Las fuerzas de seguridad brasileñas han logrado recuperar el control del Congreso, del Palacio de Planalto –sede presidencial– y de la sede del Tribunal Supremo Federal, ocupados por simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro que pretendían forzar un golpe de Estado.
Efectivos de la seguridad del Tribunal Supremo Federal y de fuerzas de choque de la Policía Militar del Distrito Federal consiguieron recuperar el control de la sede del TSF a media tarde y no fue hasta principios de la noche cuando retomaron el control del Congreso empleando medios antidisturbios y granadas aturdidoras, informa ‘O Globo’.
También han desplazado a los asaltantes del Palacio de Planalto, el palacio presidencial, aunque los manifestantes continúan concentrados en la conocida como Explanada de los Ministerios comunica todos estos edificios, ahora contenidos por un cordón de seguridad de los agentes.
Hasta ahora las autoridades han informado de que han sido detenidas 170 personas, según los informes preliminares, por actos de invasión a las sedes institucionales.
Los detenidos se encuentran en dependencias de la Policía Civil del Distrito Federal, concretamente en el Departamento de Policía Especializada, donde se espera la llegada de más sospechosos.
La mayoría están siendo arrestadas por el Artículo 359-M del Código Penal, que prevé entre 4 y 12 años de prisión por «tentativa de destitución de un gobierno legítimamente electo».
Además se ha informado de al menos seis periodistas agredidos durante los incidentes de Brasilia, según ha denunciado el Sindicato de Periodistas Profesionales del Distrito Federal. En concreto se habrían producido agresiones físicas, amenazas y destrucción de material de trabajo de los informadores.
Los manifestantes estaban inicialmente concentrados ante la sede del Cuartel General del Ejército, muy cerca de las sedes de los tres poderes del Estado, cuando se han dirigido hasta el Congreso y han irrumpido en sus dependencias tras superar el cordón policial y arrancar las alambradas.
Más tarde se han dirigido a la sede presidencial y a la del Supremo, donde han invadido el plenario del tribunal. Han trascendido imágenes de los manifestantes provocando importantes destrozos dentro de los edificios.
INTERVENCIÓN DE LAS AUTORIDADES DE BRASILIA
El presidente Lula ha decretado en respuesta al asalto que el Gobierno federal asuma las competencias en materia de seguridad del Distrito Federal de Brasilia y ha cargado contra los «vándalos» y «fascistas» responsables del ataque.
«Nunca se ha hecho en la historia de este país», se ha lamentado durante un discurso en el que ha recordado sus propias derrotas electorales y la posición histórica de la izquierda. La democracia, ha añadido, garantiza la libertad de expresión, «pero también exige el respeto de las instituciones».
«Todos los vándalos serán encontrados y castigados», ha dicho el mandatario, antes de leer de viva voz los detalles de un decreto que implica la intervención sobre las competencias que teóricamente le competen a Brasilia, cuya labor había sido puesta en duda por el oficialismo tras el caos vivido en las calles de la capital.
«Aprovecharon el silencio del domingo, cuando todavía estamos formando gobierno, para hacer lo que hicieron», ha dicho Lula, ha prometido perseguir tanto a los participantes directos como quienes han promovido el «gesto antidemocrático» de las últimas horas.
En este sentido, ha recordado que hay «varios discursos» de su predecesor, Jair Bolsonaro, en los que «alienta» la toma de los distintos poderes. «Esta también es su responsabilidad y la de los partidos que lo apoyaron», ha sentenciado.
Tras su discurso, Lula ha puesto rumbo de vuelta a Brasilia y después de que se haya reforzado el dispositivo de seguridad del presidente, incluido el hotel de Araraquara donde se hospedaba. «Ahora voy a regresar a Brasilia. Voy a visitar los tres palacios que fueron y, eso es seguro, no volverá a suceder. Vamos a averiguar quién lo financió, quién pagó el alojamiento, quién pagaba el asado todos los días», ha advertido.
SILENCIO DE BOLSONARO
Mientras, el protagonista velado de este ataque, Bolsonaro, mantiene su silencio a pesar de que hasta poco antes del asalto eran frecuentes sus publicaciones en redes sociales defendiendo su gestión con datos económicos.
Sin embargo, el presidente del Partido Liberal de Bolsonaro, Valdemar Costa Neto, se ha distanciado de la «vergüenza» del asalto y ha tachado la jornada de «día triste para Brasil».
«Todos los actos que hemos hecho después de las elecciones frente a los cuarteles han sido un ejemplo de educación, de confianza y de brasileñidad», ha apuntado el dirigente del PL. «Había familias representando a Bolsonaro, representando a la derecha. Ese acto de hoy en Brasilia es una vergüenza para todos nosotros y no representa a nuestro partido ni a Bolsonaro», ha argumentado.
«No apoyamos estos actos. Sí apoyamos ‘Patria, familia y libertad’. Apoyamos los actos de bien. Ese acto de hoy en Brasilia ha sido una vergüenza para todos nosotros», ha insistido.
Costa Neto se ha referido así a las acampadas de simpatizantes de Bolsonaro frente a diferentes cuarteles de las Fuerzas Armadas brasileñas para exigir un golpe de Estado para «salvar Brasil» y deponer a Lula, vencedor de las elecciones de octubre de 2022.
Las fuerzas de seguridad no han disuelto estas concentraciones tampoco frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia, punto de partida de la manifestación de este domingo. Las acampadas comenzaron tras confirmarse la derrota electoral de Jair Bolsonaro frente a Lula.
CONDENA INTERNACIONAL
El asalto a las sedes de los tres poderes brasileños ha sido condenada de inmediato a nivel internacional tanto por gobernantes afines a Lula como por dirigentes de la derecha.
El primero en pronunciarse en redes sociales ha sido el presidente de Colombia, Gustavo Petro, para pedir la aplicación de la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA). «Es hora urgente de reunión de la OEA si quiere seguir viva como institución y aplicar la carta democrática», ha publicado Petro en su cuenta en Twitter.
«Toda mi solidaridad a (Luiz Inácio) Lula (Da Silva) y al pueblo del Brasil. El fascismo decide dar un golpe. Las derechas no han podido mantener el pacto de la no violencia», ha apuntado.
También han reaccionado el presidente de Chile, Gabriel Boric, o el de Argentina, Alberto Fernández, que han criticado el «impresentable» ataque de los bolsonaristas y la «inaceptable reacción antidemocrática que intenta imponerse en Brasil».
Por su parte, el jefe de Estado de Ecuador, el conservador Guillermo Lasso, se ha sumado a las críticas contra «las acciones de irrespeto y vandalismo» perpetradas contra «instituciones democráticas», ya que «atentan contra el orden democrático y la seguridad ciudadana». «Expreso mi respaldo y el de mi Gobierno al régimen de Lula, legalmente constituido», ha remachado Lasso.
También ha condenado los hechos Estados Unidos a través del encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos en Brasil, Douglas Koneff. «La violencia no tiene cabida en ninguna democracia. Condenamos contundentemente los ataques a las instituciones de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial en Brasilia, que son también un ataque a la democracia. ¡No existe justificación para estos actos!», ha apuntado Koneff.
Desde el otro lado del Atlántico, el Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, se ha mostrado «consternado» por «las acciones de violencia y la ocupación ilegal» de instituciones a manos de miles de «extremistas», mientras el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha expresado su «absoluta condena» al asalto.