El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha abogado este viernes por un «cambio de paradigma» para mejorar la estructura de salud a nivel internacional a través de un programa de cinco puntos que tiene entre ellos un fortalecimiento de los sistemas de atención primaria.
Tedros, que ha enviado un vídeo para participar en el marco de la segunda jornada del X Foro Global de Bakú, organizado por el Centro Internacional Nizami Ganjavi, ha resaltado que este cambio de paradigma debe incluir «a todo el gobierno y toda la sociedad» para lograr avances palpables, en un momento en el que el mundo «se recupera y reconstruye» tras la pandemia de coronavirus.
Así, ha defendido la propuesta de la OMS sobre el refuerzo de cinco prioridades conocidas como ‘las cinco P’, por sus siglas en inglés: promover, dar, proteger, potenciar y actuar. Tedros ha resaltado que «incluso antes de la pandemia» la comunidad internacional estaba «lejos» de materializar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), antes de aseverar que ahora se esta «aún más lejos».
Los ODS, adoptados en septiembre de 2015, incluyen un conjunto de objetivos globales a materializar, entre los que figuran el fin de la pobreza, el hambre cero, la igualdad de género, la reducción de las desigualdades, la producción y el consumo responsables, la paz y la justicia y asuntos sobre salud y bienestar y agua limpia y saneamiento.
«Debemos reconocer que la salud no empieza en los hospitales y las clínicas, sino en las casas, las calles, las escuelas, los puestos de trabajo, los mercados y los puestos de trabajo», ha explicado Tedros, que ha manifestado que «mucho del trabajo que llevan a cabo los ministerios de Sanidad es abordar las consecuencias de una vida insana, el agua no potable, la mala higiene, la contaminación ambiental, las carreteras y puestos de trabajo peligrosos y los productos de mercado que causan daños».
Por ello, ha abogado por «una reorientación radical de los sistemas sanitarios hacia la atención primaria» y ha detallado que «más del 90 por ciento de los servicios sanitarios esenciales pueden ser dados a través de la atención primaria, incluida la vacunación, la prevención y tratamiento de enfermedades transmisibles y no transmisibles y servicios de salud sexual y reproductiva».
«Una atención primaria fuerte puede evitar o aplazar la necesidad de tratamiento secundario o terciario, más caro», ha recordado Tedros, que ha señalado que esta red «también juega un papel clave a la hora de detectar brotes en su fase temprana» y ha apostado por «proteger fortaleciendo la preparación, la respuesta y la resiliencia a nivel local, nacional, regional y global».
«Parte de esta arquitectura está siendo construida», ha destacado el director general de la OMS, que ha pedido además «potenciar la salud abordando los signos, la investigación, la innovación, los datos, las tecnologías digitales y la asociación», así como «actuar para la sanidad construyendo una OMS más fuerte y ágil que esté en mejor posición para ayudar a los países a lograr sus prioridades nacionales».
Por último, ha recordado que en este 2023 se conmemora el 75º aniversario de la fundación de la OMS –concretamente el 7 de abril de 1948–, por lo que ha apostillado «más que nunca, el mundo necesita un liderazgo firme y visionario y una cooperación global arraigada en la solidaridad para materializar este derecho (a la salud)».
DESIGUALDAD Y «BIENES PÚBLICOS GLOBALES»
En este mismo panel ha participado la directora ejecutiva del Programa Conjunto de Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA), Winnie Byanyima, quien ha denunciado que durante la pandemia de coronavirus, «al igual que en otra pandemia que aún está en marcha, la pandemia del VIH, las compañías farmacéuticas se centraron en los países ricos y en maximizar beneficios para ellas mismas».
Byanyima ha reseñado que «Pfizer ganó 37.800 millones de dólares sólo a través de su vacuna contra el coronavirus en 2020» y ha apuntado que «si los gobiernos hubieran compartido vacunas de forma igualitaria con el mundo, se podrían haber salvado 1,3 millones de vidas en el primer año de la pandemia de COVID-19».
«Eso es una muerte prevenible cada 24 segundos. Podríamos haber salvado esas vidas», ha lamentado, antes de incidir en que «a día de hoy, el 26 por ciento de la población en el sur global (…) han recibido sólo una dosis de la vacuna, mientras que en los países ricos la han recibido el 72 por ciento».
En este sentido, ha argumentado que «las tecnologías que salvan vidas, como las vacunas, deben ser tratadas como bienes públicos globales» que «no pueden ser vendidas de la misma forma que un smartphone». Así, ha dicho que «la transferencia de tecnología al sur global tiene que tener lugar».
Asimismo, ha pedido apoyar los esfuerzos para construir esta arquitectura si hay voluntad de evitar «estar dormidos de cara a una nueva pandemia» y ha reseñado que «los líderes globales tienen que solucionar los problemas estructurales que están creando este tipo de desigualdades, que derivan en millones de muertes».
«Es deber de los gobiernos y los líderes solucionar estos problemas estructurales en las normas comerciales, en las normas de propiedad intelectual y en las normas impositivas», ha aseverado Byanyima, quien ha lamentado que las conversaciones para «solucionar los vacíos» en el sistema de salud mundial se están viendo «politizadas» por «las tensiones entre Oriente y Occidente». «La preparación para la prevención y respuesta ante pandemias está siendo negociada. Podría ser completada en julio del año que viene», ha recordado.
POLITIZACIÓN DE LAS CONVERSACIONES
Sin embargo, ha denunciado que hay en marcha «esfuerzos» para extraer de estos trabajos los asuntos sobre acceso a vacunas y tecnología sanitaria, lo que podría retrasar «20 años» un acuerdo sobre este punto, «lo que beneficiaría a las empresas, que seguirían logrando beneficios mientras la gente muere».
En una tercera intervención, la subdirectora del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), Najat Mojtar, ha alertado de que el mundo «no está lejos de otra pandemia» y ha puesto como ejemplo los recientes casos de viruela del mono en Europa y la muerte a finales de febrero de una niña en Camboya por gripe aviar.
Mojtar ha apostado por «fortalecer» los trabajos en el campo veterinario y ha recordado que «la COVID-19 vino de un animal». «Estamos construyendo la mayor red de la historia de laboratorios veterinarios para que estén equipados, entrenados y que vayan al terreno para analizar cuáles son los patógenos, supervisarlos y evitar una propagación a los seres humanos», ha dicho.
De esta forma, ha lamentado que «la investigación y la tecnología no está financiada en los países en desarrollo» y ha abogado por «unir países del norte y del sur, desarrollados y en desarrollo, para llevar a cabo trabajos de investigación», antes de reseñar que la pandemia de COVID-19 «ha causado un retraso de décadas».
La subdirectora general del OIEA ha solicitado por ello una «postura holística» y ha recalcado que la ausencia de tecnología en países del sur global está teniendo un grave impacto sobre la salud de la población, poniendo por ejemplo que «30 países de África no tienen acceso a las imágenes médicas y la radioterapia».
«El 50 por ciento de los pacientes necesitan radioterapia o están en riesgo de morir», ha alertado, al tiempo que ha indicado que el OIEA lanzó el año pasado la iniciativa ‘Rayos por la esperanza’, en cooperación con la Unión Africana (UA), para «trabajar con países para dar acceso a todos al diagnóstico temprano y el tratamiento». «Estamos muy lejos de dar acceso a todos», ha zanjado.