La Policía cree que el relato del asesino de Juana Canal no encaja

Redacción

Los investigadores de la Policía Nacional descartan que el crimen de Juana Canal fuera accidental y consideran que el relato de Jesús Pradales sobre lo ocurrido aquella madrugada de febrero de 2003 no encaja por varios motivos, entre ellos porque no dejó rastro del descuartizamiento del cadáver en la bañera del piso de la calle Boldano de Ciudad Lineal y el cambio constante de versiones ofrecidas desde que se le detuvo.

«En un plazo de 26 horas, mata a Juana, la descuartiza, la traslada a 170 kilómetros de Madrid, excava dos hoyos profundos, vuelve a Madrid, tira las maletas en varios contenedores, deja una nota manuscrita a sus hijos… Eso no encaja en una persona presa del pánico con miedo insuperable», ha detallado en el juicio el inspector jefe del Grupo de Homicidios de la Comisaría de Policía Judicial.

El inspector ha desgranado al jurado popular y al tribunal la investigación que cercó al asesino confeso: desde su vinculación directa al paraje de Ávila donde unos senderistas hallaron los huesos óseos de la fallecida hasta los pinchazos telefónicos, que demostraron «las mentiras» que había contado a su familia y en las que se refería a Juana como «la Mellada».

A preguntas del abogado Juan Manuel Medina, el testigo ha dicho que ve poco probable que la profanación del cuerpo se llevara a cabo en el piso que el procesado compartía con Juana en la capital y ve más factible que lo hiciera en la finca que tenía el padre de Jesús en el municipio de Navalacruz. Los restos óseos de la víctima se hallaron en un paraje situado a dos kilómetros de esta vivienda familiar.

Ayer, Jesús se reafirmó en que la muerte de su entonces pareja fue accidental al producirse después de que le diera un golpe con el brazo para evitar que ésta le siguiera golpeando en el transcurso de un episodio violento causado por el supuesto alcoholismo que padecía la fallecida. Su familia niega que fuera agresiva y que sufriera esa adicción.

El inspector jefe ha llamado la atención en que el desmembramiento del cuerpo no es tarea fácil y se «lía» por las proyecciones y salpicaduras de sangre que se producen por los cortes, que pueden llegar hasta el techo. «Que no tenga descuidos es sospechoso. Los restos hay que meterlos en bolsas y eso chorrea. Hay casos en los que están horas limpiando. Cortar el tronco a la mitad… Eso no lo había visto nunca», ha apostillado.

Según la versión del acusado, desmembró a la víctima con un cuchillo en dos trozos a la altura de la cadena e introdujo su cuerpo en dos maletas para sacarlo de la vivienda en la madrugada del 23 de febrero de 2003.

NO CUENTA LA VERDAD

La Policía desde el inicio cuestionó el relato de Jesús y detectó que intentaba ocultar algo. «Hay cambios constantes en la declaración y eso indica obviamente que no cuenta la verdad. Va rellenando huecos. El objetivo es mentir y ocultar el motivo. Intenta ocultar que no fue un accidente», señala.

Tras el hallazgo de los restos en 2016, los investigadores no tardaron en vincular a Jesús con la zona dado que su padre era un pintor conocido de Navalacruz e incluso tiene cuadros expuestos en la iglesia de este pequeño municipio de la provincia de Ávila. En abril de 2016, se localizaron pequeños fragmentos de cráneo y tibia, cuyo ADN coincidía con el perfil genético de la hermana de Juana.

La familia no conoció este hallazgo hasta octubre de 2022 debido a que había dos causas judiciales abiertas, una en los juzgados de Instrucción de Madrid capital por la denuncia de la desaparición interpuesta en febrero de 2003 por el hijo mayor de Juana y otra en Ávila, abierta a raíz de que se localizaran los huesos. «Tuvimos que pedir perdón a la familia», ha indicado el policía.

El inspector de Policía ha hablado también que en los chats extraídos en el volcado del móvil de Jesús aparecen conversaciones «peregrinas» en las que por ejemplo comenta a sus familiares que su primera mujer había podido contratar a un sicario.

MUERTE VIOLENTA

También ha comparecido un capitán de la Guardia Civil de Ávila, de la Policía Judicial, que intervino en las inspecciones oculares y en las declaraciones del procesado en las que confesó los hechos tras negar en un principio su autoría.

«Yo personalmente siempre pensé que había sido una muerte intencionada. Encontrar unos huesos de una persona joven, de unos 40 años, en un camino escondido. A primera vista, piensas: a esta chica la han matado y la han tirado ahí. Pensé que había sido una muerta violenta desde el principio», ha destacado.

Insiste el agente que «no tiene sentido en que si es accidental, no llames a los servicios de emergencias porque se hubiera sabido que era accidental». «La ocultación del cadáver indica que es una muerta violenta», ha aseverado.

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