La evolución de los dientes en el tiburón prehistórico gigante Megalodon y sus parientes fue un subproducto de volverse enorme, en lugar de una adaptación a nuevos hábitos de alimentación.
Es la conclusión de un estudio pionero realizado por investigadores de la Universidad de Bristol.
El icónico Megalodon extinto fue el tiburón más grande que jamás haya vagado por los mares. Su nombre se traduce como ‘diente grande’, haciendo referencia a sus enormes dientes, que representan los restos fósiles más abundantes de la especie. Son anchos y triangulares, nada que ver con los dientes curvos en forma de cuchilla de los parientes más cercanos de Megalodon.
Se ha pensado tradicionalmente que las diferencias en la forma de los dientes observadas en este grupo de tiburones gigantes reflejan un cambio en la dieta. Mientras que los parientes más antiguos probablemente usaban sus dientes para perforar presas pequeñas y de rápido movimiento como los peces, lo más probable es que Megalodon los usara para morder grandes trozos de carne de mamíferos marinos o desmembrar a esas presas con poderosos movimientos laterales de la cabeza.
En el nuevo estudio publicado en la revista Scientific Reports, los científicos utilizaron herramientas computacionales para comprender cómo funcionaban las denticiones de estos tiburones mega-dientes durante la alimentación.
Antonio Ballell, doctorando de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol, dijo: «Aplicamos técnicas de ingeniería para simular digitalmente cómo las diferentes formas de los dientes manejan las fuerzas de mordida y las cargas resultantes de los movimientos laterales de la cabeza.
«Este método, llamado Análisis de Elementos Finitos, se ha utilizado anteriormente para comprender cómo de resistentes son las diferentes estructuras biológicas bajo fuerzas específicas. Esperábamos encontrar que los dientes de Megalodon podrían resistir las fuerzas mejor que los de sus parientes mayores y más pequeños. Sorprendentemente, cuando eliminamos el tamaño de los dientes de las simulaciones, recuperamos el patrón opuesto: los dientes de Megalodon son relativamente más débiles que los dientes más gráciles de otros tiburones medadentados», expuso.
El doctor Humberto Ferrón, investigador postdoctoral y coautor del estudio, dijo: «Nuestros resultados pueden parecer contrarios a las interpretaciones funcionales tradicionales de las denticiones de este grupo de tiburones gigantes. Creemos que otros procesos biológicos podrían ser responsables de el cambio evolutivo en sus denticiones.
«Por ejemplo, las modificaciones en la forma de los dientes que ocurrieron de las especies más antiguas y pequeñas a las de las formas más grandes y más recientes como Megalodon son muy similares a las observadas a lo largo del crecimiento de Megalodón.
«Es decir, los individuos juveniles de Megalodon tienen dientes que se asemejan a los de los tiburones megadentados más viejos. Así, en lugar de la especialización en la alimentación, pensamos que la adquisición de su gigantesco tamaño corporal fue responsable de la evolución de los peculiares dientes de Megalodon».