La Policía Nacional ha recuperado un valioso Altas Portulano manuscrito sobre pergamino, con aplicaciones en oro fechado en torno a 1542-1546 y valorado en dos millones de euros.
Una información anónima recibida en la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional sobre una posible salida ilícita del territorio nacional del atlas permitió iniciar una investigación que culminó con su recuperación tras la identificación del ciudadano británico que lo tenía en su poder.
El atlas ha sido finalmente donado a la Biblioteca Nacional de España (BNE). Esta restitución supone un enriquecimiento para la importante colección de cartografía de la Biblioteca Nacional de España. Dicha reliquia pertenece a los Atlas Tipo 2, llamados ‘post Californian’, por aparecer la península de California.
Su firma pertenece a Battista Agnese (1500-1564), un cartógrafo italiano nacido en Génova, que trabajó en Venecia entre 1536 y 1564 y se convirtió en una de las figuras más importantes de la cartografía renacentista. Creó aproximadamente 100 mapas manuscritos, de los cuales se conservan unos 70 en todo el mundo. Sus atlas, considerados obras de arte por su calidad y belleza, son en su mayoría atlas portulanos y náuticos, impresos en vitela para oficiales de alto rango o para ricos mercaderes.
NUMEROSOS MAPAS PARA FELIPE II
Según el informe desarrollado por decano de la Facultad de Ciencias de la Documentación de la Universidad Complutense, José Luis Gonzalo Sánchez-Molero, “por la calidad de éste -menor que las de los encargos directos del Rey- da la impresión que el mapa le fue solicitado a Agnese por algún noble o potentado, con el propósito de ofrecérselo al joven Felipe II como regalo”.
Se trata de una copia de taller, conforme explica el informe: “Agnese hacía copias de una gran calidad, pero este ejemplar no es uno de sus mapas de mayor lujo. Para otros clientes disponía de copias de taller, no personalizadas, con menos elementos cartográficos, pero gracias a su ejecución ‘en serie’ el cartógrafo italiano podía disponer siempre de ejemplares en su almacén con los que satisfacer a cualquier cliente que solicitara un mapa de su afamado taller”.
Para el profesor todo apunta a que “fue un regalo que Diego Hurtado de Mendoza, embajador de Carlos V en Venecia, remitió al príncipe Felipe en 1546 o 1547”. Sin embargo, se perdió la pista de este documento a finales del siglo XVII.
Así, el ejemplar, una joya de la cartografía, ha sido recuperado y donado a la BNE. Está en muy buen estado de conservación, con apenas alguna mancha de humedad poco apreciable. Se aprecia su calidad en el acabado de las cabezas de algunos de los vientos, o en el mapamundi dorado del final, que aparentemente parece inacabado. Aunque “esto no desmerece la importancia de este ejemplar, pues solo se conservan unos 71 mapas de este cartógrafo italiano, manuscritos y, por tanto, piezas únicas cada una de ellos”, concluye.