La reducción de oportunidades obligará a 110 millones de niñas a contraer matrimonio infantil de aquí a 2035, 10 millones más de lo que se preveía debido a las repercusiones de los confinamientos por la pandemia de COVID-19 y de la actual crisis económica y del hambre, según alerta la ONG World Vision en su informe ‘Fighting for a Future’ (‘Luchando por un futuro’).
El documento, publicado en vísperas del Día Internacional de la Niña, que se celebra cada 11 de octubre, analiza las oportunidades de las niñas en 40 países de ingresos bajos y medios, entre los que se encuentran los 20 con las tasas más altas de matrimonio infantil. Así, concluye que se prevé que el 52% de las niñas de los países con los niveles más bajos de oportunidades se verán obligadas a contraer matrimonio infantil.
«Cada año, aproximadamente 12 millones de niñas se casan antes de cumplir los 18 años y quedan expuestas a un alto riesgo de abuso sexual, violencia doméstica, depresión y detención de la educación. Este estudio compara 40 países y muestra la fuerte correlación que existe entre las oportunidades, económicas, educativas, políticas, y la representación que tiene una niña en su comunidad y sociedad y su riesgo de convertirse en una niña-novia», explica Eloisa Molina, directora de comunicación de World Vision.
«World Vision cree que el mundo tiene tanto el conocimiento como los recursos para romper este círculo vicioso, asegurando que cada niña, independientemente de dónde nazca, esté protegida de la violencia que supone el matrimonio infantil, sea capaz de tomar decisiones, construir la vida que desea y alcanzar su pleno potencial. Lo que necesitamos es voluntad política», añade.
El informe revela las marcadas diferencias que existen, incluso entre países vecinos, en cuanto a las oportunidades que tienen las niñas. Así, por ejemplo, una niña nacida en Namibia, con una tasa de matrimonio infantil del 7%, tendrá 1,3 veces más oportunidades que si naciera en el vecino Mozambique, con una tasa de matrimonio infantil del 53%. Además, una mujer tiene ocho veces más probabilidades de morir como consecuencia de un embarazo en un país con pocas oportunidades que en uno con muchas.
«No hay ninguna razón para que millones de niñas se vean obligadas a casarse cada año. Hemos visto un empeoramiento de la situación desde la pandemia de la COVID-19: las investigaciones dicen ahora que otros 10 millones de niñas estarán sometidas al matrimonio infantil para 2035 debido a las crisis económicas y de hambre y a las consecuencias de los confinamientos durante la pandemia», afirma Molina.
‘Fighting for a Future’ (‘Luchando por un futuro’) pide a los gobiernos y a los donantes que aborden todas las facetas de las oportunidades de las niñas, incluyendo su empoderamiento, garantizando el acceso a la educación y priorizando el desarrollo económico inclusivo.
El informe señala que la educación es el principal indicador de las oportunidades de las niñas y de la reducción del riesgo de matrimonio infantil. En este punto, señala que una niña que vive en un país con las oportunidades educativas más bajas tiene un 60% más de probabilidades de ser una novia infantil, en comparación con una niña que vive en un país con el nivel más alto de oportunidades educativas.
«El matrimonio infantil roba a las niñas su potencial en un instante, obligándolas a una vida de abuso y violencia desgarradora. Nuestro personal está en primera línea en todo el mundo empoderando y protegiendo a las niñas y niños, enseñándoles sus derechos y asegurándose de que permanezcan en la escuela. He comprobado por mí mismo el éxito que tiene equipar a los propios niños y niñas para cambiar las actitudes de la comunidad», destaca el presidente y director general de World Vision International, Andrew Morley.
«Sin embargo, muchos de estos abusos continúan en la sombra, y necesitamos más apoyo para hacer frente a esta injusticia. Se lo debemos a todas las niñas de todo el mundo para garantizar que disfrutan de una infancia libre de abusos, que reciben educación y que tienen las mismas oportunidades de sobresalir, independientemente del lugar del mundo en el que hayan nacido», concluye.
MANIFIESTO ‘SANAS Y SALVAS’ PARA RECLAMAR SUS DERECHOS
Por otra parte, más de 100 niñas de nueve países distintos se han reunido durante los últimos meses para conversar sobre la situación de violencia que sufren en todo el mundo y han recogido sus demandas y exigencias en el manifiesto global ‘Sanas y Salvas’, elaborado de la mano de Entreculturas y su campaña ‘La LUZ de las NIÑAS’, junto a Fe y Alegría y el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS).
El documento es una construcción colectiva que partió de 11 consejos locales celebrados en diferentes países del mundo. Tras las sesiones de trabajo a nivel local, las niñas de Guatemala, Sudán del Sur, España, El Salvador, Perú, Honduras, Kenia, Nicaragua y Chad redactaron el manifiesto, tras reunirse de forma virtual en el primer taller global.
En este espacio, las niñas pudieron compartir experiencias, ideas y propuestas. Este fue el caso de Lamaku, niña participante de Sudán del Sur, que llamó a la sororidad en su intervención: «Todas conocemos la violencia y las desigualdades que sufrimos y también las que hemos visto en otros países. Las niñas deberíamos estar unidas y luchar juntas por nuestra propia supervivencia para que nosotras podamos tener nuestros derechos como niñas y para ser fuertes».
En el documento, las participantes –como representantes de las niñas del mundo– han recogido 11 peticiones para impulsar la protección internacional efectiva de sus derechos humanos y los están presentando ante diferentes instituciones públicas, donde las niñas han elevado su voz.
Así, el manifiesto llama a los gobiernos a trabajar para erradicar prácticas nocivas contra las niñas como la violencia de género, el matrimonio infantil, temprano y forzado y la Mutilación Genital Femenina. Además, insta a los Estados a garantizar un acceso a una educación de calidad para todas las niñas del mundo, un sistema de protección robusto ante la violencia hacia las niñas y protección frente al trabajo infantil, entre otras peticiones.
Desde Entreculturas, apuestan por la educación como la mejor fórmula para mejorar la vida de las niñas en todo el mundo. Sin embargo, son ellas las que más barreras para acceder a la educación tienen: antes de la Covid-19 se estimaba que 130 millones de niñas de entre 6 y 17 años no iban a la escuela, una cifra que ha aumentado y que, tras la pandemia, se calcula que 20 millones de niñas no han podido volver a clase. Esta situación multiplica sus posibilidades de sufrir explotación, abuso, matrimonio precoz y forzoso o mutilación genital femenina, entre otras violencias.
Sin embargo, niñas de todo el mundo se han cansado de esperar a que los gobiernos les garanticen una protección efectiva de sus derechos y se han movilizado. Como reivindica Benedicte, refugiada congoleña en Uganda de 12 años: «Las niñas podemos crear nuestras propias comunidades para luchar. En nuestra generación, la mayoría de las niñas somos valientes. Somos diferentes y creo que podemos cambiar el mundo».