, agosto de 2022 y julio de 2023. Todas tuvieron lugar lejos de cualquier infraestructura o zona poblada.