Luis Medina, frialdad y calma tras el arranque del juicio por el que se enfrenta a 9 años de prisión

Redacción

Este martes se ha celebrado la primera de las siete sesiones del juicio por el ‘caso de las mascarillas’ por el que Luis Medina y su socio, Alberto Luceño, se sientan en el banquillo de los acusados por presuntamente estafar al Ayuntamiento de Madrid en la venta de material sanitario -mascarillas, guantes y test de escasa calidad- en el peor momento de la pandemia del Covid, en marco de 2020.

Según la Fiscalía Anticorrupción, que pide 9 años de cárcel para el hijo de Naty Abascal -además de una multa de 450.000 euros- y 15 para su socio, el marqués de Villalba habría obtenido un millón de euro en comisiones, con el que habría adquirido un yate, mientras Luceño se habría quedado con 5 millones, con los que se compró una casa, coches de alta gama y relojes de lujo.

Acusado de un delito continuado de estafa agravada y de otro delito de falsedad documental, Luis hacía su aparición en la Audiencia Provincial este martes en el arranque del juicio con actitud tranquila y firme, caminando con la cabeza alta y sin hacer declaraciones sobre cómo intentará demostrar su inocencia de las acusaciones.

Siempre estiloso a pesar de las circunstancias y de la elevada pena de prisión a la que se enfrenta, el hijo del desaparecido duque de Feria acaparó todas las miradas con un abrigo de paño bicolor en azul marino con una gran franja roja, corbata de lunares azul, el pelo engominado y maxi gafas de sol.

Una primera sesión del proceso en la que la Fiscalía se ha reafirmado en que Medina intentó -al igual que su socio- «enriquecerse exageradamente a costa de la citada situación de extrema necesidad y carencia de materiales sanitarios, vendiendo los productos por un precio muy superior al que les era ofrecido por los suministradores, y ello como consecuencia de la imposición de unas comisiones desorbitadas que mantuvieron ocultas en todo momento al comprador».

Y en la que Luis ha aportado un audio encontrado «al hacer limpia del móvil» para intentar probar que no ocultó la comisión que cobró con la venta de material sanitario al consistorio. En el mismo, que habría enviado a Elena Collado -la funcionaria que trabajó directamente con él y con Luceño al ser la responsable de coordinar las compras de mascarillas para el Ayuntamiento- le avisaría de que las mascarillas que venden tienen un coste de dos euros en fábrica, pero que se están vendiendo en los comercios a un precio de seis y ocho euros.

Un asunto sobre el que el aristócrata ha evitado comentar nada. «Lo siento, no tengo nada que decir» ha repetido una y otra vez tras la primera sesión del juicio -que continuará este miércoles-, intentando aparentar frialdad y tranquilidad a pesar de que se enfrenta a los días más decisivos de su vida. Esquivo, ha dejado en el aire si confía en la Justicia, si cree que podrá demostrar su inocencia de las acusaciones, y si tiene miedo a entrar en prisión. ¡El momento, a continuación!

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