Se va el 2022, pero nos deja una gran variedad de trabajos discográficos que sonaron fuerte alrededor del mundo y que se caracterizaron por hacer uso de una gran paleta de influencias musicales. La fusión musical y la experimentación parecen ser la clave.
Este año hemos tenido el retorno de artistas legendarios que, después de la pandemia, han tenido muchas cosas que decir. Además de otros consagrados con trabajos musicales sumamente emocionantes. La pauta, definitivamente, ha sido marcada por el pop de alta manufactura, con trabajos de gran sensibilidad no solo orientados a las pistas de baile, sino también con un mensaje claro para la cultura mundial: sin inclusión no hay humanidad.
Electrónica, rock, dream pop, hip hop, reggaetón, todo junto o por separado: aquí te presentamos la lista de los mejores 20 discos que nos dejó este 2022.
20. Brian Eno – Foreverandevermore
Seis años tuvieron que pasar antes de que el legendario genio británico nos deleitara con una nueva placa. ¡Y vaya que valió la espera! «Foreverandevermore» es quizá uno de los discos más sentimentales de Eno, y no me refiero a alguna referencia romántica, sino a que el trabajo apela a los sentimientos que produce saber que la Tierra tiene fecha de caducidad próxima.
«Me tomó mucho tiempo aceptar la idea de que los artistas somos en realidad comerciantes de sentimientos. Los sentimientos son subjetivos. La ciencia los evita porque son difíciles de cuantificar y comparar. Pero los ‘sentimientos’ son los comienzos de los pensamientos, y también sus acompañantes a largo plazo», indicó el artista en una declaración que acompañó el lanzamiento de este trabajo.
El disco transita por texturas electrónicas acariciantes, sombrías, desesperadas y, hasta cierto punto, nostálgicas y evocadoras. La voz de Eno es el ingrediente clave en este viaje sonoro: es como una elegía recitada, de tono grave, a veces frío y robótico, pero siempre cargada de un drama que denota urgencia.
Canciones clave:
Aunque la recomendación es escuchar el disco como un todo, merece la pena detenernos en la melancólica y espacial «Sherry», y la etérea y sublime «These Small Noises».
19. Beach House – Once Twice Melody
Desde su debut en 2006, Beach House se ha convertido, por derecho propio, en uno de los actos más interesantes del dream pop del nuevo mileno. Vale decir que su concierto el pasado noviembre en Lima ha sido uno de los mejores del año.
Cinco años después de su última placa, la aclamada «7», los natales de Baltimore, EE.UU., volvieron a sorprender con «Once Twice Melody», un álbum doble dividido en 4 «capítulos» que sumergen al oyente en las diversas sensaciones que produce el hecho de estar vivo: la oscuridad, la esperanza, el desamor y la paz tras la experiencia.
El álbum abre con la canción que da nombre al disco, una especie de prólogo de lo que espera en la experiencia auditiva de más de una hora de duración. El viaje nos trae reminiscencias de lo mejor de Cocteau Twins o Slowdive, pero el sello que impregna la voz de Victoria Legrand no tiene punto de comparación.
Canciones clave:
El cierre del primer capítulo, la sombría y suave «Through Me»; la apertura del segundo, «Runaway», con su teclado tintineante en un mar electrónico; y el cierre del disco, la grandilocuente «Modern Love Stories».
18. Red Hot Chili Peppers – Unlimited Love
El disco número 12 del catálogo de los RHCP tiene un factor clave: el retorno del guitarrista John Frusciante, después de casi una década. Seamos claros: los últimos discos de los californianos eran correctos, pero no alcanzaban los mejores momentos de su capacidad demostrada en sus anteriores trabajos. Y aunque «Unlimited Love» tampoco es un imprescindible de su catálogo, sí llega a emocionar.
El sello RHCP se siente en canciones como la funky «Aquatic Mouth Dance», el beat sincopado de «Poster Child» o «She’s a Lover», un tema que no desentonaría si apareciera en el aclamado «Californication». También hay espacio para la experimentación electrónica en «Not The One» o para las guitarras afiladas de «The Heavy Wing».
«Unlimited Love» es un disco que nos deja con ganas de escuchar lo que seguirán haciendo Anthony Kiedis y compañía.
