La población española con menor nivel formativo tiene menos expectativa de vida, más desigualdad en la edad a la muerte y menor proporción de años con calidad de vida, según un estudio de Centro de Estudios Demográficos en la Universitat Autònoma de Barcelona (CED-UAB).
En un comunicado este lunes, la universidad ha detallado que el estudio, publicado en ‘Perspectivas demográficas’, es el primero que analiza simultáneamente salud y mortalidad para toda la población española.
A través de datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2018 y 2019, concluye que existe una «triple penalización» de los menos instruidos en relación con los de mayor nivel educativo.
En primer lugar, ha constatado unas menores expectativas de vida: en España, en dicho periodo, los hombres con estudios superiores podían esperar vivir, a partir de los 30 años, unos cinco años más que los que poseían estudios primarios o inferiores, mientras que esa diferencia era menor en las mujeres, de poco más de tres años.
Las diferencias entre los hombres que poseen estudios secundarios y superiores son más acusadas que entre las mujeres con dichos niveles educativos.
En segundo lugar, se ha observado una mayor desigualdad en la edad a la muerte: la de la población con una educación primaria o inferior supera en un 27% en los hombres, y en un 23% en las mujeres, a la observada entre los que poseen estudios superiores.
DIFERENCIAS EN MORTALIDAD POR CAUSAS «EVITABLES»
El estudio señala «diferencias importantes en mortalidad por causas evitables y tratables»: en general, las causas relacionadas con los comportamientos y los estilos de vida –por ejemplo, el consumo de tabaco y alcohol– tienen un peso relativo mayor en los hombres que en las mujeres.
En la población de 30 a 49 años, la tasa de mortalidad por causas evitables de los menos instruidos multiplica por 3,4 en los hombres y por 2,4 en las mujeres a la de los más instruidos, situándose esas ratios en 2,1 y 1,5 en el segmento de 50 a 74 años.
En la población de 30 a 49 años, hay diferencias «significativas» entre personas de nivel educativo alto y bajo en causas de muerte como cáncer de pulmón, las enfermedades isquémicas y los accidentes de tráfico en ambos sexos, además de los suicidios, el resto de accidentes y las muertes por consumo de alcohol o de drogas en los hombres, y las cerebrovasculares en las mujeres.
En la población de 50 a 74 años se dan diferencias significativas de mortalidad entre niveles educativos, entre otras causas, en las enfermedades isquémicas, en las cerebrovasculares y en el cáncer colorrectal en ambos sexos, además del cáncer de pulmón y de hígado en hombres, y de útero en mujeres.
La excepción es el cáncer de pulmón en las mujeres de 50 a 74 años, ya que «fue entre las más instruidas en las que se extendió primero el hábito del tabaquismo».
En tercer lugar, hay una penalización en la salud: en mujeres, el número medio de años que pueden esperar vivir en buena o muy buena salud a partir de los 30 años es de 29,5 años entre las menos instruidas y de 44,2 años entre las que tienen educación superior (un 50% más), mientras que esos valores son de 30,9 y de 41,0 años en los hombres (un 33% más).