Los ministros del Interior de la Unión Europea se reúnen de manera extraordinaria este martes para tratar de articular una posición común ante la posible crisis migratoria derivada de la llegada al poder de los talibán en Afganistán y con el objetivo de evitar que se repita una situación parecida a la de 2015, cuando llegaron a las fronteras de la UE más de un millón de personas.
El encuentro, en el que participa en nombre del Gobierno español el ministro Fernando Grande-Marlaska, comenzará a las 13.00 horas y está previsto que los Veintisiete adopten un documento conjunto en el que tracen una suerte de respuesta común al «potencial impacto» de Afganistán en la política migratoria y de seguridad de la UE.
Así lo ha explicado en un comunicado el Gobierno de Eslovenia, que como presidencia de turno de la UE se encarga de preparar el debate de este martes. «El objetivo es desarrollar un conjunto de medidas que ayuden a evitar una repetición del escenario de 2015, cuando los Estados miembros se enfrentaron a una enorme presión migratoria», ha resumido el titular esloveno de Interior, Ales Hojs.
De hecho, el Gobierno griego ya advirtió a mediados de agosto sobre la posible llegada de refugiados afganos a territorio europeo y apuntó que Atenas no quiere convertirse de nuevo en la puerta de entrada hacia la UE, como ocurrió hace seis años, por lo que reclamó una respuesta europea común.
En este contexto, no se espera que la Comisión Europea plantee este martes a los Veintisiete una propuesta «específica» sobre los demandantes de asilo a reubicar entre los Estados miembros. Al contrario, el portavoz de Interior del Ejecutivo comunitario, Johannes Jahnz, ha señalado en una rueda de prensa que los Veintisiete debatirán «de manera general» esta cuestión.
En opinión de Bruselas, el esfuerzo para acoger a demandantes de asilo afganos debe ser global y estar basado en el foro organizado en julio junto con Estados Unidos y Canadá para relanzar el proceso de acogida de refugiados a escala internacional, detenido por la pandemia.
Los Veintisiete asumieron entonces el compromiso de notificar antes de que acabe septiembre a cuántos refugiados podrían acoger durante el próximo año y la Comisión Europea tiene reservados para ello 300 millones de euros, con el objetivo de reubicar a 30.000 demandantes de asilo en la UE. Esto programa, sin embargo, no está dirigido únicamente a ciudadanos afganos, sino de todo el mundo.
Otro frente de actuación que la UE quiere priorizar a raíz de la crisis afgana es la colaboración con los países de la región, que serán «los más afectados» por la huida de miles de ciudadanos afganos de su país tras la llegada al poder de los insurgentes.
Es la tesis que también ha defendido, por ejemplo, el Gobierno austriaco, cuyo ministro del Interior, Karl Nehammer, propuso a mediados de agosto que la mayor parte de los afganos que abandonen su país sean acogidos en centros de deportación situados en países de la región.
En este contexto, el presidente del Consejo europeo, Charles Michel, ha acelerado en los últimos días los contactos con los máximos mandatarios de Pakistán, Kirguistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajistán en distintas llamadas telefónicas para abordar las consecuencias de la situación de Afganistán.