Canciones clave:
«Not The One», «The Great Apes» y «She’s a Lover»
17. Kendrick Lamar – Mr. Morale & the Big Steppers
Después de 5 años, el retorno de Kendrick Lamar era más que necesario: un disco que pone los puntos sobre las íes frente a la superficialidad de la industria del hip hop de los últimos años. La lírica de Lamar no tiene ni una coma que sobre ni tampoco una letra que no diga algo.
Enfocar este disco solo en la polémica respecto a su crítica a la ‘cultura de la cancelación’ sería un gran error. La placa exuda sinceridad respecto a puntos de vista con los que uno puede estar de acuerdo o no, pero sinceridad al fin y al cabo. Lamar hace reflexiones en las que deja en claro que no es un ‘salvador’ o ‘ídolo’ de ningún tipo, solo alguien con muchas cosas que decir.
Y todo esto en una envoltura que va desde el jazz, el afrobeat, y la electrónica con claros guiños a Tricky o Massive Attack: sonidos de lujo. Y como si esto fuera poco, hay una colaboración con Beth Gibbons de Portishead. ¡Imprescindible!
Canciones clave:
«Mr. Morale» es una canción como para poner en un cuadro: de las mejores líricas de la carrera de Lamar con un ritmo palpitante y urgente. La otra canción que debes ya poner en tu playlist es «Mother I Sober» con la vocalista de Portishead, una acertadísima combinación.
16. Placebo – Never let me go
A fines de los 90, Placebo era una de las bandas que marcó la pauta de lo que vendría tras el britpop: letras pesimistas, sórdidas y de un ingenio irónico que cortaba como navaja. Todo envuelto con guitarras afiladísimas y un aura entre el glam, el new wave y el shoegaze.
Más de 25 años después de su debut y tras casi una década de su última placa, Brian Molko y Stefan Olsdal retornan con un disco que regresa bastante a esos orígenes, aunque desde un lugar mucho menos salvaje. El álbum rebosa melodía, sentimiento y una garra guitarrera que se les extrañaba bastante.
El tema central del disco es lo que está dejando el paso de la humanidad por este mundo, un grito que se escucha tanto desde el plano ecológico como desde las relaciones (in) humanas. Pero no todo es ese drama: también hay mucha luz y optimismo como en «Beautiful James» y su sonido de teclado a lo Jump de Van Halen.
Canciones clave
La sensual pero desconcertante «Surrounded by Spies»; la lacerante «Twin Demons» y la misteriosa y elegante «Fix Yourself».
15. Björk – Fossora
Hubo un tiempo en que todo lo que hacía Björk marcaba la pauta del pop moderno. Con el arribo de nuevos sonidos y otras celebridades en los charts, la artista islandesa fue circunscribiéndose a un nicho específico, con trabajos de calidad innegable y sin ninguna intención de «recuperar» los ránkings masivos.
Sin embargo, «Fossora» nos trae a una Björk dispuesta a transitar por lugares más pop, aunque sin salir de su propio universo sonoro. Claro ejemplo de esto es «Atopos», la canción con la que abre el disco, con esa singular base de reggaetón que hizo infartar a muchos puristas del sonido «fuera del mainstream».
«Fossora» es un disco lúdico, experimental, íntimo, que juega con la idea de «los hongos» como una dinámica vital que impregna de nuevas formas lo que encuentra a su paso. Esto, como una analogía a la maternidad. Todo envuelto en clarinetes, violines, bases electrónicas y voces a veces acariciantes, a veces trágicas.
En este trabajo, Björk parece explorar su propia discografía para llegar a lugares comunes, familiares, aunque desde una sensibilidad nueva.
Canciones clave:
La dulcemente emotiva «Fungal City»; y la ensoñadora «Her Mother´s House» con la voz de Ísadóra, hija de Björk.
14. The 1975 – Being Funny in a Foreign Language
¿Es éste el mejor disco de los británicos The 1975? Qué difícil es dar ese veredicto, tras otros cuatro trabajos que son calidad pura. Desde la pista que abre el álbum, con ese teclado laberíntico y esa psicodelia que remite al «A Day in the Life» de The Beatles, entendemos que estamos ante un trabajo que condensa lo mejor de los 10 años de la banda británica encabezada por Matthew Healy.
