El comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán, Hosein Salami, ha advertido este lunes a Israel de que hará frente a «consecuencias amargas e inimaginables» debido a sus bombardeos del sábado contra el país, que se saldaron con la muerte de al menos cuatro militares, según el balance oficial de víctimas.
Salami ha trasladado al jefe del Ejército, Abdolrahim Musavi, sus condolencias a los familiares de los soldados muertos a causa del ataque «maligno» por parte del Ejército israelí, al tiempo que ha destacado que los sistemas de defensa aérea evitaron mayores consecuencias de estos bombardeos «ilegítimos e ilegales».
Así, ha manifestado que las autoridades israelíes «cometieron un error de cálculo» debido a su «frustración en el campo de batalla» frente a la «resistencia islámica» en la Franja de Gaza y Líbano, tal y como ha recogido Sepah News, medio vinculado a la Guardia Revolucionaria iraní.
En este sentido, Salami ha recalcado que Israel «no logró sus objetivos» con sus citados bombardeos y ha ensalzado la labor del «revolucionario ejército de la República Islámica de Irán y otras fuerzas armadas poderosas del país» a la hora de «hacer frente a las amenazas de los enemigos».
El Gobierno de Irán ya tildó el ataque de «flagrante violación del Derecho Internacional» y exigió a Naciones Unidas que condenase los ataques, al tiempo que advirtió de que Teherán se reserva su derecho a responder tras los bombardeos, en medio del aumento de las tensiones en Oriente Próximo y el riesgo de conflicto a gran escala entre Irán e Israel.
El Ejército israelí ejecutó el sábado bombardeos contra varias posiciones militares dentro de Irán, en el marco de una operación que Israel ha presentado como una respuesta a los ataques aéreos iraníes lanzados contra el país el 1 de octubre, en los que fueron disparados cerca de 180 misiles balísticos.
Los ataques iraníes contra Israel fueron descritos por Teherán como una respuesta al asesinato del líder del brazo político del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), Ismail Haniye, en un ataque en Teherán a finales de julio y la del secretario general de Hezbolá, Hasán Nasralá, en un bombardeo israelí contra la capital de Líbano, Beirut, en el que también murió un alto cargo de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria iraní.
El Ejército israelí confirmó que varias de sus bases aéreas fueron alcanzadas en el ataque, si bien negó daños de relevancia y afirmó que no hubo impactos contra aviones o almacenes de armas. Sin embargo, rechazó dar detalles sobre el porcentaje de interceptaciones con el objetivo de «evitar dar a Irán y a Hezbolá información que les ayude a aprender lecciones».