Una investigación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ha revelado que algunos cambios cognitivos derivados de jugar a videojuegos en la infancia como una mejora de la memoria de trabajo o la retención y manipulación rápida de datos pueden producirse años después de dejar de jugar.
Se trata de un estudio en el que han participado 27 personas de entre 18 y 40 años con y sin experiencia en este tipo de entretenimiento audiovisual que se ha publicado en la revista científica ‘Frontiers in Human Neuroscience’, ha informado la UOC este martes en un comunicado.
El estudio duró un mes y se analizaron las habilidades cognitivas tres veces: antes de empezar un entrenamiento con videojuegos, al terminarlo y 15 días después, y el juego utilizado fue el Super Mario 64 de la consola Nintendo.
Uno de los coautores del estudio, Marc Palaus, ha explicado que aquellos que fueron jugadores de videojuegos antes de la adolescencia «mostraron un mayor rendimiento en tareas de memoria de trabajo», que implican el procesamiento de información para producir un resultado.
En cambio, aquellos que no tenían experiencia temprana eran más lentos y «no se beneficiaban de una mejora al procesar e inhibir estímulos irrelevantes».
Asimismo, quienes jugaron a videojuegos en la infancia tenían un rendimiento inicial mayor al procesar objetos en 3D, pero se igualaba después de que los dos grupos realizaran un «período de entrenamiento en videojuegos».
Según Palaus los videojuegos son «la receta perfecta para potenciar ciertas capacidades cognitivas sin darnos cuenta», pero ha admitido que estas mejoras influirán de forma limitada en actividades fuera de este tipo de entretenimiento.