«Being Funny in a Foreign Language» desborda optimismo de verano soleado en pistas como Happiness (nombre preciso para este tema), ‘Looking for Somebody’ o ‘I’m in Love With You’, canción precisa para dedicar a ese motivo de nuestros sueños (o pesadillas). Pero también hay espacio para el drama al que nos tiene acostumbrados The 1975: ‘All I Need to Hear’ suena como una confesión mientras se mira la lluvia al atardecer, o ‘Human Too’, canción que despliega elegancia y sensualidad.
Canciones clave:
‘Looking for Somebody’ es una cátedra de lo mejor del pop de las últimas décadas y la invernal ‘About You’ nos recuerda que estamos ante una banda que sabe ser coloridamente melancólica.
13. Weyes Blood – And In The Darkness, Hearts Aglow
El quinto trabajo discográfico de la californiana Natalie Mering la encuentra con algo menos de ese pesimismo genial que encandiló a la crítica en discos como Titanic Rising (2019) o The Innocents (2014). En este álbum, nos encontramos a la artista queriendo asomarse por la ventana de aquella habitación intimista y descarnada que interpelaba a la humanidad ante la destrucción de su entorno.
Aquí, Natalie parte de la idea de la soledad del ser humano para empezar a tender puentes con sus semejantes. Su voz suena dulce y arrullante, como queriendo conducir al oyente por una senda de esperanza. Todo envuelto en momentos de una orquestación exuberante o de un minimalismo acariciante. Sus 10 pistas son sentimiento puro.
La artista ha señalado que ‘And In The Darkness, Hearts Aglow’ es el segundo capítulo de una trilogía que empezó con su placa anterior, Titanic Rising, así que toca esperar con ansias su siguiente trabajo.
Canciones clave:
La delicadeza de ‘Grapevine’, que nos hace recordar los momentos más inspirados de Joan Baez, o la calidez sensual de ‘Twin Flame’ están entre las mejores canciones del 2022.
12. The Weeknd – Dawn FM
Después del enorme éxito de After Hours (2020), el mundo entero esperaba con ansias el nuevo trabajo de la superestrella canadiense. ¡Y no decepcionó! The Weeknd lanzó a inicios del año un disco articulado con dedicación de orfebre, al que no le sobra nada en sus 16 pistas. ¡Calidad garantizada!
Dawn FM es un álbum que juega con la idea de una estación radial en la que Jim Carrey hace las veces de DJ. Esa es la excusa para llevarnos por una paleta de sonidos electrónicos de ciencia ficción que harían saltar a la pista de baile hasta a las almas más penitentes del Purgatorio. Abel Tesfaye nos trajo un disco irresistible, elegante y, a la vez, dotado de un misterio hipnótico que hace imposible despegarnos de su hechizo.
Canciones clave:
«Out of Time» toma prestado el sintetizador de I Can’t Go For That de Daryl Hall & John Oates y nos devuelve una pista que no tiene nada que envidiarle al mejor pop de los 80. Mientras que «Less Than Zero» rebosa ese optimismo necesario para recordar que tras el baile existe un mundo que hay que enfrentar todos los días.
11. Alvvays – Blue Rev
¿Qué pasa si metemos en una licuadora las letras irónicas de The Smiths, la sensibilidad de My Bloody Valentine, el salvajismo de Pixies y algunas gotas de Dream Pop? Posiblemente, el resultado sea este álbum de los canadienses Alvvays, su tercer trabajo, quizá el más pop tras una espera de 5 años.
La voz de Molly Rankin nos conduce a través de 14 canciones breves – ninguna sobrepasa los 3 minutos y medio – que reflexionan acerca de la pérdida amorosa en sus más descarnadas facetas. Todo esto matizado con guitarras tintineantes, que podrían haber sido tocadas por el Johnny Marr de los 80, y, a la vez, afiladas que recuerdan a Kim Gordon de Sonic Youth. La placa también tiene momentos para el synth pop como en ‘Very Online Guy’. Toda una joya del nuevo indie pop – rock.
Canciones clave:
‘Very Online Guy’ y la sentimental ‘Lottery Noises’
10. Arctic Monkeys – The Car
Si eres de aquellas personas que esperó con mucha expectativa este álbum y, tras la primera escucha, te sentiste decepcionado, pues bienvenido al club. Sin embargo, el nuevo trabajo de Alex Turner y compañía requiere más de una escucha para hacer match con el oyente y, cuando sucede, es imposible dejar de considerar su gran calidad y la alta elegancia de sus melodías.
