Unidades de la Comandancia de la Guardia Civil de Ceuta han explotado a las 4,30 horas de la madrugada de este miércoles en la barriada del Príncipe Alfonso la «última fase» de la operación de «largo alcance» en la que llevan trabajando «desde hace meses» contra el uso de drones para el tráfico de sustancias estupefacientes entre la ciudad autónoma y Marruecos. Los agentes aspiran a «desmantelar» la cúpula de la organización en un operativo que sigue abierto y que a primera hora de la mañana ya ha incluido «varias detenciones».
Fuentes del Instituto Armado han explicado que el dispositivo, en el que se ha contado con el refuerzo de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) que se encuentran en la ciudad para el control de la presión migratoria, ha incluido varios registros domiciliarios, así como de buhardillas y trasteros.
A principios de febrero y en colaboración con la Policía Nacional se dio por desarticulada una trama supuestamente dedicada al «tráfico de internacional de drogas» con aparatos voladores no tripulados capaces de transportar hasta 25 kilogramos que llevaban pastillas de benzodiazepinas desde Ceuta hacia el Reino alauita y traían hachís y «otras sustancias estupefacientes» a la localidad española.
Aunque este miércoles no se han intervenido drones ni sustancias estupefacientes, las Fuerzas de Seguridad se incautaron entonces de cuatro naves semi industriales capaces de transportar hasta 25 kilogramos de carga y otros tres comerciales.
El líder de aquella organización había sido abatido a tiros en el Príncipe el 21 de diciembre de 2020, lo que trajo consigo «un cambio de estructura y roles dentro de la red», a la que también se quitó «diverso material para la reparación de los drones», herramientas informáticas, dos armas lúdico-deportivas (entre ellas un fusil de asalto HK), una defensa semirrígida, unos grilletes, un chaleco antibalas con protección balística de nivel 2 y 1.920 pastillas de Rivotril de dos miligramos empaquetadas al vacío «listas para ser transportadas a Marruecos».
Los vuelos, dependiendo del aparato utilizado en cada ocasión, de las condiciones meteorológicas y de la carga a transportar, tienen una duración de entre 10 y 15 minutos para conseguir «una autonomía de trabajo elevada y una alta frecuencia de transportes que facilitaba un lucrativo negocio ilícito».