La sucesión en las pequeñas empresas implica un momento muy delicado que puede poner de manifiesto diversos problemas de índole patrimonial, empresarial, económico y familiar.
A pesar de lo delicado y de su importancia para la supervivencia de estas organizaciones, solo el 34 % de estas dispone de un protocolo.
Según la abogada experta Antonia Magdaleno Carmona, un protocolo de sucesión es un documento concertado en el que se establecen las condiciones de la cesión. Para entes como la Asociación Asturiana de la Empresa Familiar (AEAFAS), la falta de planificación en este tema es uno de los problemas más preocupantes.
La anticipación es la clave
La abogada Antonia Magdaleno es directora del despacho de abogados y economistas dedicado al derecho de empresa. Dentro del mismo, sus profesionales aportan asistencia y soluciones en aspectos mercantiles, societarios, insolvencia, procesos judiciales, derecho concursal o Ley de Segunda Oportunidad. También apoyan en procesos de reestructuración empresarial.
Como experta en el tema mercantil, Magdaleno Carmona tiene clara la importancia de un protocolo de sucesión. Este tipo de acuerdo es tan importante como la constitución misma de la compañía. La clave es la anticipación ante un eventual proceso de transmisión o cesión de acciones.
Un buen protocolo de sucesión debe prever todas las situaciones posibles que se pueden presentar en las pequeñas empresas familiares. El objetivo primordial debe ser el que pese lo que ocurra, se tiene que mantener la supervivencia de la compañía. Las condiciones previamente establecidas deben garantizar los derechos de todos y la armonía entre las partes involucradas.
Las características de los protocolos de sucesión
Un buen protocolo de sucesión debe dejar por sentado qué hacer en situaciones específicas dentro de la dinámica familiar. Antonia Magdaleno menciona, por ejemplo, el caso en el que los socios mayoritarios son un matrimonio y ocurre un divorcio, cuando los hermanos o hijos de un accionista principal quieren participar en la compañía.
Esta clase de protocolos también son esenciales para dejar claras las reglas del juego en caso de que un accionista fallezca y tenga herederos naturales. Los profesionales de este bufete de abogados y economistas señalan que la falta de protocolos de sucesión ha generado problemas muy graves e irreparables.
En algunos casos, las posturas irreconciliables de las partes han motivado el cierre definitivo de una empresa. Otra consecuencia muy común ha sido la de tener que vender de manera forzada la compañía, incluso por debajo de su precio real. Esto acarrea daños patrimoniales irreversibles para los propietarios y posibles sucesores.