Tras cuatro años del Tranquility Base Hotel & Casino (2018), este nuevo álbum parece continuar donde se quedó su antecesor, aunque, en el camino, va tomando su propio rumbo. La banda suena compacta y cómoda transitando por una serie de sonidos que rinden tributo al soul, la bossa nova, el funk y la música de salón de alguna película de Humphrey Bogart.
En The Car, las melodías no dan forma a los sentimientos que buscan expresar sus autores, sino al revés: los sentimientos son los que dibujan las melodías que a veces parecen simplemente ser trazos a mano alzada, sin una dirección preconcebida, pero no por ello menos logradas. La orquestación de violines, pianos, saxofón y demás artilugios sonoros que hace tiempo sobrepasaron la convencionalidad rockera hacen de este álbum una joya de sinceridad melódica.
Canciones clave:
La oscura y minimalista “Sculptures Of Anything Goes” nos recuerda la gran capacidad de Turner para hacer letras que, aunque crípticas, le dan un nuevo sentido a la lógica. Por el contrario, «Hello You» es una canción mágica y llena de luz que apela a la sensibilidad más pop del cuarteto de Sheffield.
9. Suede – Autofiction
No busco ser objetivo con esta declaración: Suede fue la mejor banda de esa época llamada Britpop. Esta verdad queda más que demostrada con el hecho de que no se han quedado haciendo giras de grandes éxitos, recordando tiempos mejores, sino que, en estos últimos años, han sacado trabajos de gran calidad como Bloodsports (2013) o The Blue Hour (2018).
Cinco años después, Brett Anderson y compañía regresan con su noveno disco, un álbum visceral, emocionante, que deja de lado la orquestación de su anterior trabajo y retorna a sus bases más rockeras. Aquí estamos ante la voz de Anderson sonando tan dramática y agresiva como en sus discos de los 90, la guitarra indie/post punk de Richard Oakes, los teclados glam de Neil Codling y la inquebrantable pared rítmica de Mat Osman y Simon Gilbert.
El álbum arranca con ‘She Still Leads Me On’, el primer single, dedicado a la madre del vocalista. Continúa con la oscura ‘Personality Disorder’ y sigue con ’15 Again’, una especie de reflexión sobre los años adolescentes hecha por una banda que aún no ha perdido la rebeldía juvenil. Suede, una banda que ya ha demostrado casi todo, ahora demuestra que treinta años después aún tiene mucho que decir.
Canciones clave:
‘She Still Leads Me On’, la tremendamente emocional ‘The Only Way I Can Love You’ y el vigor post punk de ‘Black Ice’ con la voz de Anderson desgarrándose con cada nota.
8. Mitski – Laurel Hell
Tras el gran éxito de Be The Cowboy (2018), Mitsuki Laycock Miyawaki decidió autoexiliarse de los focos de la fama y tomarse una pausa que, en su momento, se sabía indefinida. Sin embargo, obligaciones contractuales la hicieron volver este año con un sexto álbum que, a juzgar por las circunstancias, se podría haber esperado que fuera desganado y sin brillo. Sin embargo, ‘Laurel Hell’ es una belleza de principio a fin.
Quizá éste es el álbum más accesible de la artista, con sonidos synth pop, new wave y tintes de la música disco. Tranquilamente, podría pasar por un disco perdido del mejor pop de los años 80. Sin embargo, ése es el camuflaje que usa Mitski para sus letras intimistas, enfocadas en su particular melancolía, con pasajes que hablan de desamor y desesperación.
Con este trabajo, Mitski nos demuestra que es posible sumergirse en los tonos más sombríos del corazón humano, pero ¿por qué no hacerlo bailando?
Canciones clave:
La adictiva ‘The Only Heartbreaker’, con sus sintetizadores ochenteros; la emocional ‘Love Me More’; y la dramática orquestación de ‘There´s Nothing Left for You’.
7. Wetleg – Wetleg
Luego de que el 2021 atrajeran la atención de la crítica con tres sencillos pegadizos, el dúo natural de la Isla de Wight nos presentó un álbum debut que le devuelve la frescura al rock de no tomarse demasiado en serio.
Rhian Teasdale y Hester Chambers nos traen un trabajo de corta duración – apenas excede la media hora – que, sin embargo, condensa todo lo que el indie rock perdió durante años de sofisticación: cinismo, sonidos juguetones, ganchos irresistibles y letras provocadoras.
