La Virgen de la Paloma, una festividad con más de 134 años de historia y que se celebra cada 15 de agosto en la capital madrileña, estará un año más marcada por la pandemia de Covid-19.
Según ha afirmado el vicario episcopal de la Vicaría VI, Gabriel Benedicto, en declaraciones a Europa Press, el aforo de los actos litúrgicos se ha reducido de 600 asistentes que hubo en anteriores ocasiones a tan solo 150 este año debido a las restricciones sanitarias.
Asimismo, para asistir a la misa de este domingo a puerta cerrada se han repartido invitaciones a distintos colectivos entre los que destacan «anderos, castizos, congregaciones, bomberos y familiares, trasplantados y donantes de órganos o invitados de la parroquia», ha afirmado el vicario.
Este acto contará también con la tradicional visita de los políticos madrileños a la parroquia que acoge a esta advocación. Así, Benedicto ha asegurado que agradece la presencia de los políticos ya que «representan al pueblo de Madrid».
UNA TRADICIÓN DEL SIGLO XIX
La conocida como Virgen de la Paloma es en realidad una copia de la Virgen de la Soledad, una advocación que comenzó en España en 1533 y que según el vicario «representa el momento en el que la virgen entierra a su hijo y se queda sola y pasa esas dos noches de angustias».
Este lienzo fue encontrado por unos niños en un horno donde iban a quemar muebles. Ellos lo recogieron y lo llevaron a casa de su tía, Isabel Tintero (actualmente enterrada en esta parroquia), quien decidió exponer la imagen en la fachada de su casa y «en poco tiempo la gente comienza a rezar todas las tardes el rosario, hay una cadena de milagros que llega hasta la casa real y entonces se proyecta una capilla», ha explicado Benedicto.
«La imagen aparece en 1887 y en 1896 (nueve años después) se inaugura una capilla en frente de la casa original», ha apuntado el sacerdote quien también ha indicado que en 1912 se inauguró el templo actual para aumentar así la capacidad del anterior recinto.
UNA DE LAS FIESTAS MÁS POPULARES DE LA CAPITAL
El culto a la Virgen de la Paloma está también muy relacionado con la presentación de los niños a la virgen ya que «la cuñada de Isabel Tintero presentó a sus hijos y desde entonces hay generaciones enteras que han sido presentadas a la Virgen de la Paloma pidiendo su protección», ha apostillado el vicario.
Desde la parroquia han asegurado que se trata de una devoción que «ha tocado todos los estratos» como se puede ver en el templo con una vidrieras con títulos nobiliarios de la corte de Madrid pero que también está relacionado con «el mundo de los toreros, los artistas, el pueblo madrileño, los castizos y los bomberos».
«Su popularidad es un misterio porque nadie la patrocina directamente y parece una imagen un poco de segunda categoría», ha asegurado Benedicto. Además, ha valorado que «con su mirada se ganó el cariño del pueblo y también con las gracias ya que siempre se ha dicho que es muy milagrera y esto hizo que corriera como la pólvora».
LA SOLEDAD COMO OBJETO DE IDENTIFICACIÓN
Una clave del éxito de esta advocación es la soledad ya que «eso toca a los jóvenes, a los casados, a los mayores, también en los embarazos, en los momentos difíciles, ante una operación, ante un paro, ante una depresión», ha sentenciado el religioso.
Por otro lado, en cuanto a las fiestas populares Benedicto ha afirmado que «en los años 30, las fiestas del verano eran las fiestas de la Paloma ya que se organizaba un gran despliegue en Madrid».
«No solamente en la zona si no también hasta el Pardo donde se realizaban concursos corales y acuáticos. Es verdad que en el siglo XX hay una tradición de que el pueblo madrileño no solo celebra esta advocación en su templo si no también en las calles que se adornan y a día de hoy es verdad que se ponen muchos puestos de terrazas y parece mentira que haya tanta gente en Madrid en el mes de agosto», ha concluido el vicario.