Ámsterdam es la ciudad más sostenible del mundo, mientras que Madrid ocupa la posición 50 y Barcelona, la 54 en el ranking mundial, según el Índice de Ciudades Sostenibles 2024 elaborado por Arcadis, que continuando con la Península Ibérica, sitúa a Lisboa en el puesto 27.
El informe revela algunas disparidades entre las ciudades sostenibles líderes, como Ámsterdam, que ocupa el primer lugar; Rotterdam, que ostenta el segundo; Copenhague, en tercera posición; Frankfurt, en cuarta, y Múnich, que se sitúa en quinto lugar, y las rezagadas, en particular las potencias estadounidenses como Nueva York, Boston y Washington DC, en las posiciones 48,56 y 65, respectivamente.
Se trata de la sexta edición del Índice de Ciudades Sostenibles (SCI) de Arcadis, que clasifica cien ciudades mundiales en tres pilares de la sostenibilidad: planeta, personas y beneficios, y contempla 67 parámetros diferentes para poner de relieve la evolución de la comprensión de la sostenibilidad urbana.
Además, este año ha sumado el pilar ‘Progreso’, que mide el cambio a lo largo del tiempo para demostrar el impacto de las intervenciones en materia de sostenibilidad realizadas en la última década.
Entre los datos clave figuran la contaminación atmosférica, la gestión de residuos y la inversión en infraestructuras con bajas emisiones de carbono, así como factores como los resultados económicos, la equidad social y la resistencia a las catástrofes naturales.
EUROPA DOMINA LOS PRIMEROS PUESTOS
Las ciudades europeas dominan los primeros puestos del SCI. En particular, las cuatro ciudades alemanas incluidas en el índice (Fráncfort, Múnich, Hamburgo y Berlín) se sitúan entre las diez primeras, impulsadas por sus logros en materia de saneamiento del agua y gestión de residuos, así como por sus bajas emisiones de gases de efecto invernadero.
Los buenos resultados en el pilar ‘Planeta’ se asocian con el éxito general, como demuestra el hecho de que ocho de las diez mejores ciudades en el pilar ‘Planeta’ también se hayan situado entre las diez que encabezan el índice.
Este apartado se compone de indicadores como los sistemas energéticos sostenibles y el transporte de bajas emisiones, lo que sugiere que se trata de «poderosas herramientas para la sostenibilidad urbana, que deberían ser puntos clave para las ciudades que buscan un cambio significativo».
MADRID DESTACA POR SU PRODUCCIÓN DE ENERGÍA RENOVABLE
Madrid, con la posición 34 del pilar ‘Planeta’, se sitúa en la parte superior de este apartado gracias a su alta proporción de producción de energía renovable.
Esta posición se ve respaldada por los bajos niveles de emisiones de gases de efecto invernadero en la capital, lo que coloca a la ciudad en «una posición destacada para desarrollar e implementar tecnologías y procesos que aceleren la transición hacia la neutralidad climática».
Barcelona, con la posición 31, ocupa un lugar en el tercio superior de las ciudades en esta área y supera a Madrid convirtiéndose en la ciudad mejor clasificada de España. Según Arcadis, la ciudad tiene «una excelente proporción de modos de transporte sostenibles».
NORTEAMÉRICA DOMINA ‘BENEFICIO’
El índice de este año también destaca el hallazgo de que un alto rendimiento en la métrica de ‘Profit’ o ‘Beneficio’ no se produce necesariamente a expensas de la sostenibilidad medioambiental.
El informe subraya que una economía próspera debe apoyar la inversión en infraestructuras, fuentes de energía alternativas, iniciativas ecológicas y programas sociales.
Ámsterdam, la ciudad más sostenible de 2024, ocupa el primer puesto en el pilar de ‘Beneficios’, donde destaca en renta y nivel de vida, empleo e infraestructuras de transporte.
No obstante, a pesar del éxito de Ámsterdam, las ciudades norteamericanas dominan el pilar de ‘Beneficio’. San Francisco, Dallas, Chicago, Houston, Nueva York y Seattle figuran entre las diez primeras en cuanto a beneficios gracias a la facilidad para hacer negocios, el PIB per cápita y las tasas de empleo.
Sin embargo, aunque estas ciudades presumen de un gran éxito empresarial, sus bajas clasificaciones generales demuestran que los niveles salariales y de vida no siguen el ritmo del crecimiento económico, sostiene el informe.
Para ascender en la clasificación, las estrategias de desarrollo integrador serán fundamentales y el informe deja claro que las ciudades norteamericanas y europeas deben inspirarse mutuamente para seguir avanzando de forma sostenible en todos los pilares.
AVANCE EUROPEO EN ‘PROGRESO’
En lo que respecta al pilar ‘Progreso’, en la última década muchas ciudades europeas han seguido avanzando a pasos agigantados, a pesar de sus puntos de partida altamente sostenibles, para consolidar su posición en los primeros puestos del índice.
Lisboa, Ámsterdam, Rotterdam, Varsovia, Copenhague, Fráncfort, Múnich, Hamburgo o Berlín han mantenido su impulso para figurar en el tercio superior del pilar de progreso y en el tercio superior del índice en general.
Esto se debe, en el caso de Lisboa en particular, a un notable aumento en la educación de las mujeres y al incremento en la cantidad de médicos por cada 1.000 habitantes.
Mientras tanto, aunque aparecen en un lugar bajo de la clasificación general, el predominio de ciudades asiáticas como Yakarta, Wuhan y Shanghái en lo más alto del pilar ‘Progreso’ demuestra que, en ciudades con escasas infraestructuras o prácticas sostenibles previas, los primeros pasos pueden tener un enorme impacto a la hora de generar impulso para nuevos avances.
QUEDA MUCHO POR HACER PARA ALCANZAR LOS ODS
El director de Ciudades Globales de Arcadis, John Batten, ha afirmado que «las ciudades desempeñan un papel fundamental en el avance de la agenda de desarrollo sostenible».
Sin embargo, ha dicho, su evaluación de los avances muestra que «queda mucho por hacer para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de aquí a 2030».
«Con solo 2.000 días por delante el reto consiste en seguir superando los límites de la innovación. Ya sea, ampliando las iniciativas de energías renovables, integrando las consideraciones climáticas en la planificación de las infraestructuras, mejorando la movilidad mediante la gestión inteligente del tráfico o apoyando la rehabilitación de los edificios existentes mediante la planificación y la inversión, siempre hay aspectos en los que mejorar», ha considerado.
En su opinión, a medida que se acerca la fecha límite de 2030 «las ciudades deben basarse en sus éxitos, identificar áreas de progreso y fomentar la colaboración para abordar los retos con mayor urgencia y determinación».