El álbum pasa por momentos muy pop, pero matizados de texturas psicodélicas, indies y toques post punk que le deben por igual a The Breeders, Elástica o a los primeros trabajos de The Cardigans.
Canciones clave:
La irónica y sensual ‘Loving You’ y la pista que cierra el álbum, ‘Too Late Now’, con ese bajo y ese teclado tan The Cure que nos indica que el no tomarse en serio no se contrapone a la genialidad.
6. Beyoncé – Renaissance
¿Qué podemos decir del último trabajo de Beyoncé que esté lo suficientemente a su altura? El álbum es un banquete de influencias musicales que pasan por el reggaetón, el hip hop, el soul, el funk, el afrobeat, el disco y una base house que simplemente lo hacen irresistible.
El séptimo álbum de Beyoncé es casi una lección de historia de décadas de música afroamericana destinada a la pista de baile, pero también una reflexión sobre la marginación social que durante años padeció esa cultura. No en vano hay invitados como el rapero Beam o la leyenda disco Grace Jones.
Este trabajo, como lo dijo la artista, fue gestado durante la pandemia con la intención de “soñar y encontrar un escape durante un momento aterrador para el mundo”. Y vaya que lo logra: es imposible resistir un minuto sin mover alguna parte del cuerpo siguiendo el compás de la música. Garantizado.
Vale decir que el álbum retoma esa tradición inaugurada por Gloria Gaynor de enlazar las pistas sin pausas, por lo que la experiencia de transitar por sus 16 canciones es como sumergirse en una fiesta sin límite donde el ritmo y el cuerpo son protagonistas.
Canciones clave:
‘Cuff It’, ‘ Break My Soul’ y ‘Move’ con Grace Jones son piezas irresistibles que elevan a otro nivel a la música orientada a la pista de baile.
5. Harry Styles – Harry’s House
El tercer álbum del ex One Direction no pudo estar mejor nombrado: es un viaje al interior de Harry Styles, hacia sus influencias artísticas, su concepción del mundo y lo que le produce su momento actual de megaestrella. Durante este año, «Harry’s House’ no solo ha sido objeto de la aclamación de la crítica, sino que ha logrado récords como debutar en la cima de los charts de EE.UU. y el Reino Unido simultáneamente, y sumar 14 semanas no consecutivas en los primeros lugares del Billboard Hot 100.
No es para menos, no hay momentos flojos o «aburridos» en sus 13 pistas. De hecho, es como un tributo a la emoción de encontrarse y estar vivo. Hay pop, hay funk, hay rock, hay reminiscencias orientales y hay paradas introspectivas que nos hacen saber que el pop masivo de nuestros tiempos no tiene por qué ser sinónimo de superficialidad.
Canciones clave:
La irresistible ‘As It Was’ con esos sintetizadores de sello oriental, y la crudeza acústica de ‘Matilda’ son claros ejemplos de la madurez artística que ha alcanzado Styles.
4. Bad Bunny – Un verano sin ti
El gran cliché que amenaza al género urbano es la repetición infinita de sí mismo: siempre el mismo sonido, siempre la misma temática, siempre la misma pose. Todo bien mientras la industria musical siga dando palmaditas en la espalda a sus exponentes, pidiéndoles que hagan una y otra vez lo mismo mientras las ventas sean las mismas. Por eso, que Bad Bunny – el que hoy es el artista más grande de este género – haya lanzado un álbum como «Un Verano sin Ti» ha sido rompedor en muchos sentidos.
De hecho, Bad Bunny siempre se ha caracterizado por tratar de romper parámetros dentro del género urbano, y quizá ahí radica el secreto de ser quién es hoy en día a nivel musical y cultural. «Un Verano Sin Ti» tiene reggaetón, dembow, mambo y bossa nova; pero también abrasa sin pudores sonidos del dreampop y el EBM.
Además, revela el buen momento creativo en que se encuentra el Conejo Malo, con sus 23 pistas transitando por universos musicales cargados de su procacidad característica, pero también hablando claro contra el machismo y sobre la situación actual de Puerto Rico.
Canciones clave:
La bossa nova de ‘Yo No Soy Celoso’, el orgullo de haber nacido boricua de ‘El Apagón’ y su mantra de «Puerto Rico estoy cabrón», y la joya indie con matices dream pop de ‘Otro Atardecer’.
