La infanta Cristina se ha desplazado este viernes a Santander para representar a la Fundación La Caixa en un encuentro de empresas multilatinas que se celebra dentro de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
El escenario de esta cita ha sido el Palacio de la Magdalena, sede de los cursos y vinculado desde su origen, y durante buena parte del siglo XX, a la familia real. Allí ha llegado la infanta pasadas las 8.30 horas en un coche que le ha dejado a los pies de la escalinata de entrada del edificio.
Vestida con pantalón beige y blusa blanca y gesto sonriente, se ha bajado del vehículo y ha saludado al rector de la UIMP, Carlos Andradas, y a los organizadores del curso en el que participa, que le esperaban. También ha saludado a los medios de comunicación que aguardaban su llegada.
Una vez en el interior del Palacio, la infanta ha posado junto al rector en el photocall para luego dirigirse al despacho de Andradas, donde han permanecido por espacio de unos minutos.
Ya a las 9, ha acudido al Hall Real del Palacio, el salón donde se ha celebrado la mesa redonda en la que ha participado dentro del Encuentro de Empresas Multilatinas, en su calidad de directora del Área Internacional de la Fundación La Caixa.
En la mesa, que ha versado sobre ‘El rol de las empresas como inversoras sociales en Iberoamérica’, ha estado acompañada de representantes de empresas u organizaciones con presencia en Latinoamérica, como Banco Santander, Banco Interamericano de Desarrollo, Centro de Estudios de América Latina (CEAL) o Grupo Social ONCE, entre otros.
En este foro, se ha puesto en valor el papel de las empresas para el desarrollo de las sociedades de los países de Latinoamérica, en la que los representantes de cada organización han presentado los proyectos que llevan a cabo y han hablado de los retos y barreras, de diversa índole con los que se encuentran.
La infanta ha sido, por el orden en que ocupaba en la mesa, la primera en intervenir en cada ronda y lo ha hecho bajo la ‘mirada’ del retrato de su bisabuelo, Alfonso XIII, colgado en la pared que tenía a su espalda.
En su intervención, ha expuesto la labor de la Fundación La Caixa, cuyo compromiso con el progreso de las personas y la consecución de una sociedad mejor «sigue intacto», ha dicho.
Además, ha destacado las acciones sociales y de cooperación internacional que está llevando a cabo en América Latina, África y Asia. Entre ellas, el programa Work4Progress, cuyo objetivo es generar nuevas oportunidades de empleo para mujeres y jóvenes en India, Mozambique y Perú, y al que ha calificado de «referente de innovación y experimentación en el ámbito del desarrollo».
En el acto, los participantes han hablado sobre el impacto de las empresas como inversoras sociales en Iberoamérica. A este respecto, la infanta ha señalado algunos de los retos a los que se enfrentan las organizaciones a la hora de «promover cambios reales y escalar el impacto ecosistémico». «Necesitamos permanencia, constancia y compromiso a largo plazo», ha opinado.
También ha resaltado la importancia de la actuación conjunta de los sectores público y privado, punto en el que han coincidido todos los ponentes.
En este sentido, ha destacado dos acciones concretas en las que participa dicha fundación: la alianza para la vacunación infantil, gracias a la que ya se ha vacunado a más de ocho millones de niños, y el primer bono de impacto humanitario.
Ambas surgen de la cooperación entre entidades públicas y privadas, que considera «indispensable» ya que «yendo solos no se llega a ningún sitio», ha dicho.
Así, el objetivo de la Fundación La Caixa, es, según ha dicho, ser algo más que un «simple financiador» para convertirse en «conector entre las distintas entidades», buscando promover «la innovación, nuevos modelos de trabajo y el desarrollo de las ONG» y todo ello sin perder de vista «el rigor y la transparencia».
Los participantes han mencionado los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados por la ONU como una meta a alcanzar que guía las actuaciones de sus entidades, y han querido poner el foco en las barreras que dificultan su consecución.
A este respecto, la infanta ha señalado que, cada vez más, «hay múltiples necesidades a las que atender con unos presupuestos muy limitados».
También ha hecho mención a la propia naturaleza de las comunidades con las que trabajan como freno para el cambio. «Son poblaciones muy vulnerables que no tienen la formación ni la capacidad de poder escalar», ha comentado.
Tras la mesa redonda, que se ha prolongado durante unas dos horas, Cristina de Borbón ha dedicado varios minutos a saludar a algunos ponentes y asistentes.