3. The Smile – A Light for Attracting Attention
De alguna manera, éste es el disco que Radiohead nos viene debiendo desde hace años: emocionante, audaz y experimentando fuera de la zona de confort. Sin embargo, llegó de la mano de Thom Yorke y Jonny Greenwood que, sumando al percusionista Tom Skinner, nos proponen un primer viaje sonoro magistral en su proyecto llamado ‘The Smile’.
Si bien es cierto, el álbum transita por pasajes conocidos de la carrera de su banda principal, lo hace de manera lúdica, con pistas cargadas de ritmo, drama y un aura guitarrera de manufactura Greenwood que ya se extrañaba. Sus 13 pistas van por el jazz, el neo progresivo, y sonidos electrónicos que se mantienen como un telón de fondo, priorizando el minimalismo y la base rockera.
Thom Yorke demuestra una vez más su gran capacidad vocal para generar sensaciones, mientras que sus dos socios dan cátedra de construcción de atmósferas que sumergen al oyente en un atardecer en un bosque nevado, donde bien puedes detenerte a admirar los colores del cielo o bien correr por tu vida ante una presencia siniestra.
Canciones clave:
La percusión primitiva y la guitarra visceral de ‘You Will Never Work in Television Again’, la psicodelia post punk de ‘Thin Thing’, y la belleza acústica y melancólica de ‘Free in The Knowledge’.
2. Taylor Swift – Midnights
Hace tiempo que Taylor Swift pasó de ser un ídolo adolescente a una de las artistas más versátiles de los últimos años. Dos años después de Evermore y Folklore, deja de lado los sonidos acústicos y se envuelve en texturas electrónicas propias del synth pop, el dream pop y el chill out en éste, su décimo álbum de estudio.
Midnights es un álbum conceptual, una especie de diario nocturno de la estadounidense que remite a «13 noches de insomnio» en las que reflexiona acerca de sus miedos íntimos, el desamor, el tiempo que se fue, y la ansiedad. Es un trabajo lleno de claroscuros emocionales, sinceros y desgarradores, ambientados en una temática setentera que se puede rastrear desde el minimalismo de su portada.
«Ésta es una colección de música escrita en medio de la noche, un viaje a través de terror y dulces sueños. Los suelos que pisamos y los demonios a los que nos enfrentamos. Para todos los que hemos dado vueltas en la cama y hemos decidido mantener las linternas encendidas e ir en busca, esperando que tal vez, cuando el reloj dé las doce, nos encontremos a nosotros mismos», dijo la artista en sus redes sociales sobre el lanzamiento de este álbum.
Midnights es un disco para adentrarnos en la sensibilidad de una artista que no teme mostrar aquello que perturba su fuero más íntimo y, al hacerlo, ir más allá en su experimentación y evolución musical.
Canciones clave:
La sensual y evocadora ‘Maroon’, la cálida y sentimental ‘Snow On The Beach’ junto a Lana del Rey, y la etérea ‘Layrinth’ con Taylor jugando con el amplio abánico de texturas de su voz.
1. Rosalía – Motomami
Si en El Mal Querer (2018), Rosalía revelaba su vocación de alquimista de ritmos y géneros, «Motomami», se convierte en su doctorado en la materia. La artista española hace tal uso de la fusión, que termina transformando su propuesta de sonido en algo único que lleva su nombre estampado.
El tercer álbum de Rosalía se pasea a sus anchas por el reggaetón, el hip hop y la bachata, pero también por el free jazz, el avant pop, tintes de synth pop y, por supuesto, el flamenco como punto de partida. Todo esto, cocinado a fuego lento con elementos de la cultura latina, japonesa y catalana.
Además, Rosalía es una voz que derrama sentimiento puro: puede lucir una sensualidad inflamable, una bellaquería incontenible y, a la vez, una dulzura directa a la vena que desgarra el corazón. Hay canciones para sudar en la pista de baile y también para escuchar en soledad, mientras se piensa en el amor que se tiene o en el que nunca pudo ser. Un álbum emocionante, lúdico, experimental, con mucha actitud, con mucho arte y que abre las puertas al futuro del pop moderno en nuestro idioma. Sin duda, ¡el disco del año!
Canciones clave:
La lúdica y provocativa ‘Chicken Teriyaki’, la dulce y erótica ‘Hentai’, la explosión pop/flamenco de ‘Bizcochito’ y la agresividad cortante de ‘Cuuuuuuuuuute’. Imprescindibles.